Chiclayo: Corazón de la Ruta Moche
Por Julia Henríquez
Fotos: Demian Matías Colman, PromPerú
Hace más de 10.000 años, una de las más antiguas civilizaciones surgió en las altas y frías punas andinas del Perú. Después de 3.000 años, esos primeros pobladores descendieron a los valles occidentales, luego alcanzaron las lomas costeras y por fin llegaron al mar. Cientos de años después, en los años 80 del siglo XX, Chiclayo, por entonces ya una urbe moderna y ajetreada, se convirtió en la puerta principal de esta ruta milenaria cuando sus tesoros resurgieron poco a poco de entre las montañas de arena donde duraron ocultos por siglos.
1. La Ruta Moche
La región comprendida entre La Libertad y Lambayeque, en medio del vasto desierto y las altas olas marinas, fue cuna de tres grandiosas culturas ancestrales: Sicán, Lambayeque y Mochica, caracterizadas por su trabajo de orfebrería, cerámica y las obras de irrigación, que les permitieron ampliar su frontera agrícola.
La Ruta Moche es un sistema de huacas (100 a 900 d.C.) que invita a conocer más profundamente los ritos, religiones y rangos sociales de la región. Museos, sitios arqueológicos y parques naturales abiertos al público complementan esta aventura en donde turistas y residentes reviven el pasado en medio de las arenas del desierto.
2. Huaca Rajada
Este sitio arqueológico, descubierto en 1987, se halla en Lambayeque, a 35 kilómetros de Chiclayo. La tumba del soberano mochica revela pistas de los rituales fúnebres del gran Señor de Sipán. Y aunque esta es su atracción principal, el complejo tiene al menos otras 16 tumbas, la última encontrada en 2010. Allí yacen los restos de un joven que, según indican los artículos encontrados a su alrededor y su vestimenta, pertenecía a la élite moche. El descubrimiento de estos entierros fue un quiebre en la cultura de Chiclayo, pues nos permiten entender con mayor detalle esta gran sociedad.
3. El Museo Tumbas Reales de Sipán
Para entender la cultura moche es importante saber que sus entierros fueron realizados en pirámides invertidas, de manera que cuanto mayor era el rango social más profundo se hacía el entierro.
En un majestuoso intento de realismo, el Museo Tumbas Reales recibe un millón de turistas anuales por una rampa que desciende hacia el pasado. El museo cuenta la historia del arqueólogo Walter Alva, encargado de la excavación e impulsor del museo, de forma que a medida que se baja piso por piso se va recreando la exploración. Está decorado con seiscientas piezas de oro, plata y piedras preciosas encontradas junto al Señor de Sipán, gobernante, sacerdote y guerrero, quien fue enterrado en compañía de siete guardianes, tres mujeres, un niño, dos llamas y un perro.
4. Museo Nacional Arqueológico de Brüning
Hans Heinrich Brüning (1848-1928), amante de la arqueología, llegó al Perú en 1875 con el sueño de desempolvar el pasado. Haciéndose amigo de los habitantes, estudió el idioma y publicó un diccionario de esta lengua nativa. Gracias a su pasión por la cultura peruana, durante los cincuenta años que estuvo en Lambayeque, compró y coleccionó tantas cerámicas, que en 1916 abrió el Primer Museo Regional del Perú, que cinco años después se convirtió en el Museo de Brüning. En sus cuatro pisos exhibe una colección de 1.400 piezas arqueológicas de las culturas vicús, lambayeque, mochica, chavín, chimú e inca.
5. Las pirámides de Túcume
En el Valle de la Leche, 33 kilómetros al norte de Chiclayo, se encuentra este complejo formado por 26 templos de adobe que datan del 700 d.C. Es considerado el eje de la cultura Lambayeque, que después fue ocupado por la cultura chimú.
En el sitio se encuentran el complejo arqueológico de Collud-Zarpán y la huaca Las Balsas, que a juzgar por la evidencia era el almacén principal, construido entre los años 1000 y 1375 d.C. Hoy en día una pasarela permite apreciar la huaca completa, una laguna artificial, una pequeña ciudad rural y un vivero de plantas nativas.
En Túcume el pasado convive con el presente, pues brinda un pintoresco tinte a los complejos arqueológicos al combinarlos con rituales esotéricos, artesanías, comida y festividades religiosas de quienes hoy los rodean.
6. Museo Nacional Sicán
En Ferreñafe, a veinte kilómetros de Chiclayo, el museo exhibe desde entierros y momias notables prehispánicas hasta las piezas halladas en las excavaciones de Batán Grande, explicando los diferentes aspectos vinculados a la cultura sicán mediante réplicas de objetos y personas. Entre ellas se encuentran el famoso tumi de oro (o cuchillo ceremonial) y la máscara de ojo jalados.
7. Señora de Cao
En el departamento de La Libertad, a setenta kilómetros de su capital, Trujillo, fue descubierto en 2005 uno de los hallazgos más inquietantes del Perú. La Señora de Cao rompe con todo lo que creíamos saber del rol femenino en las culturas prehispánicas. La momia de la Señora de Cao fue encontrada en perfecto estado; sus tatuajes de la araña y la serpiente todavía visibles en sus brazos, pies y dedos, y la huaca construida para su entierro, que escondía un ajuar completo, son pruebas irrefutables del relevante papel que jugó este personaje de la realeza, cuyos detalles cuentan los rituales y ceremonias que presidió.
En el Museo Cao, abierto en 2009, la comunidad se ha vinculado para ofrecer una experiencia aún más completa con productos elaborados por artesanos de la zona con una experiencia de más de 5.000 años, lo cual es, además, un multiplicador de ingresos para los lugareños.
8. Chan Chan
A siete kilómetros de Trujillo, una ciudad de barro trasciende gracias a la ayuda de arqueólogos, historiadores y científicos. Chan Chan (sol, sol), gran capital del reino chimú, abarcaba más de veinte kilómetros cuadrados. Es famosa por sus paredes y templos hechos de barro y decorados con altorrelieves que representan aves marinas, peces, seres mitológicos y demás figuras iconográficas. Chimú, después de la restauración y puesta en valor, nos da una idea de lo que fue este importare asentamiento.
9. Huacas del Sol y la Luna
A unos seis kilómetros de Trujillo, mimetizado como cualquier montaña de arena, se encuentra este complejo que constituyó, hace mil quinientos años, uno de los centros ceremoniales más importantes de la cultura moche; construido en adobe, guarda bajo sus paredes la historia y cultura de toda una civilización.
Cuenta la leyenda que la Huaca del Sol fue construida en apenas tres días, gracias a la mano de obra de 250.000 hombres!.Y a decir verdad, haya sido hecho en un día o en cien, el Templo del Sol (como también se le conoce), centro administrativo y político, deja boquiabiertos a sus visitantes con sus 43 metros de altura.
Frente a este templo descansa la Huaca de la Luna, formada por plataformas superpuestas de seis templos ceremoniales en los que se destacan sus murales policromos decorados con Ai Apaec, el dios degollador mochica. Sus admirables despliegues de color han sobrevivido a los años, huaqueros y, sobre todo, al duro desierto.
En 2010 fue inaugurado el moderno Museo Huacas Moche, que tiene tres salas de exposiciones, centro de investigación, depósito, anfiteatro y áreas comunales y de acondicionamiento paisajista y sostenibilidad ambiental.
10. Algo más que huacas
A escasos catorce kilómetros de Chiclayo está el refugio predilecto de propios y forasteros: el balneario de Pimentel, con sus grandes hoteles y casonas, el lugar perfecto para descansar junto al muelle mientras los mundialmente famosos caballitos de totora flotan al vaivén de las olas.
El Santuario de Pómac es otra alternativa, esta vez para los amantes de la naturaleza, reserva de los notables algarrobos y visita perfecta para la observación de aves.
Dentro de la ciudad no deje de visitar el mercado de hierberos y curanderos, donde chamanes y brujos se reúnen a vender sus hierbas y presidir rituales de todo tipo. En contraste, la catedral Santa María constituye otro lugar imperdible. Diseñada en el taller de Gustave Eiffel, es una joya neoclásica de 1871 que hoy enriquece una ciudad en donde ruinas milenarias, pinturas de dioses degolladores y rituales de curanderos son el día a día de sus habitantes. Buenos anfitriones, los chiclayanos invitan a una conversación acerca de su esplenodoroso pasado cultura alrededor de una chica morada, un cabrito a la chiclayana y un King-Kong (alfajor adaptado).
Cómo llegar
A partir de julio, Copa Airlines ofrece dos vuelos semanales a Chiclayo (Perú) desde Norte, Centro, Suramérica y el Caribe a través de su Hub de las Américas en Ciudad de Panamá.