Thony Lions, el etnofotógrafo de Panamá
Este panameño es uno de los 120 fotógrafos que participan en la muestra internacional Atlas of Humanity, que, a través de retratos y momentos cotidianos, exhibe los rostros de aquellas culturas ancestrales que están desapareciendo en el mundo.
Por Winnie T. Sitton
Fotos: Anthony Tapia
Anthony Tapia, también conocido como Thony Lions, es un fotógrafo panameño que lleva quince años documentando la riqueza cultural de los pueblos originarios que habitan en Panamá. Como producto de ese trabajo, su nombre ha ido creciendo poco a poco dentro y fuera de las fronteras del terri- torio panameño, hasta llegar a un escaño muy alto dentro de su línea documental; de hecho, este año fue seleccionado para participar en la octava edición del renombrado proyecto Atlas of Humanity, cuyo objetivo es generar un mapa de las pobla- ciones que habitan nuestro planeta, mediante una lectura cultural, antropológica y etnológica.
Esta iniciativa internacional fue concebida y desarrollada por el curador Martin Vegas para DeFactory, asociación sin fines de lucro que promueve el debate, el intercambio y la promoción de actividades artísticas y culturales. El Atlas of Humanity reúne el minucioso trabajo de 120 fotógrafos de todo el planeta, que documenta rostros y costumbres de culturas ancestrales que están desapareciendo en el mundo. El proyecto contempla también una exhibición internacional, que este año tuvo lugar en Milán, y una exhibición virtual que se puede ver en su página web.
Esta coyuntura sirvió de excusa para entrevistar y conocer un poco más de la vida y trayectoria de Anthony Tapia: el primer etnofotógrafo de Panamá que entra en el Atlas de la Humanidad.
¿Cómo te sientes por haber entrado a la importante exhbición fotográfica Atlas of Humanity?
Me llena de mucho orgullo representar a Panamá a escala internacional a través de este trabajo tan particular que hago con los pueblos originarios. Compartir con fotógrafos tan renombrados como los que están en Atlas of Humanity es un paso muy grande en mi carrera y claro que eso también me alegra.
¿Cómo iniciaste en la fotografía etnográfica?
Me dedico a la fotografía desde que era un niño y probé varios estilos en la búsqueda de mi identidad como artista. A los 25 años tomé la decisión de ser un fotógrafo profesional, con una cámara que me regalaron y aún conservo. Eso me motivó a estudiar más e investigar. Por otro lado, yo tengo raíces indígenas por parte de mi abuela y siempre me pregunté por qué en los libros de historia de Panamá figuraban los grupos indígenas con los nombres incorrectos y no como ellos se identificaban. Quise conocer más sobre su cultura y eso me llevó, poco a poco, a establecer contactos y relacionarme con personas de estas comunidades. Ese proceso me nutrió muchísimo y así decidí especializarme en este tipo de documentación para dar a conocer las costumbres de los siete pueblos indígenas que existen dentro del territorio panameño.
¿Cómo te preparas para encarar tu proceso creativo?
Al inicio tuve muchos tropiezos a la hora de acercarme a los sujetos de estudio, pero ya con el tiempo y la experiencia sé que lo más sencillo es siempre lo que funciona. Primero investigo antes de ir al trabajo de campo. Y cuando ya estoy en la comunidad com- parto primero con ellos su día a día para tener un mejor acercamiento antes de comenzar a fotografiar. En ese momento solo participo de su jornada para familiarizarme con sus costumbres, descubrir qué quiero tomar, dónde me tengo que parar para no in- terferir y cuándo es el mejor momento para hacerlo. Es el respeto y las ganas de entender una cultura lo que te ayuda a lograr un trabajo tan preciso. Y para eso primero hay que comprender y luego fotografiar.
Pero hay una realidad: precisas de tiempo y dinero. ¿Cómo lo logras?
No ha sido fácil, pero siempre encontré apoyo a través de colectas o donaciones de personas cercanas o interesadas en mi trabajo. Además, desde hace unos seis años hemos colaborado mutuamente con estos pueblos originarios. Así, ellos no me ven como una persona a la que solo le interesa lucrar de su cultura, sino como alguien que desea apoyarlos con sus necesidades. Muchos de los ingresos de estas comunidades vienen del turismo, así que los apoyo, por ejemplo, enseñándoles a hacer páginas web para que puedan darse a conocer. Así, comparto con ellos algo de lo que sé y ese conocimiento les deja un beneficio para el futuro.
¿Y ahora qué sigue en tu carrera?¿Qué planes tienes?
Junto a mi esposa, que es antropóloga, estamos trabajando en un libro que abarca las siete poblaciones originarias que habitan en Panamá. Es un proyecto ambicioso que nos ha tomado casi diez años, pero ya hemos desarrollado un 80% del trabajo. Aún falta conseguir dinero y tocar algunas puertas, pero estimamos que en unos cuatro años va a salir.
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