Liberar tortugas al atardecer en Panamá
Por Ximena de la Pava
Fotos: Javier A. Pinzón
Son las cinco de la tarde y mientras el cielo comienza a teñirse de colores, turistas y voluntarios nos mostramos algo nerviosos. La señora Ana examina los nidos de tortugas que ha vigilado durante los últimos cuarenta días y está a punto de diagnosticar si es hora o no de liberar a las recién nacidas.
No podemos disimular la emoción mientras observamos sin parpadear. Las más enérgicas rompen por sí mismas los huevos, ascienden por entre la arena abriéndose paso con sus aletas y brotan de la tierra con lentitud. Desde la barrera, los curiosos vemos primero la punta de sus aletas, luego su pequeña cabecita y al final el cuerpo entero que da vueltas sobre sí mismo antes de ubicarse. Las más débiles esperan pacientes la tarea de la señora Ana: ella cava el nido suavemente hasta llegar al depósito de los huevos y rompe uno a uno con la certeza de que estas tortugas ya han alcanzado su pleno desarrollo. Como están aún dormidas, las deposita con gran delicadeza en una canasta.
El éxtasis de la expedición se da cuando caminamos hacia la playa junto a la señora Ana con su canastita rebosante de tortugas y observamos el momento de la liberación. Es increíble el orden natural que las guía. Apenas se acaban de abrir sus ojos por primera vez y ya corren hacia el mar. En muy pocos minutos las cubre una ola y ellas desaparecen devoradas por el océano. Dicen los científicos que al alcanzar su edad adulta volverán a esta misma playa a hacer lo suyo: depositar sus huevos para que una nueva generación tenga oportunidad sobre la tierra.
La señora Ana vigiló a la madre la noche que puso los huevos, los transportó luego uno a uno hasta el vivero y los protegió hasta llegar a la fecha del nacimiento. Y así, en esta temporada que ya lleva tres meses, ha cuidado 337 nidos, 31.699 huevos y, a septiembre 25, ya había liberado 9.983 tortuguitas. Un éxito rotundo para estas especies que estuvieron al borde de la extinción.
La faena la vivimos en Playa Malena, a 310 kilómetros de Ciudad de Panamá, en una playa sin pretensiones, sin grandes anuncios. Sabemos que llegamos por el aviso del Hostal Iguana Verde (también de doña Ana) y un modesto letrero en el parque infantil. Ana González es la líder de la Asociación Conservacionista de Playa Malena. Ella, su esposo, Darío Pinto, su hermano Celeste y sus dos primos Juan y Francisco, desde hace veinte años, se propusieron la tarea de poner su granito de arena ante el alarmante declive de la población de tortugas marinas debido a la caza indiscriminada y la recolección excesiva de sus huevos.
Solos, con paciencia de santo, han creado un entorno seguro y propicio para que estas especies de tortugas marinas puedan completar su ciclo de vida sin interferencias humanas ni amenazas externas. Así, de 5.000 nidos que encontraban en sus inicios, en la pasada temporada —de junio a enero— llegaron a liberar 40.000 neonatos al mar. El incremento de tortugas que anidan en cada temporada es el resultado de su arduo trabajo.
Eco-ruta de la tortuga
Pero la señora Ana, con su asociación conservacionista, no es la única en esta región dando la pelea por las tortugas marinas. Apenas unos kilómetros adelante, en el poblado de Mata Oscura —corregimiento de Quebro—, cuatro asociaciones comunitarias conformaron la Fundación Agua y Tierra para proteger las tortugas que llegan a sus playas.
Dirigidos por el biólogo Jacinto Rodríguez Murillo, en Mata Oscura han consolidado un trabajo de educación ambiental y protección que se ha ido acompañando por el sistema de turismo sostenible adelantado por catorce emprendimientos, diez de los cuales son manejados por mujeres.
La oferta de la Fundación Agua y Tierra para los turistas es la oportunidad de acompañar a los voluntarios en los patrullajes nocturnos y en la reubicación de los huevos hacia las granjas y, cuando llega la hora de los nacimientos, contribuir a la liberación de las recién nacidas.
El patrullaje en busca de madres ponedoras, que siempre se lleva a cabo en la madrugada, dura alrededor de dos horas y se realiza a lo largo de tres km. Para la liberación, los visitantes se organizan para acompañar a los bebés a la playa y luego vigilar la carrera hacia el mar.
De turismo con la comunidad
Luego de escuchar la charla en el Centro de Interpretación de Mata Oscura, donde muy pronto estará instalado un centro de visitantes interactivo y con realidad virtual, partimos a conocer la oferta turística de la zona.
Nuestro guía y anfitrión es Helian Batista, un joven promotor y guía del sitio. Nos lleva al Hostal Canta Rana, donde Secundino Peralta y su esposa han adaptado un bello espacio para recibir a los turistas. Secundino nos advierte que llevemos ropa de secado rápido y zapatos que puedan mojarse. Una vez preparados nos dirigimos al manglar que recorreremos primero a pie, a través del bosque, y luego en kayak, por canales y esteros.
El manglar hace parte de la Zona Especial de Manejo Marino Costero de la zona Sur de Veraguas y es un bosque en muy buenas condiciones. Realizamos la caminata por entre gigantescas raíces y recorriendo caminos de piedra y puentes que la misma comunidad ha ido adaptando. Nos detenemos a admirar los espejos de agua y sus particulares jardines. El escenario evoca en mí la Tierra Media de Tolkien.
Secundino nos explica la importancia del manglar para defender la costa tanto de los eventos que vienen del mar hacia la tierra como de la erosión que viene de la tierra hacia el mar.
Y nos da el tiempo para admirar las enrevesadas raíces de este bosque adaptado para vivir en agua salobre. Aprendemos del enorme alcornoque que le da nombre al sendero y también de las diferentes estrategias del mangle para lanzar sus semillas y asegurarse de que estas puedan prosperar al llegar al agua.
Luego de la caminata, hacemos una pausa en la Fonda Mamá Regina, que nos acerca a las maravillas de los Sabores de Mata Oscura, una red de cocineras de la región.
Y entonces viene nuestra aventura en kayak por el mismo manglar. Durante el recorrido solo quedan la paz y el silencio. Partimos por un estrecho canal bordeado por las enormes raíces. El agua está en total quietud y las aves entonan sus cantos sin siquiera per- cibir que las observamos. El espejo de agua refleja nuestras figuras con exactitud y no queremos romper el encanto ni siquiera con nuestros remos. Unos minutos después de navegar en el canal salimos al estero, mucho más ancho, y escuchamos a lo lejos las olas del mar.
El sendero de las seis cascadas
Nuestro tercer día inicia temprano con una caminata por las montañas del municipio de Quebro. Nos explica Celestino que Quebro se llama así por su topografía quebrada; y a medida que subimos notamos cómo el río se parte y da saltos para alcanzar de nuevo su curso. La recompensa final es un refrescante chapuzón.
El grupo de emprendedores nos ha preparado para la tarde unas horas en Playa Secreta, estrecha y paradisíaca bahía de aguas transparentes y suaves olas especiales para el esparcimiento. Llenamos de aire nuestra tabla portátil de stand up paddle y mientras navega- mos en el silencio de la tarde, a lo lejos, divisamos una ballena chapoteando fuertemente sus aletas contra el agua.
Así nos despide esta tierra abundante en recursos naturales, interminable en paisajes de ensueño y generosa en atenciones de sus vecinos. La tierra del Sur de Veraguas.
Eco-ruta tortuga
La Alianza Fundación Agua y Tierra está conformada por cuatro organizaciones comunitarias: Agua y Tierra, Ecotortu, Asociación de Agropesca Ecoturística de Quebro y Asociación Ambiental de Mata Oscura y Morrillo.
Entre sus objetivos está hacer monitoreo científico y ya tienen una base de datos desde 2011. Además, imparten educación ambiental en las escuelas de la zona, tienen un manejo administrativo de los emprendimientos turísticos con un código de ética y desarrollan programas de voluntariado.
También se han hecho cargo de desarrollar pro- gramas de turismo sustentable con proyectos que favorezcan a la comunidad sin alterar sus recursos o fuentes económicas tradicionales. Gracias a este trabajo juicioso, recibieron el primer premio en el reciente concurso de turismo sustentable organizado por la Autoridad de Turismo de Panamá.
Más información
¿Cómo llegar? Tome la carretera Panamerica- na hasta Santiago y desvíe por la carretera que va a Atalaya. Encontrará primero Playa Malena y, pocos kilómetros después de Torio, llegará a Mata Oscura.
Hostales comunitarios
Hostal Iguana Verde: +507 6865 8908
Hostal Canta Rana: +507 6813 0970
Hoteles
Punta Duarte Garden Inn: +507 6152 7817
Morrillo Beach Eco Resort: + 507 6017 0965
Camino del Sol: +507 6810 7122
Cabañas Los Pinos de Torio: +507 6357 2000
Dónde comer
Red comunitaria de cocineros sabores de Mata Oscura.
Actividades
Eco-Ruta de la Tortuga.
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