Una escalera al dosel del bosque
El Rainforest Discovery Center pone al alcance de científicos, aficionados al avistamiento y turistas urbanos, que solo buscan una aventura cómoda en el bosque topical, el más valioso recurso de este pequeño país: su insólita variedad de aves.
Por Margarita de los Ríos
Fotos: Sira Pérez y Rubén Rodríguez
Subo lentamente los 174 escalones de la torre ubicada en medio del bosque tropical de Panamá. Como un ascensor panorámico, la escalera me permite ver cómo cambia la vida en el bosque a medida que se desprende del suelo. Si asciendo despacio y con ojo avizor, quizá pueda presenciar algunos de los secretos que ocurren en la maraña sin que el viajero desprevenido lo perciba. La idea es escarbar el bosque desde sus entrañas. Estoy en el Rainforest Discovery Center y Beatriz Schmitt, su presidenta, me guía.
No es gratuita la ubicación elegida para esta torre y los aficionados a la observación de aves en el mundo entero lo saben. Panamá es hogar de 1.040 especies de aves y lugar de peregrinaje de otras 247 especies. Debido a su estratégica ubicación geográfica, entre América del Norte y América del Sur, y tan cerca de los océanos Pacífico y Atlántico, Panamá alberga el 10% de las especies de aves conocidas en el mundo, tiene 107 especies endémicas y es también uno de los cinco corredores de aves migratorias del mundo.
Y si toda Panamá es un lugar privilegiado para observar aves, este sector del bosque, anexo al Parque Nacional Soberanía, es aun más bendecido. Está equidistante a los océanos Pacífico y Atlántico —lo que lo hace hogar de especies de ambas cuencas— y está a las puertas del Pipeline Road, una trocha abierta por los estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial que luego fue abandonada y quedó como una vena abierta al corazón de un bosque no intervenido.
Para los observadores de aves del mundo el Pipeline es un paraíso, por la abundancia de especies, la facilidad para recorrerlo y su cercanía a una gran ciudad.
El asunto se vuelve interesante cuando vamos llegando a la parte media de la torre. Según explica Beatriz, a esta altura están las aves más coloridas: los saltarines cuellidorados, los manacus y las tangaras; en fin, todas aquellas que pueden hacer un despliegue de diseño y color.
Y es que tanta variedad de formas y colores no es común en otras regiones del planeta. Más allá de los trópicos, el alimento es escaso y el esfuerzo de las especies se concentra en sobrevivir. En cambio, el bosque tropical ofrece tal abundancia de alimento que las aves, evolutivamente hablando, pudieron dedicarse al arte de la vanidad: inventaron sofisticadas formas, mezclaron exuberantes colores, se cubrieron de insólitos maquillajes y crearon increíbles bailes de cortejo.
Por eso en este minúsculo lugar del planeta hay aves de especial interés para los observadores, quienes vienen del mundo entero en su búsqueda: el mosquero real, el saltarín cabecirrojo, el sotorrey canoro y el tororoí de anteojos son algunos de ellos.
Entre las migratorias que vienen aquí a descansar y reabastecerse durante el largo invierno del norte destacan la reinita cachetinegra, la reinita protonotaria y la reinita acuática. Pero en especial este lugar, ubicado a solo veinte minutos de la gran urbe de Ciudad de Panamá, es una meca para los zorzales y el catbird.
Pronto llegamos a la parte alta de la torre, cuya última plataforma se halla a 32 metros de altura. La panorámica se extiende hacia el horizonte por encima de la epidermis encrespada del bosque. Este es el lugar de los monos cariblancos y los monos aulladores, además de aves enormes como los tucanes, los trogones y las rapaces.
La tarde cae y el cielo se tiñe de color naranja. Las aves diurnas regresan en grandes bandadas hacia sus hogares en el bosque. Las vespertinas se van tomando lentamente el escenario. Un grupo de loros frentiamarillos pasa rasante llenando el aire con su algarabía. Los tucanes arcoíris despiden el día con su repetitivo “gro-gro-gro” mientras las chorotecas machos elevan su angustiante llamado por una hembra, antes de que la época de apareamiento termine.
Esta vez llegamos a la torre a las cuatro de la tarde, pues queríamos ver la luz del atardecer, pero también hemos venido en la madrugada. Y ahora lo sabemos: las aves, la luz y los sonidos son distintos. Es necesario vivir las dos experiencias.
Es hora de descender y continuar nuestro camino por el sendero principal. Ahora son los monos los que llenan el silencio con sus fuertes aullidos. Para el desprevenido, bien podría ser una manada de leones al acecho.
Esta reserva fue creada por la Fundación Avifauna Eugene Eisenmann y su objetivo es ayudar a preservar el millonario recurso que significa la abundancia de aves, además de formar biólogos en el tema de avifauna y capacitar guías que puedan enseñar a turistas del mundo entero el valor de este recurso. La fundación lleva el nombre del célebre ornitólogo nacido en 1906 en Panamá.
El conjunto de la reserva ofrece al aficionado a la observación de aves y al turista de a pie la torre como plataforma de observación, senderos señalizados y el centro de visitantes con su maravillosa terraza de madera, adonde llegan varias especies de colibríes a disputarse el néctar de los comederos. El conjunto conforma el bosque más confortable para caminar entre todos los que hay en los alrededores de Panamá.
Otro de los proyectos que se adelantan en el Rainforest Discovery Center es el Monitoreo de Sobrevivencia Ambiental (MOSI), una iniciativa estadounidense para hacer seguimiento a las rutas de migración y buscar aliados en el ámbito continental con el fin de procurar la conservación de las zonas de descanso y alimento de las aves durante su larga travesía. El estudio ha permitido establecer rutas de migración, distancias y estaciones durante su extensa trayectoria, estado de salud a la llegada y partida, desgaste de las alas en las largas travesías y tiempo de estadía. Panamá tiene tres sitios considerados cruciales para la sobrevivencia de las aves migratorias y el Pipeline Road es uno de ellos.
Estamos a punto de terminar nuestro recorrido. El sendero termina en una terraza frente al lago Calamito, donde el paisaje se vuelve sereno. Es un enorme espejo habitado de vegetación acuática donde las águilas pescadoras o las tinguas azules anidan y enseñan a cazar a sus pequeños polluelos.
¿Cómo visitar Panama Rainforest Discovery Center?
El Panama Rainforest Discovery Center está a 40 minutos de Ciudad de Panamá, en la población de Gamboa.
Horario: abierto todos los días de 7 a.m. a 5 p.m.
Tarifas: US$12 para nacionales, US$6 jubilados, US$30 extranjeros.
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