Frida vive de nuevo en Buenos Aires

Una experiencia conmovedora que busca “dar una voz diferente a Frida, revisar su figura desde otra mirada y no desde del dolor y el sufrimiento… Frida tiene mucho más que contar, nos apropiamos de su narrativa, de su historia”, expresa la española Carla Prat, directora creativa de la muestra.

Este recorrido, que reúne tecnología con la obra y la poética de la artista, nos invita a descubrirla en sus diversas facetas. La primera sala presenta su diario íntimo con bocetos, exterioriza su teoría del color y muestra cómo los vincula a las emociones. La segunda muestra los motivos que inspiraron a Frida: su México amado, su familia, la naturaleza, el arte de su padre fotógrafo y cómo se conectó por primera vez con el arte pictórico tras el accidente que la dejó postrada.

La tercera parte recrea la Casa Azul, su hogar con todas las letras. Allí nació, vivió, pintó y murió. Es el preludio para el ingreso a la sala inmersiva, un espectáculo audiovisual de cuarenta minutos que recorre su infancia, sus relaciones con varias personalidades de la época (como Picasso y León Trotski), su historia de amor-odio con Diego Rivera y sus pinturas, entre las que se destacan los coloridos autorretratos, La venadita, Naturaleza muerta, Lo que el agua me dio y Las dos Fridas, hasta terminar con Viva la vida, “obra que marca la esencia de la exposición, que es de resiliencia, de seguir adelante”, explica la directora artística.