fbpx
PersonajesPedro Aznar: Cuerpo y alma

Pedro Aznar: Cuerpo y alma

Por:  Jacobo Celnik
Fotos: Oliveira Producciones

Quienes amamos la música no estamos preparados para recibir malas noticias; siempre soñamos que nuestros ídolos son inmortales, que siempre estarán para alegrarnos la vida. Pero ni el más pesimista se hubiese imaginado que dos golpes en tan poco tiempo alterarían nuestras pasiones por el rock latinoamericano. En febrero de 2012 Luis Alberto Spinetta perdió la batalla contra el cáncer y el pasado 4 de septiembre se desvaneció la esperanza de una posible recuperación de Gustavo Cerati. El líder de Soda Stereo falleció por cuenta de un paro respiratorio, tras permanecer cuatro años en coma. “Gustavo querido: te abrazo en luz y agradezco a la vida haberte tenido con nosotros. Tu música y tu presencia son alegría que trasciende el tiempo. Que tu alma descanse y siga vibrando en lo más alto. Todo mi cariño, respeto y admiración, por siempre”, son las palabras de Pedro Aznar, gran sobreviviente de la generación dorada del rock argentino junto con Andrés Calamaro, Fito Páez y Charly García.

Cuando murió Luis Alberto Spinetta, hace dos años, nadie estaba preparado, y mucho menos Aznar; pero cuando recibió una invitación para homenajear a su amigo, no lo dudó. El gobierno de la ciudad decidió hacer un concierto en memoria del líder de Almendra y Pescado Rabioso, y el elegido fue el célebre bajista, uno de los músicos que mejor conoce la obra del “Flaco”. Aznar, sobrio y soberbio, abrió el recital con “Tema de Pototo”, de Almendra; siguió con “Puentes amarillos”, de Pescado Rabioso, y otros 24 temas memorables que recorrieron cuarenta años de carrera. Cincuenta mil personas lloraron de felicidad ese día. “Versionar a un artista es una tarea ardua y compleja. Fueron varias semanas de trabajo, estudio y ensayo, ya que la música de Luis tiene una complejidad considerable. Fue un momento muy complicado desde lo emocional; sabíamos de la enfermedad que enfrentaba Luis, pero guardábamos la esperanza de una recuperación. Cuando me enteré de la triste noticia, sabía que debía hacer algo para honrar su memoria. él no solo fue un artista fundamental de la música argentina, también fue un gran amigo”, recuerda Aznar desde su estudio en Buenos Aires, justo antes de emprender un nuevo viaje por el interior del país para promocionar su disco Mil noches y un instante.

Recordar a Luis Alberto Spinetta es conectar con las raíces de Aznar. A ambos los une su amor por The Beatles, el tango y una gran admiración por el folclor nacional. Cuando Spinetta formó la banda Almendra, en 1969, Aznar tenía diez años. Para un muchacho con gusto y pasión por la música, que un “paisano” suyo creara música similar a la de sus héroes de Liverpool no podía pasar inadvertido. Desde aquel momento hubo una fuerte conexión que los mantuvo cercanos hasta el día en que la vida les permitió trabajar juntos en el álbum Madre en años luz (1985), de Spinetta-Jade, una banda de jazz rock que formó Luis Alberto a finales de los 70. “El ‘Flaco’ Spinetta le cambió la cara al rock latinoamericano. Le abrió la puerta a una poesía más surrealista, más onírica, más producto del inconsciente, y en cuanto a la música, dobló la apuesta de la sofisticación que podía tener una canción popular. Sentó un nuevo precedente y fue un honor muy grande trabajar junto a él”, comenta Pedro.

La pasión por la música en la vida de Aznar empezó el día en que escuchó el disco Revolver, de The Beatles. Tenía siete años y era un privilegiado que en su casa del barrio Liniers se apreciara la música más que cualquier otro arte. Su padre fue fundamental en ese proceso, pues casi que lo obligó a tomar clases de guitarra. A pesar de lo aburrida que se podía tornar una sesión intensa de solfeo, a él le motivaba pasar horas interpretando una y otra vez los acordes de “Taxman”. En 1982 la vida lo conectó nuevamente con los cuatro de Liverpool, pues decidió incluir en su disco debut en solitario una maravillosa versión de “Because”, tema de Lennon incluido en Abbey Road. “Era hambre para el alma oír a The Beatles. Cuando salió el disco blanco recuerdo perfectamente la sensación que tuve al descubrir ‘Blackbird’: ese día entendí la importancia de la melodía a la hora de crear canciones. El reto con The Beatles es siempre ser fiel y justo con las versiones. Fiel, en cuanto a darse cuenta cuando no hace falta cambiar absolutamente nada en una canción; y justo, cuando uno hace un aporte de reinterpretación: tener la objetividad para reconocer si funciona o no”. Gracias a la profesora Elba Vignaldo, Aznar no solo se sintió motivado a formarse, estudiar y practicar, sino que ella fue la gran responsable de abrirle un mundo de posibilidades frente a la música, de enderezar y encauzar su talento.

Dictadura, sonidos underground y los Beatles argentinos

A mediados de los años 70, con una formación adecuada para lanzarse a vivir de la música, Aznar encontró la puerta que lo conectó con ese mundo de posibilidades. Primero fue tocando en bandas underground en los circuitos de bares de la ciudad de Buenos Aires, donde se presentaban bandas de jazz rock y sonidos experimentales que con su música huían de la mira de la dictadura. Madre Atómica y Alter Ego fueron sus primeras bandas, donde se fogueó con músicos de altísima categoría. Su talento no pasaba inadvertido y estaba en el sonajero de músicos emergentes necesitados de buenos talentos para hacer sostenibles algunos proyectos. En ese proceso tuvo la fortuna de tocar junto al guitarrista Lito Epumer, uno de los grandes del jazz argentino. Gracias a las buenas conexiones que allí obtuvo logró incorporarse en la banda Alas, en 1978, trío de rock progresivo junto al que participó en el disco Pinta tu aldea.

Ese mismo año, el nombre de Pedro Aznar caló fuertemente en Charly García. El Mozart del rock argentino acababa de disolver La Máquina de Hacer Pájaros, banda posterior a Sui Géneris, y planeaba formar un proyecto sólido y virtuoso que le permitiera experimentar con buenos músicos, abrir un poco más la frontera de su música hacia otros estilos y volver a las raíces de The Beatles. A finales del 78 reclutó a Aznar, David Lebón y Oscar Moro para conformar Serú Girán, una de las bandas argentinas más importantes de todos los tiempos y responsable de dejar en nuestra memoria grandes canciones como “Eiti Leda”, “Peperina”, “Seminare” y “Viernes 3 a.m.”, entre otras. No solo fueron un gran grupo, sino que los consideraron los Beatles argentinos. “Los años de Serú Girán fueron muy transformadores para los cuatro. Todos aprendimos mucho y nos desafiamos a dar lo mejor de cada uno. Es fascinante trabajar con Charly García, porque somos muy complementarios en nuestro modo de trabajar, nos potenciamos mucho el uno al otro. Componer con él no es complicado, en tanto él no esté en un momento difícil. Si volviéramos a juntarnos como Serú Girán, tendríamos un muy buen desafío como músicos y como creadores, para reflejar y comentar este momento de nuestro continente y el mundo como lo hicimos treinta años atrás”.

En 1982 Aznar dejó a Serú. En el horizonte aparecieron nuevos proyectos a los cuales apostar, entre ellos estudiar en Berklee y tocar para la banda del músico norteamericano Pat Metheny, con quien cosechó varios premios Grammy. En 1986 regresó a Argentina para consolidar su carrera en solitario con el disco Contemplación. Atrás quedaron los éxitos, el reconocimiento y la fama. Era el momento para que Aznar encontrara su propia voz, esa misma que Astor Piazzolla tardó veinte años en descubrir. También pudo compartir sus conocimientos con artistas más jóvenes que estaban dejando huella en el rock nacional. En 1990 trabajó en la producción musical del disco Canción Animal, de Soda Stereo, y compuso junto a Charly García y Gustavo Cerati la canción “No te mueras en mi casa”, incluida en Filosofía barata y zapatos de goma, de Charly.

En ese nuevo período, Aznar no fue ajeno a manifestar cierta inconformidad por los acontecimientos sociales y políticos de su país. En varios de sus primeros trabajos en solitario dedicó algunas canciones a temas que siempre le afligieron. “Mis canciones reflejan los temas que más me preocupan. En estos últimos años estuve dedicándome más a preguntarme por realidades interiores que por problemáticas sociales, en general, y eso tiene que ver con mi momento personal; pero no significa que no vaya a volver a ocuparme de temas políticos. Es lo que hago, lo que me expresa y comunica lo más hondo de mí. No solo se da en el terreno de la composición, sino también en la escritura, la poesía, la fotografía… Todo lo que digo nace de la misma fuerza creativa. Es algo que no solo expresa el entusiasmo, sino que, a la vez, lo genera”.

A principios de este año, Aznar lanzó su más reciente trabajo: Mil noches y un instante; tal vez el más sincero y personal que haya lanzado en más de 25 años de carrera en solitario. Un disco en el cual hizo las veces de hombre orquesta, homenajeó a The Beatles y se dio el lujo de invitar a dos grandes del folclor argentino como Abel Pintos y Teresa Parodi. “Contar con Teresa en este disco es un gran honor. Hace un tiempo ella me comentó que tenía una letra que le rondaba la cabeza y quería pasármela para que yo la musicalice. La propuesta me encantó, y así fue que empezamos a componer juntos. Me gusta mucho trabajar con otros autores, es muy enriquecedor y uno siempre aprende cosas nuevas”.

Con la inesperada muerte de Spinetta, hace dos años, y la de Gustavo Cerati, el mes pasado, Pedro Aznar tiene el camino abierto para tomar el liderazgo de los músicos populares de Argentina. Sin embargo, prefiere vivir el día a día con calma sin generarse retos que no le han pedido. “No tengo cuentas pendientes con la música, ya que estoy inmensamente feliz con lo que pasa hoy en mi carrera. Voy dejando fluir la creatividad y dejándome sorprender por lo que el tiempo trae. Siento que eso es más enriquecedor que ponerme metas a cumplir o podios por suplir”. Por el momento tiene un nuevo disco en el horizonte y un posible homenaje a Cerati junto a varios grandes del rock argentino como Fito, Calamaro, Babasónicos y Charly. Estos son los retos inmediatos para Aznar, el gran líder de la generación de oro del rock argentino.

aa