Looking For The Panama of Yestarday
Hay una parte de Ciudad de Panamá que avanza a velocidad de vértigo. Pero hay otra que pareciera detenida en el tiempo. Lo que unos entenderían como falta de progreso otros lo cuidan contra viento y diseños genéricos. Que haya barrios que mantengan su esencia arqui- tectónica, en su momento firmada por grandes diseñadores, demuestra que somos más que rascacielos.
Por Alexa Carolina Chacón
Fotos: Franco Assenza
Si el panameño tuviera un dólar por cada vez que escucha que su ciudad es el Dubái de las Américas le alcanzaría para por lo menos un viajecito a un destino Copa. Los rascacielos en Ciudad de Panamá son distintivos y, sin duda, junto a las industrias que crecen a su par, han puesto al país en el mapa de la vanguardia. Pero no somos solo edificios contemporáneos. Tras esos gigantes de cemento y vidrio hay vestigios de una Panamá que poco a poco se olvida.
Daniel González, de la cuenta de Instagram @modernpty, se rehúsa a que esto pase. A través de sus publicaciones, se ha dado a la tarea de poner una luz perseguidora sobre esas joyas arquitectónicas escondidas entre la selva de cemento panameña. Su cuenta es una bitácora de esos espacios que son rema- nentes de aquella Panamá del pasado, que sigue viva. En este artículo nos detenemos a “oler las flores” y recorrer con Daniel cuatro barrios de vital im- portancia para la historia de Ciudad de Panamá buscando sus encantos ocultos a simple vista.
5 de mayo y Santa Ana
Estoy segura de que muchos lectores conocen Casco Antiguo, pero no necesariamente Santa Ana, el barrio que está detrás. Auténtico, visceral, rebelde… En este recorrido Daniel hace la observación justa y poética de que hay que ver el alma de los edificios, no la desidia ni el aban- dono. El recorrido inicia por “El Nido de Águilas”, el imperdible Instituto Nacional, diseñado en 1911 por el arquitecto italiano Genaro Ruggieri, quien también es el autor del Teatro Nacional. Arquitectura neoclásica protagonizada por sus grandes salones, columnas jónicas y leones alados de bronce, que representan sabiduría, fuerza y libertad. Estos fueron traídos a Panamá por barco desde Nápoles y hacen que la entrada a la escuela sea nada menos que imponente.
Nos movemos hacia el sector de la avenida Central conocido como La Peatonal, el corazón de la Ciudad de Panamá. Aquí, junto a la bajada de Salsipuedes, se encuentra el romántico edificio La Pollera, diseñado por el arquitecto peruano Leonardo Villanueva Meyer en 1928. Con arquitectura art decó, fue uno de los primeros rascacielos de la ciudad. Su nombre está inspirado en sus balcones, que simulan las peinetas del traje nacional de Panamá. Villanueva Meyer trabajó de la mano del presidente Belisario Porras Barahona para la construcción de importantes edificios como Archivos Nacionales, Casa Museo del Banco Nacional, la restauración del Palacio de las Garzas y los edificios que hoy son la Alianza Francesa y el American Trade Hotel. Villanueva Meyer es considerado el primer arquitecto de Panamá, todas sus obras son monumento nacional.
Es imposible cubrir completamente la riqueza de este barrio en un solo artículo. Hay detalles hasta detrás de las fascias metálicas de los almacenes que hoy operan. Vívalo por usted mismo y no olvide mirar hacia arriba.
La Exposición
El barrio La Exposición fue el logro principal del gobierno del presidente Belisario Porras, quien, a cargo de una nación recién soberana, empezó a crear las instituciones del Estado que aún perduran. En 1913, organizó la Exposición Internacional para promocionar el país, aprovechando que pronto sería inaugurado el Canal. Así nació este barrio en 1916, con pabellones para diversos países; sin embargo, la Primera Guerra Mundial opacó el sueño de Porras ya que la exposición no se llevó a cabo. Algunas de las edificaciones construidas, sin embargo, aún siguen vigentes.
Archivos Nacionales, diseñado por Villanueva Meyer, fue el primer edificio en Latinoamérica destinado a salvaguardar documentos estatales de esta manera. Al llegar a avenida Perú este monumento neoclásico entre edificios actuales salta de inmediato a la vista. Por dentro lo han mantenido idéntico: sus arcos en los pasillos, muebles que tienen más de cien años y el busto de Porras en el centro del vestíbulo. Columnas majestuosas y detalles por donde se mire. Es magia pura poder ver estas formas en un país tropical con grandes toques de modernidad.
En las calles siguientes encontrará maravillas como la Casa Museo del Banco Nacional; la actual Procuraduría de la Nación, que en su momento fue la casa de Porras, diseñada por Villanueva Meyer, y la actual Embajada de España en Panamá, que estaba previsto como pabellón español en la citada Exposición.
La Cresta
Un refugio. Así describen a este barrio residencial “escondido” en el punto más alto del centro de la Ciudad de Panamá, que empezó a poblarse a finales de los años 30 con grandes caserones, para luego ser hogar de edificios en los años 50, cuando empezó el boom de la arquitectura moderna en el país. Basta subir sus empinadas escaleras desde la vía España para ver que cada calle sin salida guarda un jardín perfectamente cuidado frente a enormes casas con arquitectura bellavistina. Este estilo, que hace eco del corregimiento de Bella Vista, donde está ubicado La Cresta, se define como una mezcla de arquitectura española, californiana y panameña; por supuesto, todo tropicalizado. La casa 62 es el perfecto ejemplo. Ubicada en la cúspide de la colina, fue cons- truida en 1939 y en un principio fue la Embajada de Francia en Panamá.
Lo más excelso de La Cresta es el edificio Mariga, de arquitectura moderna, construido en 1956 por el arquitecto Calvin Stemple. La inspiración fue la famosa casa Fallingwater del arquitecto Frank Lloyd Wright, ubicada en Pensilvania. Stemple fue el único latinoamericano que trabajó con Lloyd Wright y la prueba sigue en pie, en La Cresta. El edificio sigue perteneciendo a la familia que ordenó su construcción. Tiene cuatro apartamentos perfectamente ventilados para el clima de Panamá, cada uno con una gran terraza que en algún momento, antes de las grandes torres que lo rodean, tuvo vista directa al mar.
El Cangrejo
Hace poco leí en un tuit que El Cangrejo, fundado en 1950, es el único barrio de Panamá donde se tiene todo lo necesario para una vida digna sin tener que tomar un auto. Parques, cafés, cervecerías de renombre, restaurantes, arte, conexión con el metro… Todo se alcanza caminando.
El edificio Esses, construido en 1963 y diseñado por Gustavo Schay y Richard Holzer en la calle 56 oeste, resalta a la vista. Estos arquitectos, junto a Leonardo Villanueva Meyer, dejaron su huella en tantos edificios de la ciudad que siguen en pie que podrían ser para el país lo que Haussmann fue para París. Los balcones redondeados del Esses responden al movimiento expresionista organicista, el cual se desarrolló a la par del movimiento moderno. En pocas palabras, el uso de formas más orgánicas como las curvas para construir. Con un apartamento por piso, se destaca su mosaiquillo dorado en la entrada y el ascensor original de la construcción. Una joya en toda la extensión de la palabra.
Bajando la misma calle a mano izquierda encontramos el edificio La Florida, construido en 1950 por el arquitecto José Calviño. Sus balcones son un maravilloso testimonio de que antes no había área social en los edificios; en el balcón se reunían los inquilinos con familia y amigos. Sus apartamentos son amplios y de techo alto, con ventilación cruzada, porque no había aire acondicionado. Lo hace especial su herrería, diseñada exclusivamente para el edificio, con un retiro de la calle, jardín y acera que permite admirar la estructura con perspectiva. En El Cangrejo hay muchas más atracciones arquitectónicas. Es un barrio, que como dijo el tuit, lo tiene todo.
Para la arquitecta Gina Gotti, quien ha crecido y estudiado en esta ciudad variopinta y ecléctica, y fue parte esencial de la investigación de este artículo, “todos estos edificios relatan historias, épocas y contextos, siendo el resultado de la vivencia y de la vocación de cada uno de ellos en sus barrios”. Espero que si camina por estos barrios en Ciudad de Panamá, sea local o turista, sienta lo mismo que nosotros: absoluta admiración.
MÁS ARQUITECTURA IMPERDIBLE:
La Cresta
La casa de la familia Eleta fue di- señada por Edward Durell Stone, el mismo arquitecto del Hotel el Panamá, el Radio City Music Hall y el MoMA en Nueva York.
5 de Mayo y Santa Ana
Edificio Las 5 Hermanas en calle Estudiante.
Edificio Heurtematte, donde hoy está la galería Diablo Rosso, y Distrito Moda Diseño.
Teatro Variedades.
En la avenida Central no deje de mirar hacia arriba y descubrir letreros como el de El Corte Inglés, escondido entre las fascias metálicas actuales.
La Exposición
Alrededor del parque Porras quedan los edificios que en su momento fueron el pabellón de arte, pabellón de gobierno y el pabellón de España, que es la actual Embajada de España en Panamá
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