Azuero y Portobelo: dos caras de un mismo pueblo
Panamá es lugar de convivencia para gentes de todo el globo. Panorama de las Américas le propone visitar Portobelo y Azuero, dos de las zonas de mayor tradición cultural en el país, comparando diferencias y similitudes, una experiencia que pocos países ofrecen.
Por Juan Abelardo Carles R.
Fotos: David Mesa
Volverse un diablo
En Portobelo, antes de Cuaresma
Enrique Arias (+507 6663 2611) / Dámaso Arrocha (+507 6446 6065).
En Azuero, Corpus Christi
En la península de Azuero, los diablos salen durante el Corpus Christi y, aunque la fiesta tiene lugar en La Villa de Los Santos, es en Chitré donde José del Carmen González, artesano de máscaras, le da la oportunidad al turista de hacerse la propia. También hace máscaras de otros personajes, como mojigangas y parrampanes, en el portal de su casa, detrás de la iglesia del barrio Llano Bonito.
José del Carmen González, WhatsApp +507 996 2314 o +507 6524 7702.
Bailando a lo largo de la historia
El camino de la libertad
Mama Ari conoce el legado de los portobeleños y Ari dirige un grupo de baile congo enfocado en transmitir dicha tradición de resistencia e identidad a los niños. “El baile del congo nos cambia, incluso antes de comenzar, cuando nos estamos vistiendo, pues sentimos a los antepasados acercarse”.
Grupo Congo Mama Ari en Instagram o WhatsApp +507 6693 5690
El mal se rinde ante el bien
En Corpus Christi cada junio, no hay pueblo en Panamá que exprese mejor las danzas alusivas a la fiesta que La Villa de Los Santos. La más simbólica de ellas es la lucha entre los diablos y el arcángel San Gabriel. Si no puede estar en Corpus, contacte a la Asociación Rescate de Danzas Miguel Leguízamo, para coordinar una presentación.
Llame a Arístides Burgos (cel. +507 6920 2442), de la Asociación de Rescate de Danzas Miguel Leguízamo.
Un legado hecho arte
Creando a la sombra del portal
Las artesanas de Azuero son reconocidas por la vestimenta tradicional que hacen. En Santo Domingo de Las Tablas, Eufemia Domínguez “Dochita” arma polleras a mano; uniendo las piezas del atuendo, que han cosido otras artesanas. Aunque la mayoría de ellas trabajan por encargo, es posible conseguir algunas piezas listas para comprar. Lourdes Vásquez en Las Tablas centro, ofrece camisolas, enaguas o rebozos, por ejemplo, listos para venta.
Lourdes Vásquez (cel. +507 6763 5883) / Eufemia “Dochita” Domínguez (+507 6915 7886).
Un arte para venerar a los ancestros
Cada mañana, Manuel Golden, alias “Tattoo” (cel. + 507 6757 6173), abre el taller Portobelo y comienza a pintar. Hace parte de un colectivo que explora temas como la diáspora africana, sus ancestros, deidades, cultura, la libertad y la identidad. Previa coordinación, se organizan actividades artísticas para visitantes que quieran entrar en contacto con la experiencia de los congos. Su trabajo está disponible en la galería de la Casa Congo.
La buena mesa panameña
Nostalgias con sabor a coco
En el Restaurante Ile Oshun Miwa, la comida sabe al amor de madre: pescado al escabeche, crustáceos (como burgado o camarón), pulpo guisado al coco, almejas en salsa blanca, siempre con arroz con coco, la mamita (puré de guineo verde y coco) y, como gran final, el “choca’o”, puré de guineo, muy maduro, guisado al coco, jengibre y canela.
Restaurante Ile Oshun Miwa (cel. +507 6682 3452)
Del monte al llano
Al otro lado del istmo, la tradición culinaria sigue las sinuosidades de los grandes cultivos de maíz, arroz y tubérculos que recubren las planicies. Desde el reconfortante sancocho de gallina aromatizado con culantro, el tasajo de res ahumado o salpreso, rehidratado con refrito, el tradicional arroz con pollo avivado con achiote, el tamal de hoja u olla, para concluir el periplo con una “pesada”, pudín de maíz cuajado con la ácida baya del nance.
Elevar la vista al altar
Cristo Negro
El Cristo Negro reposa en el altar izquierdo del templo de Portobelo desde el siglo XVII. Cada 21 de octubre, millares de fieles, peregrinos penitentes cubiertos con la túnica morada del santo acompañan al sufrido Cristo Negro en su rítmica procesión (cuatro pasos adelante, tres atrás) por las calles del antiguo pueblo colonial.
Santa Librada
A Santa Librada, o “La Moñona”, como la apodan cariñosamente por su cabellera natural donada por devotas, se le pagan mandas caminando su procesión, cada 19 de julio, descalzos o con ojos vendados. Presencie las serenatas a la santa que, por lo general, tienen lugar tras culminar la procesión, en el atrio de la iglesia. A partir del 20, se celebran otros eventos como el Festival Nacional de la Pollera, bailes y corridas de toros (sin sacrificios).
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