Montevideo, No Se lo Pierda
A Montevideo llegamos con el cambio de estación, con el calor que se despedía, el sol brillante en el cielo despejado y los huracanados vientos que traían el frio del sur. La capital uruguaya nos sorprendió con su cambiante clima, pero también con sus callecitas llenas de cafés, con su historia y, por supuesto, la calidez de su gente.
Por: Julia Henríquez
Fotos: Demian Colmamn
Los veranos en San José son frescos y soleados. Los árboles corteza amarilla, jacarandá y roble sabana tiñen las aceras con tonos amarillos, violetas y rosados, e invitan a perderse en una ciudad donde la arquitectura y la flora han sabido abrazarse. En Costa Rica solo existen el verano y el invierno. Sin embargo, los primeros meses del año, con sus árboles llenos de flores, son un atisbo de lo que otros destinos disfrutan en su primavera.
Cultura y naturaleza han sabido ser sinfonía en esta hermosa tierra y hoy, que he sido bendecida con tiempo libre, me dispongo a comprobarlo en seis destinos fascinantes.
Su Lado Verde
Emprendimos nuestra primera aventura por Montevideo y enseguida notamos que el verde predomina en sus calles. Las avenidas están cubiertas de árboles y cada tanto hay una pequeña plaza que sirve de descanso visual y físico.
De salida nos topamos con una mansión de más de cien años: el Hotel del Prado, que se alza cual guardián indicando el camino hacia el Jardín Botánico, creado en 1902; un lugar perfecto para concluir un día natural y tranquilo.
Pero si de parques se trata, no deje de ir al Parque del Pardo, declarado Monumento Histórico Nacional. Más de cien hectáreas para despejarse y olvidar, por un momento, que está en medio de una ciudad. El parque es el lugar perfecto para descubrir la costumbre rioplatense de sentarse en el prado a tomar mate. Aquí nos dejamos perder por el arroyo, los árboles y las estatuas. Caminamos por el rosedal y nos tomamos un café bajo la sombra de un árbol.
La Rambla
El día nos recibe con un sol radiante y el viento menguando, por lo que decidimos hacer una caminata por las playas. En Montevideo es difícil, por lo menos lo fue para mí, saber si uno está frente al mar o al imponente Río de La Plata; de hecho, lo estuve dudando a lo largo de los 25 km de rambla. Este camino peatonal une casi veinte playas, parques y restaurantes que miran directamente a las olas que invitan al surf, kitesurf, kayak y todo tipo de actividad física. Caminar por la rambla es comprobar, una vez más, el amor del montevideano por el aire libre y el tiempo de calidad.
También nos llevamos varias sorpresas, desde los juegos mecánicos del Parque Rodó, la Casa Museo de Carlos Gardel, hasta el majestuoso Hotel Casino Carrasco. Pase por ahí y siéntase en una película de reyes y princesas, para luego seguir soñando por las calles del barrio Carrasco, decoradas con casas de exquisita arquitectura, que, con sus ventanas y balcones, cuentan una historia de migración y prosperidad.
Su Arquitectura
La historia de muchas ciudades puede ser contada a través de sus edificios; Montevideo es una de ellas. Como buena ciudad portuaria, la capital uruguaya está marcada por grandes olas migratorias que la esculpieron hasta conformar lo que es hoy.
Como buena ciudad portuaria, Montevideo está marcada por grandes olas migratorias que la esculpieron hasta conformar lo que es hoy. En sus casas y edificios se pueden ver las influencias italiana, española, francesa y holandesa.
En sus casas y edificios se pueden ver las influencias italiana, española, francesa y holandesa. Para saborear cada pedazo de esta historia, caminamos por la Ciudad Vieja. En medio de la Plaza Independencia, el monumento de Artigas conmemora al héroe de la patria y frente a él se impone el Palacio Salvo. Inaugurado en 1928 y diseñado por Mario Palanti, narra la historia de una familia de migrantes, además de la lucha constante entre el arte y la religión.
Hicimos el tour para apreciarlo por completo y conocer el Museo del Tango, y descubrimos que la historia de este ritmo en Uruguay gira alrededor de la canción “La cumparsita”
Luego atravesamos la majestosa puerta de la ciudad, que data de 1740 y aún enmarca lo que solía ser una ciudad amurallada. Salimos de la Plaza Independencia y recorrimos la avenida 18 de Julio mirando con atención los edificios de arquitectura ecléctica, donde predomina el art decó, con sus frescos, ventanas y balcones. Todo nos hablan de una época de lujo y bonanza. Si decide seguirnos los pasos, no se olvide de pasar por el museo Casa de Gobierno y haga una visita guiada al Teatro Solís.
El Vino
Quisimos salir un poco de la ciudad y, acompañados de nuestros amigos de WineBus, descubrimos la Montevideo rural. Era un día frío, perfecto para sacar el abrigo y ocupar las manos con una, o varias, copas de vino. Mientras caminábamos por los viñedos y recorríamos los hoteles boutiques de las bodegas por las que paseamos, conocimos la historia del vino uruguayo.
Un producto de especialidad, producido por familias de tradición vinícola que, generación tras generación, han ido perfeccionado cada etapa del proceso para destacarse como productores de calidad, más allá de la cantidad. La vitivinicultura uruguaya crece a pasos acelerados para ofrecer servicios de la más alta calidad, que combinan el descanso, el disfrute y la conexión con la tradición. No deje pasar la oportunidad de probar un buen Tannat y maridarlo con los mejores platillos.
La vitivinicultura uruguaya crece a pasos acelerados para ofrecer servicios de la más alta calidad, que combinan el descanso, el disfrute y la conexión con la tradición.
Su Gastronomía
Solo hace falta mirar una carta para confirmar que en Uruguay hay más vacas que personas, pues la carne es una de las bases más claras en la gastronomía de Montevideo.
No deje de probar el chivito —la comida rápida preferida por los locales— y camine por el Mercado del Puerto para antojarse con las coloridas parrillas que llenan de olor los pasillos. La cercanía al mar se hace presente en platillos con camarones y pescados, y la mano de los migrantes que marcaron al país se evidencia en restaurantes de comida italiana, española y francesa que se pueden encontrar en cada esquina.
En el centro, caminamos por las peatonales Sarandí y Pérez Castellano para probar los famosos cafés, pero terminamos descubriendo propuestas que mezclan el buen comer, el vino y, sobre todo, el barrio. Un sentimiento de lo propio que enamora a locales y turistas. Anímese a caminar entre músicos callejeros y restaurantes a puerta cerrada para probar la esencia de Montevideo.
El Camdombe
La herencia afro, como en la mayor parte del continente americano, es importante en la identidad del uruguayo. Símbolo claro de esta herencia viva es el retumbar de los tambores que cada noche hacen las tradicionales llamadas del candombe. Álvaro Salas Gularte, maestro percusionista de la organización Mundo Afro, nos cuenta cómo este ritmo, ahora tan uruguayo, surgió de la mezcla de más de veinte culturas africanas traídas al territorio suramericano.
Anímese a caminar entre músicos callejeros y restaurantes a puerta cerrada para probar la esencia de la capital uruguaya.
Estas comunidades esclavizadas, tan distintas entre sí, encontraron un idioma en común en medio de la tragedia: la música. Un ritmo que unió ideologías y persistió en el tiempo, hoy el candombe es del barrio, de la gente que prende el fuego y mueve las caderas alrededor de los tambores, del país con el carnaval más largo del mundo y de quienes buscan resaltar la importancia de su historia.
Su Cultura
Los días se acaban, la página se queda corta y falta tanto para decir y vivir. Montevideo es una pequeña ciudad con un enorme corazón que mira al mar, al cuidado del planeta y a su gente. Antes de irse, creo recomendable entender esos hilos que tejen esta ciudad tan especial. La Montevideo de hoy está claramente marcada, según esta turista, por dos eventos que marcaron un antes y un después en la historia del país. La cruel dictadura y el trágico accidente que sufrió un grupo de jóvenes en el medio de los Andes en la década del 70 e inicios de los 80.
Es increíble ver y sentir una ciudad tan moderna en pensamiento, tan tranquila y segura, conociendo ese pasado tan difícil que han sabido superar. Y es que la clave está en la memoria y en tomar la experiencia para aprender de ella. Esto queda más que claro con la visita al Museo Andes 1972, donde no se busca explotar la tragedia, sino incitar una reflexión en el visitante sobre la importancia del trabajo en equipo y el poder de la determinación, además de invitarle a ponerse metas fijas para salir de cualquier situación.
Esto y mucho más es Montevideo, la ciudad de esta viajera que se animó a explorar, caminar, comer y beber para contarle aquí lo que no se puede perder de esta gran pequeña ciudad. Ahora le toca a usted, no se lo pierda.
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