Diablos en La Villa de Los Santos
La celebración del Corpus Christi, una tradición del siglo XIII, que nació en Europa y fue traída a América desde la época colonial, convertirá este pequeño municipio en el epicentro del color.
Por: Redacción Panorama de las Américas
Fotos: Tito Herrera
El próximo 29 de mayo, La Villa de los Santos, pueblo colonial ubicado en pleno corazón de Panamá, se vestirá de color. Alfombristas nacionales reconocidos y algunos invitados de México, Guatemala, El Salvador, Colombia y Brasil vestirán las calles de la ciudad con grandes alfombras elaboradas con sal, aserrín, arena, marmolín, follaje y algunas flores.
Las alfombras —elaboradas para que pase por encima de ellas la procesión del Santísimo, que tendrá lugar el día 30 de mayo a las doce del día— desaparecerán entonces, dejando solo el recuerdo de un arte efímero.
Y aunque las alfombras constituyen lo más llamativo de esta fiesta religiosa, no son lo único extraordinario que sucede en las calles de La Villa de los Santos durante el Corpus Christi. En realidad, todo iniciará el 25, víspera de la Santísima Trinidad, cuando al mediodía salgan de las cuatro esquinas del parque principal cuatro diablos sucios encargados de hacer círculos de pólvora. Es la Danza del Diablo Encuetado, cuyo objetivo es proteger a La Villa, pues en lo siguientes días habrá diablos sueltos.
El 29, cuando un reloj elaborado con escuadra y compás marque el mediodía exacto, los diablos pretenderán partir el sol en cuatro para repartirlo a su antojo. Sin embargo, sin notarlo, terminarán haciendo la señal de la cruz e iniciarán de ese modo su lucha entre el bien y el mal.
Los alfombristas entonces iniciarán su trabajo, que no terminarán antes de la madrugada del 30, ya día del Corpus Christi. Antes de la eucaristía, que tiene lugar a las 10 a.m., ingresarán las diferentes danzas a la iglesia.
Primero los diablitos limpios elevarán su parlamento al cielo, pidiendo permiso al obispo para ingresar. Luego pasarán los diablos pantomímicos bailando con castañuelas; seguirán la Danza de Conquista, una zarzuela española que narra el encuentro de Moctezuma con Hernán Cortés; la Danza de Enanos (al contrario de los gigantes de España); la Montezuma Cabezona, la Danza del Torito, la Danza de Gallinazos, la Danza del Zaracundé y, al final, las Mojigangas, encargadas de la crítica social.
El sincretismo cultural que
contiene la tradición de La
Villa de los Santos le mereció
el título de Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad,
por la Unesco.
Después de la eucaristía finalmente el Santísimo saldrá a la calle, en procesión sobre las alfombras. Se dirigirá a cada esquina del parque, rememorando los cuatro puntos cardinales, para bendecir y de paso limpiar todo por si acaso quedó algú diablito suelto.
Quienes no puedan asistir estos días deben saber que ocho días después se celebra la fiesta de Octava y las danzas salen de nuevo a la calle. El viernes 7 de junio es el día del Corazón de Jesús y el sábado es dedicado al turismo, razón por la cual las danzas del Corpus salen de nuevo acompañadas de agrupaciones de otras regiones del país.
Estas danzas se inspiraron originalmente en el teatro griego, donde no era permitida la participación de la mujer, y por ello, aún hoy, todas son representadas por hombres. Sin embargo, el domingo 9 de mayo, cuando se celebre el Día de la Mujer, ellas serán libres de representar cualquiera de los personajes.
Esta tradición nació en Europa en el siglo XIII para recordar a los creyentes el milagro de la eucaristía. Sin embargo, al llegar a América
se transformó y se llenó de elementos locales. El sincretismo cultural que contiene la tradición de La Villa de los Santos le mereció el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco.
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