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ExperienciasNaturaleza¡Encuentro de gigantes!

¡Encuentro de gigantes!

Por: Javier A. Pinzón
Fotos:: Eduardo Estrada y Javier A. Pinzón

Panamá no solo es el Hub de las Américas, en donde se encuentran los aviones que viajan de norte y sur, sino también el lugar de encuentro para grandiosos animales que recorren el mundo y coinciden en este pequeño istmo para cuidar a sus crías. En efecto, desde julio y hasta mediados de noviembre, las cálidas aguas del Pacífico panameño hospedan a cerca de dos mil ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), viajeras de gran tamaño que recorren más de 6.000 kilómetros, desde las gélidas aguas del Pacífico sur, en busca de aguas más propicias para dar a luz a sus ballenatos y enseñarles a nadar y enfrentar los peligros del océano. 

Científicos han reportado que antes de que termine la temporada de ballenas del sur comienzan a llegar las del norte, en su migración anual en busca de aguas tibias, razón por la cual Panamá sería un sitio de encuentro de ambas direcciones. Lo cierto es que las cristalinas y cálidas aguas tropicales se convierten en el lugar perfecto para dar inicio a una nueva vida. Madres y ballenatos se establecen acá por varios meses con el fin de dar oportunidad a los más pequeños de aprender a nadar y ser independientes. 

Al nacer, los ballenatos miden unos cuatro metros de largo y pesan cerca de setecientos kilogramos. Durante sus primeros seis meses son alimentados solo con leche materna (unos 45 litros al día). Durante los siguientes seis meses, y ya de regreso a sus aguas del sur, los ballenatos deberán alternar la leche materna con el alimento que puedan capturar. Cuando el ballenato cumpla su segundo año y alcance nueve metros de largo, llegará el momento definitivo del destete. A los cinco años ya habrá alcanzado su madurez sexual y comenzará de nuevo el ciclo de la vida aquí, en aguas del océano Pacífico panameño. Las jorobadas viven en grupos, pero estos suelen ser pequeños e inestables, pues el único lazo duradero es el que se establece entre madre e hijo.

Por increíble que parezca, las jorobadas son muy acrobáticas, ya que son capaces de alzar su cuerpo (de 36.000 kilos) hasta quince metros de altura, una y otra y otra vez, en un comportamiento que no se explica más allá del juego. Pero estos sorprendentes animales tienen además el canto más largo y complejo que cualquier otro de su reino. Los machos emiten notas que van desde bramidos graves hasta agudos chillidos, que repiten hasta formar canciones de hasta treinta minutos y que pueden ser oídas a kilómetros de distancia bajo el agua. Lo más curioso es que las ballenas no tienen cuerdas vocales y generan este canto forzando el aire a través de su enorme cavidad nasal. Según la Sociedad Americana de Cetáceos, las jorobadas del norte del Atlántico comparten una misma canción, diferente a la emitida por sus congéneres del Pacífico. Estas canciones cambian lentamente en un período de varios años y jamás se repite una versión anterior.

Estas gigantes de los océanos fueron cazadas durante siglos, hasta que su población se redujo en un 90% antes de la moratoria implementada en 1966. Desde entonces, su población ha ido en aumento; sin embargo, las colisiones con buques, la contaminación acústica y los enredos en elementos de pesca siguen siendo una fuente de preocupación para los científicos y las ONG. 

Hasta hace apenas unos años, el Canal de Panamá no tenía un corredor específico de entrada para los barcos y esto aumentaba las probabilidades de colisión entre los buques navieros y las ballenas. Un estudio científico, realizado a partir de transmisores satelitales instalados en las ballenas, permitió determinar que estas probabilidades se reducirían de forma significativa si la entrada y salida de buques al Canal se organizaba en carriles. 

Los resultados del estudio, llevado a cabo por Héctor Guzmán, Catalina Gómez y Carlos Guevara, del Instituto Smithsonian de investigaciones Tropicales (STRI), fueron escuchados por la Organización Marítima Internacional, logrando implementar los dispositivos de separación de tráfico que ordenan el curso de los barcos para minimizar así uno de los riesgos que afrontan las ballenas. 

Las ballenas son curiosas y tienden a acercarse de manera espontánea a las pequeñas embarcaciones que se trasladan en sus alrededores. Este comportamiento ha contribuido al desarrollo del turismo de observación de cetáceos, que ya moviliza a más de quince millones de turistas al año y genera más de mil millones de dólares a escala mundial, producto de la actividad y los servicios accesorios. Aquí en Panamá, según Wetlands International, se reportan ingresos anuales superiores a los tres millones de dólares. Sin embargo, esta conducta, que resulta tan atractiva para los turistas, puede revertirse en contra de la seguridad tanto de las ballenas como de los observadores. Por este motivo la Fundación Mar Viva adelanta campañas de entrenamiento para guías y boteros, con el fin de que se realice un avistamiento responsable.

La temporada de ballenas está en pleno apogeo, así que aliste sus cámaras, aplíquese bloqueador solar y contacte a uno de los tantos turoperadores, sean del Golfo de Panamá o del Golfo de Chiriquí. Eso sí, lleve su vestido de baño porque también podrá disfrutar de playas de arenas blancas y aguas cristalinas, haciendo careteo en un bello arrecife mientras escucha el canto de las ballenas.

Datos curiosos

Las ballenas jorobadas nadan a una velocidad de cinco a veinticinco km/h y bucean hasta los doscientos metros de profundidad.

El nombre científico Megaptera novaeangliae se traduce como “ballena de aletas grandes de Nueva Inglaterra”, refiriéndose al gran tamaño de sus aletas pectorales.

Cuando se preparan para realizar un buceo profundo, estos cetáceos arquean el lomo luciendo una pequeña joroba, de ahí su nombre común de “ballenas jorobadas”.

El soplido de una jorobada puede llegar a los seis metros de altura y se puede oír a más de 245 metros de distancia.

Las jorobadas realizan largas migraciones dos veces al año. Viajan a las frías aguas polares en el verano para alimentarse y regresan a las cálidas aguas tropicales en invierno para reproducirse.

La canción de una jorobada puede ser oída a veinte kilómetros de distancia.

Para obtener más información sobre tours de avistamiento de ballenas puede visitar:

www.pacificadvent.com

www.thepanamaexperience.com

www.panamayachtadventures.com

www.thepanamatoursite.com

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