No permita que el poder lo corrompa
Por: Julie Battilana y Tiziana Casciaro*
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Todos somos susceptibles a los efectos embriagadores del poder. A pesar de que este es esencial para liderar el cambio, el poder hace que la gente pueda quedar presa en dos trampas engañosas: la arrogancia y el egocentrismo, que erosionan tanto la efectividad individual como la del equipo. Durante dos décadas, hemos estudiado y dictado clases sobre el poder, y hemos entrevistado a más de cien personas en cinco continentes para averiguar cómo han obtenido y ejercido el poder. En este artículo, ofrecemos estrategias para reconocer las trampas del poder y evitar caer en ellas.
Los peligros de la arrogancia y el egocentrismo
Los peligros de la arrogancia —es decir, del orgullo excesivo y de la autoconfianza desbordada que pueden ser inherentes al poder— están muy bien documentados. Las investigaciones demuestran que los altos ejecutivos que han experimentado el éxito y han sido elogiados por lograrlo se vuelvan tan exageradamente confiados en sí mismos que llegan a pagar primas demasiado altas por adquisiciones, en especial cuando no hay vigilancia de la junta directiva. La arrogancia del CEO y los pagos elevados por las adquisiciones causan pérdidas para los accionistas. Si el poder se le sube a la cabeza, todo el mundo resulta perdiendo.
Las investigaciones también demuestran que la habilidad para diseñar redes de trabajo es una fuente de poder, pero, paradójicamente, a medida que las personas se tornan más poderosas se muestran menos dispuestas a aprovechar los beneficios de construir y detectar con acierto las redes subyacentes. Y esto se debe a que el poder induce al egocentrismo. La gente en los cargos más elevados tiende a prestarles menos atención a sus subordinados y no se molesta en hacer un seguimiento a sus redes de trabajo o de apoyo.
El hecho de no “ver” a la gente que lidera menoscaba la eficiencia en todo su entorno. Usted no puede liderar a colegas que no entiende —y las personas no están motivadas o no están en capacidad de contribuir con su mejor esfuerzo si perciben que está desconectado de ellos y que no les interesa—. Usted podría seguir adelante con su arrogancia por un corto tiempo, porque, más temprano que tarde, el desempeño de su gente se verá perjudicado y, por tanto, su capacidad de liderazgo quedará en entredicho.
Para ejercer el poder de manera efectiva, al tiempo que evita sus trampas, los líderes deben cultivar la humildad —un antídoto contra la arrogancia— y la empatía —la cura del egocentrismo—. Estas cualidades aumentan el radio de apertura para el aprendizaje y el altruismo: dos poderosas claves para usar el poder con un propósito efectivo que trascienda el simple interés por uno mismo.
Cultivando la humildad
La humildad —es decir, estar libre de orgullo y arrogancia— exige tener una percepción acertada de las habilidades, los logros y las limitaciones que uno mismo tiene. Algunos pasos que pueden ayudarle a inculcar la humildad en usted mismo y en su equipo son:
Que el “yo no sé” sea algo aceptable, e incluso deseable
Anne Mulcahy, presidenta ejecutiva de Xerox entre 2001 y 2009, era conocida entre sus colegas con el motete de “la maestra del yo no sé”. “En realidad, los demás llegan a confiar en usted cuando admite que no sabe algo”, dice Mulcahy. Su enfoque de humildad creó un espacio para que otros ofrecieran su experticia y se comprometieran en darle un giro de 180 grados a una compañía que estaba en problemas. Las investigaciones confirman que cuando un líder expresa humildad, la calidad de las contribuciones hechas por los miembros de su equipo mejoran de forma considerable; de igual manera la satisfacción laboral, retención de mano de obra, compromiso y apertura al aprendizaje se elevan bastante.
Establezca medios para obtener información honesta
Recuerde que ni el más sabio de los líderes tiene todas las respuestas. Los estudios han demostrado que permitir a los miembros de un equipo turnarse para hablar es uno de los mejores pronósticos del buen desempeño de un equipo. Los líderes pueden estimular una amplia participación cuando establecen canales formales para recibir aportes honestos. Muchas compañías hacen esto, a través de foros donde priman participaciones como “todos alcen la mano”, “micrófono abierto” y “pregúntenme cualquier cosa”, comenzando con el equipo de liderazgo más alto en la pirámide empresarial para luego seguir descendiendo en orden de jerarquía.
Genere recordatorios visibles que indiquen que el éxito es fugaz
Los historiadores han escrito que detrás de cada general romano que entraba victorioso en su carruaje a las calles de Roma había un esclavo que le susurraba al oído: “Hominem te memento” (“recuerde que usted es [solo] un hombre”). Nada amortigua más las ilusiones de la inefabilidad que un “momento more”; es decir, un recordatorio de la fragilidad de nuestra vida.
Mida y recompense la humildad
Si quiere aumentar su humildad, usted debe medirla. Como sea, no puede evaluarla de manera confiable por su cuenta, teniéndose a sí mismo como referencia. Una persona con demasiada autoconfianza fácilmente proclama “yo soy la persona más humilde que jamás hayas conocido”; pero alguien que en realidad es humilde quizá diga: “Trato de mantenerme humilde, pero con frecuencia fallo”. Pídales a sus colegas una valoración honesta para que pueda tener un cuadro completo de qué tan humilde es usted en verdad.
Cultivando la empatía
Los nuevos líderes tienden a ser egocéntricos. Con frecuencia sienten que tienen mucho qué mostrar y, por tanto, la atención se centra en ellos mismos. A menos que su desarrollo esté estancado, poco a poco se ven a sí mismos como interdependientes con entidades más grandes: la compañía, la comunidad, el país y, en última instancia, con la humanidad y el planeta. Esta sensación de interdependencia les permite desarrollar empatía; es decir, la habilidad de entender a los demás y compartir sus sentimientos.
Las siguientes acciones pueden servirles a usted y su equipo para alentar la empatía:
Sumérjase en los trabajos de otras personas
Cuanto más integrado esté usted en la realidad de otra persona, más empatía sentirá. Experimentar de primera mano la realidad del otro genera empatía por los colegas y apreciar cómo se entrelazan las diversas partes del negocio crea las condiciones necesarias para reducir los silos y fortalecer la colaboración.
Válgase de historias para apersonarse de las cosas
Desde luego, no siempre es posible que uno mismo pueda hacer una inmersión total en el trabajo de otra persona; sin embargo, escuchar las historias de otros es una alternativa poderosa que también fortalece la empatía. Al crear espacios para que estas historias sean contadas, las organizaciones pueden ayudarle a su gente a trascender sus propias perspectivas.
Integre la interdependencia a los sistemas de la organización
Las compañías también pueden combatir el egocentrismo, al instaurar una conciencia de interdependencia entre sus sistemas. Microsoft ha eliminado ciertas calificaciones de sus procesos de evaluación de desempeño para reenfocarlas en la colaboración. Los gerentes primero les preguntan a sus empleados: “¿De qué manera contribuyó usted al éxito de sus compañeros de trabajo?”. Durante el proceso de revisión de desempeño, también estimulan la reflexión con esta pregunta: “¿Qué pudo haber hecho usted de una manera diferente?”. Este enfoque saca a la luz la realidad de que los empleados no trabajan en un vacío, sino que se necesitan unos a otros y sus acciones tienen consecuencias en sus colegas.
Sálgase de su compañía e inmiscúyase en el mundo real
Para apreciar su influencia sobre los demás y desarrollar empatía por ellos, usted debe ir más allá de los confines de su compañía e ingresar a las comunidades cuyas experiencias de vida son profundamente distintas a las suyas. Este compromiso personal es indispensable para salir del ensimismamiento y poner en perspectiva tanto sus objetivos personales como los de la empresa. No importa qué tan elevado sea su estatus o su estatura empresarial, comprometerse con la comunidad que lo rodea le ayudará a combatir el egocentrismo.
Una relación balanceada con el poder muy rara vez se desarrolla de la noche a la mañana; después de todo, no solo nuestros pensamientos sino también nuestras emociones están en juego. Incluso cuando ejercitamos el poder con propósitos nobles, seguimos siendo vulnerables a sus efectos corrosivos; no obstante, al cultivar humildad y empatía e implementándolas en las estructuras de la organización, de tal manera que asegure el verdadero poder compartido y una alta confiablidad, podemos evitar las trampas gemelas de la arrogancia y el egocentrismo. Los líderes que hacen esto disparan su efectividad y facilitan desempeños excepcionales en sus equipos.
*Julie Battilana es profesora de la cátedra Joseph C. Wilson de la Facultad de Administración de Empresas de Harvard y de la cátedra Alan L. Gleitsman sobre innovación social en Harvard Kennedy School, donde es la fundadora y presidenta de la Junta de Innovación Social e Iniciativas de Cambio. Tiziana Casciaro es profesora de comportamiento organizacional y gerencia de recursos humanos y es presidenta del centro de pensamiento Marcel Desautels sobre pensamiento integral en la Facultad de Administración de Empresas Rotman de la Universidad de Toronto. Las dos profesoras son las autoras del libro “Poder para todos: cómo realmente funciona y por qué es asunto de todos”.