Yellowstone La bella y la bestia
Por: Ximena de la Pava
Fotos: Javier Pinzón
Al final de la cuenca del Midway Geyser, en el Parque Nacional Yellowstone, un camino serpentea bajo el bosque de pinos hacia lo alto de una colina. Desde allí se divisa todo el conjunto: un planeta que burbujea y truena, como una obra en plena construcción; hoyas de barro ardiente, cinceles de agua que tallan la roca caliza, piscinas humeantes de agua cristalina y en el centro, como la joya de la corona, la Gran Fuente Prismática, con sus noventa metros de diámetro rematados por brochazos de color anaranjado que trazaron millones de bacterias, como si de un ejército de artistas se tratara.
La escena no puede ser más bella, pero también más peligrosa. El suave humo que emana de las piscinas y pone una nota mágica a nuestro atardecer en Yellowstone es apenas un indicio del infierno que hierve bajo nuestros pies. Las continuas explosiones de los casi 250 géiseres y las 10.000 fuentes calientes (el 62% de todas las que existen en la Tierra) delatan uno de los pocos súper-volcanes del planeta ubicados bajo un continente que, además, está conectado por un sistema de intrincados canales subterráneos con un “punto caliente”: la bola de fuego que arde en el corazón del planeta.
Apacible y quieto, así luce el lago Yellowstone. Situado a 2.357 metros de altitud y con 354 kilómetros cuadrados de superficie, es el mayor lago de montaña de Norteamérica. Pero mientras se contempla la quietud de sus aguas es inevitable imaginar lo que sucede abajo. El lago se formó sobre la caldera que dejó el volcán en su última gran explosión, hace 640.000 años. En aquella ocasión, arrojó mil kilómetros cúbicos de material sobre todo el oeste de Estados Unidos, llegó a la costa del Pacífico y tocó México. Los gases y cenizas crearon un manto en la atmósfera que impactó el clima del planeta y ocasionó una extinción masiva. Luego, entró en un largo sueño perturbado solo por su agitada respiración: el volcán crepita, burbujea o resopla; sin embargo, los científicos han establecido que su sueño dura de 600.000 a 900.000 años, y ya estamos en medio de ese intervalo.
Los colores vivos que bordean las fuentes de agua, los rojos y amarillos que adornan los suaves arroyos que bajan hacia los ríos de Yellowstone y los inmensos rayos que adornan la Fuente Prismática son el resultado de la ardua labor de las termófilas, bacterias pigmentadas resistentes al calor, que crecen alrededor de los bordes de las aguas ricas en minerales. Tal como un artista combina los colores en la paleta, aquí los tonos varían dependiendo de una delicada mezcla de clorofila, carotenoides y temperatura. Por eso, en el verano, los bordes tienden a ser de color naranja y rojo, mientras que en el invierno los tapetes suelen ser verde oscuros.
La gran actividad geotérmica del parque se debe a tres condiciones: la hoya de fuego líquido que hierve a una profundidad de cinco a trece kilómetros; el agua fría, que cae en forma de lluvia o de nieve, y el sistema de fracturas que se han ido creando en la roca con los años. Cuando el agua fría penetra al fondo y entra en contacto con la zona caliente se va calentando paulatinamente, hasta que explota. El Upper Geyser contiene la más grande concentración de géiseres del mundo. Algunos saltan cada diez minutos, otros saltan hasta ocho metros al menos una vez cada hora; otros lanzan su proyectil de agua hasta por encima de los sesenta metros. El Grand Geyser es el más alto de todos, pues puede alcanzar hasta sesenta metros y durar hasta doce minutos. Y entre los famosos, el Castle conforma, junto con la antiquísima plataforma sobre la cual se alza, una de las más grandes formaciones de toba calcárea del mundo.
La mayor concentración de géiseres, piscinas calientes y actividad geotérmica se encuentra en la zona conocida como Old Faithful. Pero allí el protagonista es el Viejo Fiel, que expulsa de 3.700 a 8.400 galones de agua cada 88 minutos (en promedio), hasta una altura de 55 metros. No es el más grande ni el más regular de todos los géiseres, pero es el que erupta con mayor frecuencia. Lo bautizaron los miembros de la expedición Washburn en 1870 y hoy sigue siendo tan fiel y atractivo. Está a pocos metros del legendario Old Faithful Inn, una de las construcciones de madera más grandes del mundo, que funciona desde 1902 y es considerado Monumento Histórico Nacional. Se recomienda consultar allí las predicciones de los cinco géiseres regulares del parque: Old Faithful, Castle, Grand, Daisy y Riverside, además del Great Fountain, que está en otra cuenca. Luego, subir a la terraza, pedir una bebida y esperar a que el Viejo Fiel haga su espectáculo y, por último, caminar por el sendero del Upper Geyser, que incluye la bellísima cuenca Biscuit.
Las características geotérmicas del parque se manifiestan de diferentes formas. Cuando los canales subterráneos no están restringidos, el agua se riega en una enorme piscina, creando las populares Hot Springs. El agua nueva que viene de la lluvia baja y la caliente sube escapando mediante la evaporación. Las hay fascinantes por su transparencia y color. Nombres como La Bella, Morning Glory, Esmeralda y Zafiro evidencian su belleza. Cuando el fenómeno no alcanza a resguardar mucha agua pero la lluvia o la nieve entran en contacto con la fuente de calor, ésta se convierte en un chorro de vapor que forma las fumarolas. Y las charcas de barro son obra de millones de microorganismos que convierten la roca en barro mientras los gases del interior de la Tierra intentan escapar y forman gruesas burbujas.
¿Y qué decir ante tanta belleza natural? En Mammoth Hot Springs el artista es el agua y talla la piedra caliza frente a los ojos del espectador. Dicho factor, junto con el sistema natural de tuberías que conectan el calor interior con el frío exterior y las bacterias productoras de color, ayuda a conformar este conjunto de terrazas único en el planeta, cuyo aspecto puede variar en la escala de tiempo humana, algo casi imposible entre los fenómenos geológicos. Quienes tuvieron la fortuna de bautizarlas no escatimaron en adjetivos: la Palette Spring, donde el café, el verde y el naranja se alternan en su espectacular caída; y Minerva, una de las más llamativas por su tamaño, colores y bellas formaciones en piedra travertino. Opal, Cleopatra, Júpiter, Canario, ángel… son tantas y tan variables que incluso han ocasionado que sus nombres se confundan.
Pero Yellowstone no es solo piscinas naturales de agua cual cristal líquido servido en bellas copas de piedra caliza blanquísima, o los brochazos de color trazados delicadamente por las bacterias en torno a cada una de estas termas ni el espectáculo natural de géiseres explotando a diestra y siniestra. Exceptuando Alaska, Yellowstone es la mayor extensión virgen de Estados Unidos y, a partir de la reintroducción del lobo, en 1990, la única zona que conserva todas las especies que vivían en la región antes de la llegada de los europeos a América.
En sus 8.900 kilómetros cuadrados de superficie habitan más de sesenta mamíferos de tamaño considerable, pero ocho conforman el plato fuerte que todo turista quiere ver. De aquellos, los osos grizzly y negro y el bighorn no nos dieron la fortuna; en cambio, tuvimos la suerte de observar bisontes, de los cuales hay 4.000 en el parque, luego de que a principios de siglo pasado quedaban apenas unos cincuenta. También hay cerca de 30.000 alces, y una población considerable de moose, antílopes y lobos. Según las estadísticas, en los últimos tres años han nacido 150 oseznos de las cincuenta hembras adultas de oso pardo que habitan la zona. Todo gracias a la declaratoria del Parque Nacional, que ocurrió en 1872, haciendo de este el primer parque natural del mundo.
En Yellowstone abunda también el agua corriente y sus ríos son protagonistas del paisaje. Desde el Punto del Artista pueden observarse los 32 kilómetros del Gran Cañón del río Yellowstone y, a lo lejos, las Lower Falls, con sus 93 metros de caída. Por cientos de años el ser humano se ha detenido aquí a contemplar. Se calcula que el largo proceso de tallado del agua en la roca de riolita inició hace 14.000 años y hoy ha alcanzado trescientos metros de profundidad. Aquí es menester bajar por el camino del Tío Tom, sendero que incluye más de trescientos escalones y desciende unos 150 metros hacia las entrañas del cañón. Es la única manera posible de ver, oír y sentir el poder del agua cayendo. Un equipo de científicos, que ha dedicado su vida a explorar las tierras intocadas de Yellowstone en busca de cascadas, ha encontrado más de trescientas; cuarenta de las cuales son famosas; además de las Lower, están las Upper Falls, con 33 metros de caída.
Y como todo en el parque, aquí hasta los bosques son sinónimo de vida y destrucción. Los bosques de coníferas que caracterizan a Yellowstone son la fuente de vida para la gran variedad de animales que habitan el parque, pero también significan su muerte. Para que estos bosques vivan, deben arder en terroríficos incendios que son iniciados por los rayos en enfurecidas tormentas eléctricas. El fuego consume miles de kilómetros de bosques cada año y la goma de los pinos explota como bombas. Hasta hace unos años, los bomberos luchaban por apagar el fuego, pero en 1988 fue tan devastador que el servicio nacional decidió que la naturaleza hiciera su trabajo. Hoy el fuego es reconocido como parte del ciclo vital del bosque, pues quema la madera muerta, devuelve al suelo los nutrientes y origina la renovación de la tierra. Así, Yellowstone no solo es fuego por dentro, también lo es afuera, y lo es cada tarde de verano cuando el sol incendia el horizonte reflejándose implacable sobre todos los contornos de este lugar único e irrepetible del planeta.
Cómo llegar
La mayor parte del parque está ubicada en el estado de Wyoming, pero tiene también áreas en los estados de Idaho y Montana.
Desde Norte, Centro, Suramérica y el Caribe, Copa Airlines lo lleva a través de su Hub de las Américas a Las Vegas (Nevada) o Los ángeles (California). Por vía terrestre, Las Vegas está a 1.273 kilómetros de Yellowstone y Los ángeles a 1.610 kilómetros.
También desde Panamá, mediante el sistema de alianzas de Copa Airlines, es posible llegar, vía Denver, hasta el Bozeman Yellowstone International Airport, a unas dos horas del centro del parque. Algunos hoteles dentro del parque tienen servicio aeropuerto-hotel-aeropuerto; sin embargo, para poder movilizarse dentro del parque se recomienda tener auto de alquiler, pues las distancias son muy grandes.
Dónde dormir
El parque cuenta con nueve hoteles distribuidos en los diferentes puntos de interés. El de mayor pedido es el Old Faithful Inn. Tiene cabinas con baño compartido desde 100 dólares y suites por 539, pasando por toda una variedad de opciones y precios.
El área del Upper Geyser, que nace en las puertas de este hotel, ofrece la mayor concentración de géiseres del mundo. Si solo tiene dos o tres días para visitar el parque, elija esta zona para hospedarse.
En esta área hay otros hoteles con hospedajes desde 120 dólares.
También hay hoteles en el área del Mammoth Hot Springs (construcciones históricas con precios de 80 a 500 dólares) y en el área del Gran Cañón de Yellowstone.
Hay cinco zonas de camping en el parque. No todas ofrecen ducha o lavandería, pero algunas están muy cerca de los puntos más interesantes. Todas son cómodas, seguras y ofrecen zonas de picnic, asadores y caja de seguridad para guardar los alimentos a salvo de los osos. La página web del parque ofrece toda la información necesaria para elegir cuidadosamente.
La tarifa por camping varía de 20 a 45 dólares, dependiendo de la zona elegida y los servicios ofrecidos.
Otros datos
Algunas zonas del parque están abiertas en invierno. Al final de la primavera y principios del verano puede haber mucho mosquito. Julio es el mes ideal para una primera aproximación al parque.
Las reservas deben hacerse con meses de anticipación.
El parque tiene gasolineras, restaurantes formales e informales, supermercados, zonas de lavandería, duchas y zonas de picnic.
Los sitios de interés están ubicados a lo largo de un gran sendero en forma de 8. Es importante programar cada día para no perder tiempo pasando por los mismos sitios, ya que las distancias son muy grandes. Al programar, elija el restaurante o zona de picnic que utilizará durante el día y ponga en el carro los elementos necesarios.
En verano puede hacer mucho frío en la noche y mucho calor de día. No olvide nunca usar bloqueador solar, sombrero de ala, gafas oscuras, ropa fresca, zapatos cómodos y poncho para la lluvia. Tenga siempre a la mano suficiente agua y prepárese para caminar.
Cuando vaya por un sendero muy solitario, los expertos recomiendan hacer ruido y aplaudir de vez en cuando. La mayoría de los ataques de oso ocurren cuando el animal es tomado por sorpresa y se asusta. Si usted hace ruido al caminar, el oso se limitará a observarlo.
Las horas ideales para observar animales es al amanecer o al atardecer. Como en ninguna otra parte, aquí un trancón es una buena noticia: aliste su cámara, ya que algún animal o manada puede haberse tomado la vía un poco más adelante. Tenga paciencia y siga las normas de seguridad.