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Riviera Pacífica: mar y montaña cerca de Panamá

¿Qué hay más allá de Ciudad de Panamá si conduce en dirección al interior del país? Oro en forma de mar y selva. Los 75 km de costa y montaña que comprende la Riviera Pacífica son refugio de gemas turísticas escondidas: diversas, divertidas y cerca de la ciudad.

Por Alexa Carolina Chacón

Fotos: Paul Castillero

La costa litoral Pacífica de Panamá ha sido históricamente el sitio para vacacionar por excelencia del capitalino. Generaciones de panameños han tenido casas de playa en esta zona, cuyo sector inmobiliario se viene desarrollando desde los años 80. Cuando me pidieron hacer este artículo sobre la Riviera Pacífica recordé mis años de colegio. Imposible no rememorar las veces que en los veranos íbamos a la casa de algún amigo en Coronado a pasar un fin de semana lejos de la ciudad, en especial durante carnavales. En ese momento todo se sentía muy local. Hoy por hoy la zona está lejos de ser solo eso. La Riviera Pacífica se ha convertido en kilómetros de oferta turística completa y vasta, perfecta para el panameño que quiere escapar de la rutina con rapidez y, aún mejor, para el turista que busca la comodidad de tener todo cerca y nunca aburrirse.  

Esta zona no se puede juzgar desde la vía principal. Lo jugoso se encuentra por sus caminos rumbo a la playa o, por qué no, a la montaña. La Riviera también incluye los pueblos y atracciones que están del otro lado de la carretera Interamericana, cerro arriba. Esos lugares poco conocidos a los que se llega con cierta facilidad y donde la belleza natural es asombrosa. Este artículo lo llevará por un recorrido de las actividades que debe considerar. Tome nota.

El mar: principal protagonista de la Riviera

Este es el primer y principal atractivo turístico de la Riviera Pacífica. Nuestra recomendación inicial es pasar el día y disfrutar del mar sin necesidad de hospedarse en un hotel. Parece obvio, pero es válido recordar que las costas panameñas no son privadas y que hay playas como Santa Clara, Farallón, Las Pozas de Gorgona, El Palmar y Bijao (por solo mencionar las que visitó el equipo de Panorama de las Américas) adonde se puede llegar con sus implementos y disfrutar. Todas tienen algo que ofrecer, pero una de las más cómodas es Santa Clara. Ahí encontrará bohíos que puede alquilar para tener sombra y estar cómodo mientras disfruta de la playa.  

El mar también puede gozarse desde adentro. En diversas marinas a lo largo de la Riviera, podrá alquilar botes de recreación para pescar, visitar las islas cercanas, hacer esnórquel o simplemente pasar el día en altamar con un grupo de amigos. La marina de Buenaventura ofrece un catamarán de lujo que promete llevarlo hasta la isla Farallón, isla Otoque o incluso llegar al archipiélago de las Perlas. Las opciones van desde tours de medio día, día completo o hasta varios días en altamar. Se puede disfrutar de aguas cristalinas desde una tabla de paddle board, un kayak o una plataforma inflable al rentar un bote del operador turístico Outventure. 

El paseo a isla Farallón, ubicada frente a la playa del mismo nombre, es un plan infalible si tiene poco tiempo. Esta isla única de formación volcánica parece de lejos solo una roca gigante, pero al acercarse se reconoce que está llena de vida, con grandes colonias de fragatas, cormoranes y pelícanos.  

El Palmar, Punta Chame, Playa Malibú y Playa Teta son destinos de surfistas: mar cálido, olas bravas y ambiente acogedor. Estas características le dan personalidad a la costa. Llegar a uno de estos santuarios es entrar en un vórtice relajado y de camaradería. Todos se conocen, y si no, pronto lo harán en el mar. Jóvenes y adultos por igual en el agua, algunos son conocedores y otros están aprendiendo. El Palmar es conocida por ser hogar del Palmar Surf School, escuela con 35 años de experiencia donde puede dedicarse a aprender el deporte. En la Riviera Pacífica el mar es generoso y ofrece un sinfín de oportunidades para disfrutarlo. 

¿De qué tiene antojo? Aquí seguro lo encuentra

En la Riviera Pacífica se come bien. Si me preguntan mi opinión como panameña del porqué, diría que tiene que ver con la influencia local e internacional que por años ha convivido en este sitio, y la necesidad de crear ofertas variadas y de alta calidad gracias al creciente turismo de la zona. El restaurante Kilian, en Farallón, es un sitio que ofrece comida sofisticada y de autor. Aquí probamos un carpaccio de res que no tiene nada que envidiar a uno de la capital, acompañado de un ceviche frito y una margarita memorable.   

Si quiere algo más casual y rápido pase por la pizza de Bar Picasso, en Coronado. Conocido por sus movidas noches con música en vivo, las pizzas de masa delgada estilo italiano son una de las razones por las que la gente regresa una y otra vez. Si quiere probar un buen pescado frito, mientras disfruta de una vista incomparable, o un sushi el fin de semana, Boga Bar es el lugar perfecto. Ubicado en la marina de Vista Mar, los lujosos yates que ahí encuentran puerto son su paisaje a la hora de comer. Un favorito de comida mediterránea es Xoko, en Santa Clara. Lo caracterizan su pulpo, almejas, gambas y shows musicales. No se vaya de la zona sin parar en un clásico de la comida panameña donde comprenderá el significado de la palabra fonda: Delicias Margot, en la carretera frente a la entrada de Coronado, tiene frituras de desayuno todo el día. Si quiere probar lo más icónico pida buñuelitos, lechona y alguna chicha fresca.

Buenaventura

Buenaventura es una de las comunidades de playa que lo tiene todo. Es casi una ciudad por sí sola. Hotel cinco estrellas a la orilla de playa, un campo de golf con los mejores estándares internacionales, restaurantes cotizados; su marina, desde donde se puede recorrer el océano Pacífico, y desarrollo inmobiliario para quienes buscan invertir. Si se hospeda en The Buenaventura podrá disfrutar de mar y piscina a unos metros de distancia en su conocido club de playa El Faro de Buenaventura.

El lado verde de la Riviera Pacífica

En el momento que vi la lista sobre qué visitar en el largo espacio de tierra que representa la Riviera Pacífica, me sorprendió ver una gran cantidad de sitios ubicados a mano derecha de la carretera Interamericana; es decir, del lado de la montaña. Esto es poco conocido en el distrito de San Carlos, ubicado en la primera parte de la Riviera Pacífica. Este lado verde para mí era un misterio antes de esta cobertura, y tal vez lo sea para quien solo ha escuchado hablar de los hoteles de renombre y las playas más conocidas.  

Un buen sitio para iniciar es la laguna de San Carlos, ubicada a 25 kilómetros de la carretera Interamericana, cuya entrada está cerca de Coronado. Esta laguna rodeada de altas montañas rocosas es una zona para acampar desde donde se pueden hacer varias actividades más. Una de ellas es senderismo en cerro Picacho, una pequeña montaña rocosa cuyo filo llama a la aventura. El inicio de este camino cuesta arriba está ubicado a escasos metros del estacionamiento de la laguna, por lo que ambas actividades se pueden realizar el mismo día. El Picacho, de 1.182 metros de altitud y con miradores que ofrecen panorámicas envidiables, se sube y baja en casi una hora y 45 minutos. Por su pendiente demandante con rocas sueltas, se recomienda realizar este paseo en un día que no esté lloviendo.  

En la zona de Sorá, en el distrito de San Carlos, encontramos recorridos de fácil acceso que prometen dar un lindo día en la naturaleza. El pueblo de Las Filipinas, al que se llega entrando por Altos del María, tiene un circuito de varias cascadas pequeñas. Si usted no tiene mucho tiempo y no es experto senderista, podrá llegar sin problema a la primera, a quince minutos de donde deja el auto. Si está solo o lleva niños, se recomienda llegar solo hasta el segundo salto de agua, pues el camino luego se vuelve más exigente. La zona está cuidada por una familia, quienes en el punto de partida se ofrecen para apoyarlo en lo que necesite. En cualquier cascada del área hay agua fresca de la montaña que invita a un chapuzón, que cura males a los quejumbrosos y pone todo lo descolocado en su sitio. Completamente revitalizante. 

De playa, río y montaña es la Riviera Pacífica. Un sitio familiar de toda la vida, que dejó de ser hogar solo de panameños con acceso a una casa de retiro para abrir ese compás a quienes quieran un lugar de esparcimiento. Ahí está la magia: todo cerca, amigable y listo para su disfrute.

Farallón

De todos los pueblos de la zona, vale dedicarle más tiempo a Farallón. Es famoso por ser hogar del Royal Decameron, hotel todo incluido que atrae a gran cantidad de personas a la Riviera Pacífica, pero hay mucho más siguiendo la carretera. Al final de ella encontrará Pipa’s Beach House, un animado club de playa con instalaciones para almorzar y pequeños ranchitos para pasar el día. Restaurantes como Kilian, de comida internacional, y Casa Greca, pasada con pizzas famosas en la zona, completan su oferta turística.

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