fbpx
ExperienciasCulturaLa historia en los murales

La historia en los murales

Por:Ana Teresa Benjamín
Fotos: David Mesa., cortesía Comisión 500 Años

La Ciudad de Panamá está repleta de color. No es solo ese mar azul que la acompaña desde que Pedro Arias Dávila decidió fundarla allí, donde hoy permanece en pie la torre de la vieja ciudad, o el verde tropical que explota en cien matices con la llegada de la temporada lluviosa, no. Ahora, con motivo de la celebración de los quinientos años de esta urbe de raíz indígena, hispana y negra, nuevos colores la adornan como consecuencia del proyecto Mural 500, que ha vestido de historias las paredes y muros de los 26 corregimientos del distrito capital.

La idea del proyecto, a cargo de la Comisión 500 Años y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, era realizar murales en puntos clave de cada corregimiento, sitios de mucho tránsito en los que pudiera mostrarse la historia del espacio geográfico en cuestión y de sus pobladores, porque lo que buscaba Mural 500 era la intervención artística de un espacio público, pero con la participación de la comunidad. De esta manera, el artista obtenía la información que las comunidades consideraban relevante y con ello hacía un boceto que debía ser aprobado por los habitantes del corregimiento.

Es por ese trabajo conjunto que en Río Abajo —con una historia fuertemente arraigada a la comunidad afroantillana— aparecen los rostros de algunos de sus personajes memorables, como Arnold Small, trabajador durante la construcción del Canal de Panamá; o Bárbara Wilson, potente cantante de jazz. O que en el mural de Tocumen —en el lado este de la ciudad— aparezca ese avión que sus habitantes ven todos los días sobre sus viviendas, porque allá está ubicado el aeropuerto internacional del país. 

O que en el de El Chorrillo esté el Cerro Ancón, en cuyas faldas nació y creció este barrio de trabajadores que tomó su nombre de ese “chorrillo” de aguas que bajaba del cerro y que, a principios del siglo XX, se usaba para lavar y beber.

En los murales hay referencias a los bosques y al agua, a deportistas, a las iglesias y al origen campesino de muchos corregimientos. También aparecen las diversas etnias indígenas —en Curundú, por ejemplo— y la nostalgia por los espacios abiertos que los primeros pobladores de corregimientos como Las Mañanitas encontraron cuando migraron del interior del país y se instalaron en esas tierras, entonces alejadas del espacio urbano, pero que hoy son un hervidero de gentes, buses y comercios. 

Con la mayoría de los murales ya acabados, la Ciudad de Panamá es hoy crónica pura. Una crónica narrada desde sus habitantes, que muestra la vida de esta ciudad centroamericana más allá de los museos y de la historia oficial.

Evade (o Evalynn de Icaza)

Las Cumbres, Villa Grecia, almacén Coremusa

“Lo que más mencionó la comunidad durante las tres reuniones realizadas fue la naturaleza de Las Cumbres, ese orgullo de tener todo ese espacio de El Lago y del cerro El Peñón. Es tanto el orgullo que incluso en la segunda sesión me llevaron allá, para que conociera. También, cosa curiosa, mencionaron mucho la flor del papo. Entonces decidí hacer mi mural muy literal, con el cerro y el lago, y esto lo vinculé con una mujer, por el concepto de madre naturaleza-mujer. El mural es, entonces, la Pachamama: una mujer-montaña”.

Karineth Guardia

Chilibre, Gimnasio de Chilibre, avenida Madden

“La comunidad nos contó que ellos no tenían agua, aun tenido la potabilizadora que les da agua a varias partes de la ciudad. También comentaron sobre la existencia de la comunidad congo de Chilibre, y por eso en el mural hay una mujer congo. La comunidad de Chilibre es muy religiosa, y por eso dibujé a los congos con los brazos abiertos. Chilibre es un corregimiento muy verde, con mucha vegetación, donde a las viviendas llegan animales silvestres. Por eso entonces en el mural hay mucho verdor y mucha naturaleza”. 

Chacha (o Juan Gutiérrez)

Las Mañanitas, Centro Recreativo Los Pinos 

“Los pobladores de Las Mañanitas hablaron mucho de la educación, de la importancia que tiene para ellos como método de superación. Es que aquí está ubicada la escuela República de Holanda, que se ha ganado varios premios de excelencia. Por eso también hay muchos niños en el mural. Las Mañanitas fue uno de los primeros asentamientos campesinos en Ciudad de Panamá. Estamos hablando de las décadas de 1960 y 1970… Por eso en los extremos del mural coloqué campesinos, porque ellos representan la base de esta comunidad, de sus costumbres. Al fondo, las montañas y el sol representan el nombre del corregimiento. Algunos pobladores me contaron que el nombre salió de una expresión que alguien dijo una mañana, cuando esto eran montañas: ¡qué buena y rica es el agua de las mañanitas!”. 

Amir Lucky (o Amir Candenado)

24 de Diciembre, Sector 4, a un lado del supermercado Multivíveres 

“Los habitantes de la 24 de Diciembre cuentan que los primeros habitantes del lugar fueron invasores. En el mural aparecen dos niños con unas máscaras que representan lo que abundaba al principio: ganado y monos. Un niño cuenta la historia presente, y el otro, la pasada. El pasado está representado con el campo, el espacio abierto; el presente, con las iglesias, las carreteras y el puente que divide la 24 de Diciembre de Tocumen”.

Jorge Jaramillo

Pacora, iglesia Inmaculada Concepción

“Los residentes del sector fueron muy claros: querían ver en el mural desde la lucha de los indígenas hasta la de los negros, su música, su cultura… Porque Pacora fue un territorio con una presencia colonial muy importante, de la cual no quedan vestigios porque eran potreros, propiedad de terratenientes. Y esto es una de las razones por las cuales participar en el proyecto fue importante: no solo se trata de pintar un mural, sino que en el proceso el artista aprende mucho. Ir a Pacora y conocer esta historia fue bueno para mí”. 

Gabriela Esplá

Parque Urracá

“Antes de arrancar con el proyecto recibimos capacitación con la muralista Martanoemí Noriega, quien nos explicó la importancia del proceso de acercamiento con la comunidad, de desprendernos de nuestro ego y de darle la oportunidad para que ellos se expresaran. Durante las sesiones previas con los pobladores, muchos hablaron de la vida cultural del corregimiento, de los espacios verdes, de la arquitectura bellavistina. Cuando llegué al espacio del mural me dije: bueno, este es el Parque Urracá y no hay nada que haga referencia a él, a este líder indígena. También tuve muy presente que mi familia y yo somos bellavistinos y por eso decidí dibujar una familia y el guiño de Urracá en el centavo… ¿Se merece Urracá estar en el centavo? Como el tema cultural también era importante para la comunidad, hice otro guiño a la crisis de teatro en Panamá y lo dibujé en una esquina. Mientras hacía el mural vinieron niños y jugaban cerca… Uno de ellos me preguntó que dónde estaba el perro y caí en cuenta de que  ¡claro, en este parque siempre hay perros!, y dibujé uno. Pienso que este proyecto de murales es importante porque es una narrativa fuera de los museos, un acercamiento a la comunidad, una manifestación de pertenencia”.

aa