Tortugas marinas: un patrimonio natural de Panamá

En Isla Cañas no solo es posible liberar neonatos, sino también ser testigo de un fenómeno singular: las arribadas de la tortuga lora. Durante estas ocasiones, miles de hembras llegan simultáneamente a playas como Isla Cañas y Playa La Marinera, en Los Santos, para desovar. En pocos días, entre 5.000 y 20.000 tortugas pueden transformar la arena con sus huellas, dejando un paisaje de vida en movimiento. Este espectáculo, raro en el mundo, conecta a Panamá con otros destinos privilegiados, como Ostional y Nancite, en Costa Rica; La Escobilla e Ixtapilla, en México, y Chacocente y La Flor, en Nicaragua, además de tres sitios en India. Este año en Cañas no había sucedido ninguna arribada, así que estamos atentos al llamado para acudir cuando se den los primeros signos.

En la noche disfrutamos una cena casera en el restaurante El Ranchón y esperamos inútilmente que escampara, pero la idea de encontrar alguna madre desovando nos seguía motivando, así que nos aperamos de impermeables improvisados y partimos en la carreta. Nuestro guía Eduardo, con humor, llamó al recorrido “Rain Tor-Tour”. En la playa, las primeras huellas de tortugas nos emocionaron. Seguimos varias sin éxito hasta que, después de muchas vueltas, por fin encontramos a una madre subiendo lentamente por la arena. Tuvimos que esperar, y cuando comenzó a excavar, nos acercamos. Mi hija observó en silencio cómo la tortuga depositaba los huevos y luego cubría el nido con movimientos cuidadosos. Ella se movía de lado a lado, haciendo un sonido con el caparazón para aplastar la arena; luego revolvió la arena para camuflar el nido y emprendió su regreso al agua. Mi hija llamó a este proceso “el baile de la tortuga”, El momento fue emocionante. Sin duda ella lo recordará toda su vida.

Al estar ubicado entre dos océanos, Panamá es hogar de cinco de las siete especies de tortugas marinas: baula, carey, verde, lora y cabezona. Cada una desempeña un rol importante en el ecosistema marino. Algunas, como la carey, ayudan a mantener los arrecifes coralinos al alimentarse de esponjas; otras, como la verde, favorecen la regeneración de los pastos marinos. A pesar de su importancia, enfrentan múltiples amenazas, incluyendo la caza furtiva, la contaminación plástica y los efectos del cambio climático.