Calidonia transformada
Por Teresa Benjamín
Fotos: Carlos E. Gómez
Gabriel García Márquez escribió alguna vez que cada vez que iba a una ciudad nueva, lo primero que hacía era tomar un tour de esos pensados para los turistas. Decía que al hacer las rutas preestablecidas despachaba los sitios manidos y se permitía, los días siguientes, ir a los lugares en los que era posible conocer el pálpito real de la ciudad que visitaba.
En Ciudad de Panamá existen esos sitios que “hay que visitar”, claro: están el centro bancario y el Canal de Panamá, por ejemplo; el encanto añejo del Casco Viejo y la nueva cinta costera, con su paisaje de mar. Pero hay una zona de esta urbe centroamericana de la que no se presume, aunque forma parte del centro histórico y es rica en patrimonio arquitectónico y cultural. Se trata de las 160 hectáreas del corregimiento de Calidonia, formado por barrios únicos como La Exposición, El Marañón, Perejil y San Miguel.
Cada uno de estos barrios tiene características que los hacen especiales. San Miguel es un barrio popular próximo al centro de compras tradicional de la capital panameña la avenida Central, y Perejil es un barrio de usos mixtos que sirve de espacio de transición entre el centro histórico y el distrito financiero. El Marañón, por su parte, tiene profundas raíces obreras y está íntimamente vinculado con el ferrocarril transístmico, que durante muchos años unió las ciudades terminales de Colón y Panamá. Muy cerca de la Plaza 5 de Mayo y del malecón, desde El Marañón se accede al Mercado del Marisco con sus puestos de ceviches y pescados fritos que abren desde mediodía a Santa Ana uno de los barrios del arrabal durante la época colonial y al corazón de Calidonia: el barrio de La Exposición.
¿Por qué La Exposición es el corazón del corregimiento? Siga leyendo y le explico. Resulta que a principios del siglo XX, en 1915, al entonces presidente de Panamá, Belisario Porras, se le ocurrió la idea de extender la ciudad y apostó por un diseño cuadriculado que incluyera espacios verdes, paseos y bellos edificios. En este nuevo espacio se realizó, en 1916, una Exposición Nacional cuyo objetivo fue mostrar las bondades del país naciente apenas en 1903 se había separado de Colombia y presumir, vamos, de la mayor obra de ingeniería de su tiempo: el Canal de Panamá, inaugurado en 1914.
El asunto es que, como la idea de la exposición era mostrar, se construyeron edificios que todavía arrancan suspiros, tales como los de la Embajada de España y los que ocupan la Gobernación y la Procuraduría de la Nación. Al terminar la feria, el barrio quedó con el nombre de La Exposición y, aunque hoy no tiene la luz de antaño, en sus espacios se adivina el esplendor.
La Exposición abarca unas 85 hectáreas (es decir, más de la mitad del corregimiento), y en sus ochenta cuadras hay plazas, librerías, hospitales, comercios, museos, escuelas y edificios de gran personalidad, como el de los Archivos Nacionales. Al frente se halla la Plaza Víctor Julio Gutiérrez, otrora sitio de reunión dominguera, porque allí se desarrollaban programas culturales previos al juego de la lotería nacional, que desde entonces levanta, cada miércoles y domingo, la esperanza de miles de panameños… mientras les desangra los bolsillos.
A dos cuadras está la Plaza Porras, otro sitio emblemático del centro histórico porque ha sido, desde hace mucho, lugar de encuentro para manifestantes variopintos: desde aquellos que protestaron por la presencia de Bush padre allá por 1990, hasta los muchos que piden aumentos salariales, protección a la seguridad social, mejores jubilaciones, educación, salud…
El problema con La Exposición, y con el resto del corregimiento, es que en las últimas décadas se ha ido despoblando, lo que a su vez ha traído como consecuencia el abandono de muchos edificios, el uso arbitrario de los espacios públicos e inseguridad.
En una encuesta realizada a residentes y trabajadores del sector, estos señalaron que los problemas más importantes del corregimiento incluyen la pérdida del carácter patrimonial y arquitectónico, la invasión del espacio público por el comercio informal, la falta de estacionamientos, las aceras en mal estado, la basura mal dispuesta, la poca iluminación, el exceso de publicidad externa y un deficiente sistema de alcantarillado.
Basta imaginar…
Con los problemas ya detectados, la Alcaldía de Panamá se propuso diseñar un plan de revitalización urbana para Calidonia, aprovechando las ventajas que ofrece y mejorando sus áreas peatonales, oferta cultural y uso del suelo. El plan, además, busca ser modelo para otros sectores de la ciudad.
Como explicó Carlos Rodríguez, de la dirección de Planificación Urbana de la Alcaldía, la rehabilitación busca impactar el espacio público, “porque desde hace mucho tiempo el espacio de la ciudad lo ha decidido el mercado inmobiliario”.
El razonamiento es simple, aunque no sencillo de ejecutar: con cada vez más personas viviendo en las ciudades, es importante darles espacios que les procuren calidad de vida. Para el Estado, mejorar el uso del espacio en los centros urbanos se traduce en ahorro en costos de infraestructura. “Queremos darles puntos de encuentro a la gente”, agregó Rodríguez, “y la visión es rehabilitar el centro de la ciudad porque la expansión hacia las periferias no es sostenible”.
Se trata, según lo descrito en el Plan de Renovación Urbana para el corregimiento de Calidonia, de consolidar un sistema de corredores verdes en las principales vías del corregimiento, integrar las alternativas de movilidad (metro, ciclovías y áreas para peatones), interconectar los espacios públicos, regenerar espacios de valor patrimonial, densificar el área con ofertas de vivienda accesible y armar programas culturales que se integren a la gestión urbana.
¿Cuáles son algunos de los proyectos que se proponen? Cuando en 1915 se expandió la ciudad, el área de La Exposición se conectaba con el malecón a través de la avenida Ecuador, que terminaba en la Plaza Porras. Desde el Municipio se propone recuperar este paseo con la renovación de la Plaza Porras y del Parque Francisco Arias Paredes, “para crear una única plaza-parque” que incentive el desplazamiento y conecte ambos espacios, hoy separados por un muro de verjas. La renovación del parque ya arrancó, y el plan es construir allí un edificio para biblioteca y mediateca. A lo largo de la avenida Ecuador se crearán más plazas, en las que se instalarían centros comunitarios, teatros y un parque infantil, entre otras ideas.
Otra zona para mejorar está alrededor del Museo Afroantillano, frente a la nueva estación del metro de la Plaza 5 de Mayo. El Municipio quiere crear allí la Plaza Museo Afroantillano, para poner en valor el museo y su capital histórico, así como mejorar la infraestructura del Mercadito de Calidonia y conectar estas dos zonas con espacios peatonales. El objetivo en el área de El Marañón es recuperar la densidad y la actividad, ya que buena parte de sus lotes están baldíos.
El plan es seductor, sin duda, sobre todo si logra conectarse con otro proyecto que busca integrar el barrio de Curundú ‚Äïvecino de Calidonia‚Äï al centro de la ciudad, mediante la eliminación de algunas calles para convertirlas en espacios peatonales, la construcción de más viviendas populares y la reubicación de puentes y mercados, entre otros aspectos. “Queremos que se dinamice otra vez el centro, y estamos trabajando en normativas para establecer alturas y densidades”, añadió Rodríguez.
¿Cuánto podría tardar todo esto? Solo para Calidonia, se calculan diez años. El dinero para empezar provendría de los ingresos que recibirá el Municipio de Panamá por cuenta de la ley de descentralización, que permite que los impuestos de bienes muebles sean transferidos directamente a los municipios, en vez de irse a la caja central del gobierno. También se estudia un impuesto por valorización, que se cobraría a los residentes y comercios beneficiados con mejoras de la infraestructura.
La idea, al final, es que Calidonia sea el motor que impulse el ordenamiento del distrito de Panamá y de los otros distritos metropolitanos (San Miguelito, La Chorrera y Arraiján), tal como se establece en otro documento que presentó en diciembre pasado la Alcaldía, denominado Panamá Metropolitana: sostenible, humana y global.
Si logra concretarse, Calidonia dejará de ser el barrio marginado detrás de las altas torres de apartamentos de la cinta costera, para convertirse en un barrio vital, rico en cultura, diverso y con espacios públicos concebidos para disfrutarlos.
Sostenible, humana y global
En diciembre, la Alcaldía de Panamá hizo público el estudio Panamá Metropolitana: sostenible, humana y global, realizado en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por medio de la Iniciativa de Ciudades Emergentes (ICES).
El documento es el resultado de un trabajo de campo y de análisis para abordar los retos más urgentes de la zona metropolitana del país, que para efectos del estudio son los distritos de Panamá, San Miguelito, Arraiján y La Chorrera, donde se concentra el 46% de la población del país.
Se evaluaron 117 indicadores relacionados con medio ambiente y cambio climático, desarrollo urbano y gestión fiscal y gobernabilidad. Algunos de los temas urgentes son el manejo de los desechos (apenas el 2% de los desechos sólidos son reciclados), la inconsistencia en el servicio de agua potable y el tema del transporte (en la zona de estudio hay una tasa de movilidad de 1,28 viajes por persona al día; tasa comparable con mega ciudades como Bogotá, con una tasa del 1,20).
Entre las acciones prioritarias se recomienda:
• Mejorar la conectividad entre urbanizaciones.
• Elaborar un código de construcción verde y dotar a la ciudad de más áreas verdes.
• Recuperar la relación de la ciudad con su costa por medio de nuevas fases de la cinta costera.
• Proteger y conservar áreas forestales y manglares.
• Delimitar corredores y espacios fluviales.
• Construir un nuevo relleno sanitario para los distritos de Arraiján y La Chorrera, además de mejorar el manejo en el relleno del distrito capital.
• Mejorar la gestión municipal para asegurar eficiencia y calidad.