El Salvador: una joya de hospitalidad
Visitar este país es volverse uno de sus hijos. Aquí encontrará más razones para quedarse, cuando descubra la magia que esconde. Y es que su gente tiene un carisma tan particular, como no encontrará en otra parte del mundo.
Contenido patrocinado por Corporación Salvadoreña de Turismo
Fotos: Cortesía
Viajar a El Salvador es sumergirse en una experiencia de diversidad natural y cultural. Se conmoverá por la belleza de sus playas, de aguas cálidas y olas perfectas; por sus imponentes volcanes, exuberantes montañas y sitios arqueológicos que esconden los secretos de toda una civilización; un país con voz propia, hogar de los mejores anfitriones de la región.
Acá están por realizarse importantes eventos a escala mundial, además de ser el epicentro mundial del surf. Así mismo, El Salvador tomó el riesgo de apadrinar los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2023 y lo logró. Este país es centro de eventos en la región, ofreciendo una vida moderna en la ciudad, con muchas propuestas por descubrir, y también destinos turísticos únicos y reservas naturales, que lo convierten en el corazón de Centroamérica.
Su industria turística prospera, creciendo a pasos agigantados. Quizás la característica más notable que distingue a El Salvador de otros países de la región es la calidez y hospitalidad de su gente. Quienes visitan El Salvador son tratados como un integrante más de la familia. Los lugareños hacen todo lo posible para garantizar a sus invitados una experiencia inolvidable. Charlar amistosamente con un vendedor local o seguir a un guía turístico apasionado, siempre hay una cálida bienvenida esperándolo en El Salvador.
El país es el hogar de todo, desde densas selvas tropicales hasta imponentes volcanes y playas de formidables olas, que brindan a los visitantes una amplia gama de vistas panorámicas para explorar.
La cuna del Pacamara
El café salvadoreño es apreciado en el exterior. Sus notas dulces, florales y con aroma a chocolate, nuez y albaricoque producen una taza limpia y de buen paladar. Su acidez media viene de los frutales que cobijan sus plantaciones: mandarina y limones, entre otros, que lo vuelven exquisito al momento de maridarlo. Prácticas agrícolas basadas en el método artesanal, suelos volcánicos y, sin duda, la pasión de sus productores por la calidad completan la receta perfecta.
Acá se cultiva el grano Arábigo, de altura, en diferentes variedades, entre las que destacan Bourbon y el Pacamara (esta última es 100% salvadoreña). El café lo introdujo en El Salvador el capitán general Gerardo Barrios, a mediados del siglo XVIII, y fue cultivado en el oriente del país. Al popularizarse el grano, se crearon los primeros beneficios para tratar la cosecha.
En los últimos años, El Salvador ha aprovechado su relación histórica con el llamado “grano de oro”,
construyendo un destino alrededor de la historia. Hay fincas cafeteras que parecen máquinas del tiempo, donde se conoce la historia del café y se vive toda una experiencia relacionada con su procesamiento, desde la corta hasta la degustación de una de las mejores tazas del mundo.
Si le gustan los retos, El Laberinto de Albania, el más grande de Centroamérica, será su primera parada. Formado por más de 2.000 cipreses cuidadosamente protegidos, es considerado uno de los mejores cinco del mundo. Enamórese de los altos y montañosos paisajes, cuyos increíbles paisajes le robarán el aliento. Además, realice todo tipo de actividades deportivas extremas como rapel, senderismo, ciclismo y canyoning. También debe ir al Parque Portozuelo, en Juayúa, donde se divertirá en familia, al aire libre, recorriendo los cafetales circundantes o pasando la noche en un clima templado y perfecto.
Más al oriente, en el pueblo de Alegría, deguste un café exquisito, de altura, mientras admira las panorámicas de dos miradores emblemáticos. En Alegría le espera una laguna azufrada esmeralda, que lleva su mismo nombre. Además, podrá vivir la experiencia de estar dentro del cráter de un volcán. Prosiga
al Mirador de las cien gradas, donde disfrutará de un clima perfecto y tomará las mejores postales de su viaje. Termina en el Cerro Tecapa, elevación de 1.593 metros sobre el nivel del mar, y el pueblito Berlín, pionero de la siembra del café.
Al occidente del país, visite Jayaque, también destino de los amantes del café, donde realizará recorridos basados en la cultura cafetera y podrá conectar con la naturaleza. Luego, en El Pedregal, goce de la propuesta turística rural de clima agradable y fresco, con ríos y pozas naturales. Pase a Cumbres de Jayaque, lleno de cultivos hidropónicos, que prescinden de la tierra para desarrollar hortalizas frescas, como hierbas de cocina y tomates, entre otros productos. En El Carmen vivirá la elaboración de café certificado para exportación. Un destino para los más exigentes que demuestra por qué nuestro café es denominado grano de oro en la región.
Un tesoro arqueológico
El Salvador alberga destinos arqueológicos en todo su territorio. Un ejemplo es Cihuatán, inaugurado en 2007 en el valle central del río Acelhuate, municipio de Aguilares, en el kilómetro 36,5 de la carretera Troncal del Norte. Entre sus casi trescientas hectáreas hay pirámides, plataformas, murallas, un palacio y otras estructuras que datan del año 900 d. C. Hay tres construcciones principales, identificadas según el tipo de estructura y actividad que allí se desarrollaban. La primera es un centro ceremonial delimitado por una muralla circundante. Luego, el área de la acrópolis (una gran plataforma sobre la que se ubican varias estructuras) y, finalmente, la zona habitacional de los nobles y el área doméstica. Además, se supone que la ciudad estaba rodeada por amplias tierras agrícolas.
En el centro, un enorme palacio con dos palacetes menores adjuntos se asemeja a un tecpan, diseño procedente del centro de México. Cihuatán fue una ciudad grande con siete barrios, cada uno con un grupo de edificios ceremoniales. La ciudad llegó a tener unas 5.000 viviendas. El yacimiento está cerca del volcán de Guazapa, donde eran veneradas deidades mexicas como Quetzalcóatl, Tláloc y Xipe Tótec, entre otros. Ciertas investigaciones sugieren una fuerte conexión con otras aldeas indígenas, en Centroamérica y el sur de México (Puebla y Veracruz). Se estima que Cihuatán fue quemada y desalojada entre 1050 y 1100 d. C.
Cihuatán y Las Marías son los mayores sitios arqueológicos del país. El parque ofrece un recorrido por el área arqueológica excavada, que muestra 28 estructuras investigadas. Además, posee un centro de interpretación del sitio, tienda de souvenirs y cafetería.
En Aguilares también está la Licorera Cihuatán, que produce ron añejado y ofrece el tour Licorero Cihuatán, para conocer el proceso de destilación del producto y otras actividades más comunes, como la siembre de caña y la extracción artesanal de su jugo, materia prima para la producción del ron. En el tour lo llevarán incluso hasta el embotellado, repasando la historia y pasión por el trabajo de calidad de los salvadoreños.
Este licor ha ganado múltiples premios. Sus dos bodegas pueden albergar hasta 3.100 barricas de bourbon traídas de Kentucky y dispuestas en solera. En El Salvador, la industria azucarera es una de las mayores fuentes de divisas por exportación. La Licorera Cihuatán es una subsidiara del Ingenio La Cabaña, que controla todas las fases de la producción, desde la semilla de caña hasta el embotellado.
La conexión perfecta
Este es un destino para aventureros de corazón: esos que viven de la curiosidad, que aman descubrir y encontrarse con lo desconocido. El Salvador es un destino que le dejará recuerdos de por vida. La conexión perfecta comienza aquí, en el corazón de Centroamérica. Su aeropuerto internacional está bien conectado, con vuelos directos a las principales ciudades de América. Desde aquí, puede acceder fácilmente a otros destinos de Centroamérica como Belice, Guatemala, Costa Rica y Panamá; o bien, volar sin escalas hasta Los Ángeles, Las Vegas, San Francisco, Toronto y Madrid.
Y si esto no es suficiente, El Salvador también ofrece una experiencia urbana con genuino sabor latinoamericano. Desde centros históricos detenidos en el tiempo, de arquitectura colonial sorprendente, hasta estridentes mercados que dan vida a la ciudad. San Salvador, su capital, vibra con gente que siente y lucha, día a día, para salir adelante. Esta es una ciudad única en su especie y, sin duda, un destino que no debe dejar pasar.
Haga que la noche se encienda y muévase al ritmo de esa energía. La colonia San Benito alberga diversos espacios para disfrutar la noche como ninguna otra. Cene en los restaurantes más prestigiosos del país o descubra la sazón de la comida urbana. Baile hasta que no pueda más y viva la emoción de colarte con los locales.
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