
Bogotá, ciudad grafiti
En Bogotá las paredes hablan, gritan, denuncian, lloran, deleitan, hacen reír y también llorar. Las paredes relatan los acontecimientos del día a día, resumen, ahondan, satirizan y desnudan la realidad.
Por: Margarita de los Ríos
Fotos: Margarita Navas
Como el papel en blanco, los muros limpios invitan a ser llenados de historias. Allí se oyen los lamentos de la injusticia social, se denuncia a los políticos corruptos e incluso se difunden los chismes de cada época. Y no es asunto de la modernidad, en las cuevas de Altamira los muros revelan la cosmogonía de nuestros antepasados y, según los historiadores, las paredes de Pompeya estaban llenas de inscripciones que reflejaban la vida cotidiana.

Pero tal y como lo conocemos hoy, el grafiti comenzó a tomar forma en la década de los 70 del siglo pasado en Nueva York, como parte de la cultura hip-hop. Se dice que el grafiti fue el tercer elemento de este movimiento cultural, después de la música y el baile.
El grafiti no tardó en llegar a Colombia, en un contexto de gran agitación social. Los estudiantes de arte de la Universidad Nacional, inspirados en las protestas estudiantiles de mayo de 1968, crearon verdaderos diálogos con el peatón. Ya en la década del 80 había tomado tanta fuerza, que el reconocido semiólogo Armando Silva publicó el primer estudio sobre el grafiti en Bogotá: Ciudad imaginada.
El activo movimiento contracultural, muy propio de Bogotá, contribuyó a que la práctica del grafiti se expandiera como pólvora.
Su evolución ha sido tal, que hoy Bogotá se sitúa entre los top diez del grafiti en el mundo. De un origen marginal y en los límites de la ilegalidad, el grafiti constituye hoy un estilo de vida para un grupo creciente de artistas ¿Lo especial en la ciudad? El grafiti en Bogotá es una práctica legal, tiene muros asignados y es protagonista de grandes festivales.
Parte vital de la ciudad
Desde 1998, con la alcaldía de Antanas Mockus, quien originó el llamado “milagro bogotano”, comenzó a reivindicarse el uso del espacio público en la ciudad. Artistas de Nueva York como Beso, Esoh, How, Nosm y Alfa intervinieron las calles de Bogotá y se creó el primer foro especializado en grafiti, Escritores Urbanos. En 2005 se hizo el primer festival-encuentro de grafiti en Usme, que reunió a más de cuarenta personas pintando un muro bajo la dirección del grupo de grafiti ‘Mientras Duermen’.

Un movimiento especial
El activo movimiento contracultural, muy propio de Bogotá, contribuyó a que la práctica del grafiti se expandiera como pólvora. Pero, irónicamente, también la construcción del sistema Transmilenio, en 2007. Para el establecimiento de las grandes avenidas que se requirieron, fueron derribadas centenares de construcciones que dejaron kilómetros enteros de enormes paredes tan uniformes como vacías: oportunidad única para los artistas del spray. La carrera 30 entre las calles 74 y 76 dio vida al proyecto Muros Libres, dirigido por el colectivo Mefisto.
La práctica del grafiti en Bogotá era imparable, pero el asesinato de Diego Felipe Becerra, un joven grafitero que murió a manos de la policía en 2011, impulsó una revisión en las políticas e inspiró a una nueva generación de artistas urbanos, que utilizaron este arte como herramienta de denuncia y memoria. En 2013 se promulgó el Decreto 75, que reguló esa práctica en la ciudad, reconociendo su valor artístico y social. En 2016 se consagró cada 31 de agosto como Día del Arte Urbano, en honor a Diego Felipe Becerra, en cuya reciente versión participaron más de ochenta artistas; además, el año pasado, la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD) lanzó la Beca de Celebración del Día del Arte Urbano.
Hoy muchos productores de grafiti trabajan en publicidad, arte, diseño, arquitectura y moda. Se comercializan publicaciones para fanáticos, se importan o crean nuevos materiales, se producen textiles con diseños del grafiti y hay gestión cultural. Más de noventa artistas fueron congregados para pintar las estaciones de buses y otros doscientos participaron en el embellecimiento de la avenida 26.
La ciudad conoce y respeta a grafiteros como Dwel, Toxicómano, Zas o Fc.o, Stinck Fish, SakoAsko, Score999, Guache, Djlu y Lesivo, y a mujeres como Erre o el grupo de mujeres víctimas del conflicto conocido como Aletea. En vez de perseguirlos, dueños de locales con amplias paredes en las zonas intervenidas los contratan para embellecer sus fachadas.
Los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional trazaron en los muros imágenes, juegos de palabras y contenidos satíricos que propiciaron diálogos con el peatón.
Lugares para ver grafiti
- Distrito Grafiti / Cra. 53f n.°5c-1 5C-99
- Distritos La Candelaria y Santa Fé
- Avenida El Dorado de Carrera 30 a Carrera 5
- Av. Jiménez entre Cra.10 y Av. Caracas.
- Avenida NQS entre calles 80 y 68
- Autopista Sur entre los barrios La Alquería y Venecia
Reservar un tour
- Bogota Grafiti Tour: +57 321 2974075
- Capital Grafiti tours: +57 320 5741140
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