Bocas del Toro, Maravilloso
Texto y fotos Winnie T. Sittón
Panamá tiene muchísimos atractivos y experiencias para ofrecer a los turistas; pero al César lo que es del César: Bocas del Toro es, sin duda alguna, uno de los destinos más populares y apetecibles del país en el ámbito internacional. Lo más curioso es que este prestigio se lo ha ganado hace poco. Hace escasos veinte años, este archipiélago de diez islas, ubicado en la provincia homónima, era un paraíso perdido en el Caribe apenas conocido por los propios panameños. Y hoy, damas y caballeros, es otra cosa.
Aún conserva su esencia y ese ambiente relajado que caracteriza a las comunidades isleñas. Y gracias a su belleza natural, sus paisajes marinos y esos atardeceres de ensueño que dominan el firmamento, sigue siendo una joya paradisíaca. La diferencia es que ahora tiene una oferta hotelera, gastronómica y turística muy buena, que satisface por igual los gustos más lujosos y exigentes, así como los presupuestos más ajustados. Literalmente, hay de todo para todos. Incluso, para aquellos visitantes que, además de desconectarse, quieren vivir una juerga épica.
Hoy el nombre de Bocas del Toro está muy relacionado con el Filthy Friday: megafiesta que ocurre todos los viernes del año y ha sido catalogada como la parranda más grande de Centroamérica. Es tan popular que se ha convertido en el principal atractivo del área y uno de los motivos por los cuales muchos jóvenes están llegando a Panamá. Para que se haga una idea, en los tres años que lleva de existencia han asistido cerca de 30.000 personas, provenientes de cien países, según cifras proporcionadas por los organizadores.
Lo singular de esta fiesta es que, obvio, ocurre en el paraíso. Y no en una sola isla, sino en tres: Colón, Solarte y Carenero. Así que, además de bailar y gozar al ritmo de la música, los asistentes recorren en lancha rincones del archipiélago y descubren sus hermosos paisajes, convirtiendo la juerga en una experiencia única. Eso sí, vaya preparado: son diez horas de rumba agitada y hay que ser un verdadero rumbero de acero para aguantar hasta el final. Y la demanda es alta, por lo que es mejor asegurar las entradas comprándolas con anticipación en filthyfridaybocas.com
Los sabores de la gastronomía bocatoreña también están dando mucho de qué hablar, gracias a la buena fama que está cosechando el chef Joseph Archbold con su restaurante Octo. Ofrece comida caribeña preparada a la parrilla y la especialidad, como bien se puede deducir del nombre, es el pulpo. Además de haber logrado excelentes reseñas de importantes críticos internacionales y medios especializados, puedo dar fe de que no hay un solo residente que no te pregunte si ya fuiste a probar el sitio. Es una de las mejores recomendaciones culinarias que me han dado en la vida.
Octo está en la en avenida F de Isla Colón, entre las calles 4 y 5. Por si fuera poco, Archbold acaba de abrir un restaurante en Carenero, la isla donde creció y aprendió a cocinar siendo muy chico.
Se llama Receta Michilá (en el hotel Doña Mara), donde propone a los comensales un viaje a sus raíces, rescatando las recetas originales que heredó de su madre, pero dándoles el toque contemporáneo que lo distingue como chef. Para ir solo a uno, mejor probar los dos.
Al margen de las novedades, hay dos clásicos de la gastronomía local que es imprescindible degustar. Allí mismo en Carenero está el popular Bibi’s, sobre un muelle a orillas del mar y dueño de una vista espectacular, ideal para disfrutar del atardecer. Se distingue por su gran variedad de cocteles y un menú principal basado en pescados y mariscos frescos, preparados con ingredientes locales. Entre sus especialidades, es imprescindible probar el ceviche y la langosta. Para chuparse los dedos.
Y, por último, pero no menos importante, está el Restaurante Tom: una fonda muy sencilla, donde se pueden comer platillos afrocaribeños a un precio económico. Ha dejado de ser un restaurante solo para locales, porque los buenos comentarios que despiertan su cálida atención y deliciosa sazón han llegado a oídos de los turistas. Y vaya que vale la pena ir a conocerlo, porque es puro sabor a Bocas. Está en Isla Colón, en la esquina de avenida F y calle 2, en el Mercado Municipal.
Ir a Bocas del Toro solo a comer, beber y bailar estaría muy bien; pero decidí aprovechar la invitación de la agencia Transparente Tours para navegar y descubrir uno de los tesoros más preciados del archipiélago: Cayo Zapatilla, un par de islas deshabitadas rodeadas de un arrecife de coral, en los límites del Parque Nacional Marino Isla Bastimentos, creado en 1988.
Además de ser un santuario de la biodiversidad, es un sitio increíblemente hermoso, lleno de vegetación, fina arena blanca y el mar cálido y cristalino. Y en el horizonte no hay más que un cielo azul inmenso a la vista. Fue imposible no sentir que estaba en el último rincón del mundo y que había llegado al mejor lugar para despedirme de este recorrido por Bocas, un auténtico paraíso del Caribe panameño.
Este reportaje se hizo gracias a una invitación de los organizadores del Filthy Friday, con el apoyo de la directiva de la Cámara de Turismo de Bocas del Toro. Nuestro hospedaje en Isla Colón fue cortesía del Hotel Swan’s Cay.
Cómo llegar
El archipiélago de Bocas del Toro está en el mar Caribe, al noroeste de la República de Panamá, a más de seiscientos kilómetros de la capital panameña. Se puede llegar por carretera hasta el puerto de Almirante (en transporte público o manejando) y desde allí abordar el ferry o una lancha rápida hasta Isla Colón o a la isla donde vaya a hospedarse. También hay aerolíneas internas que ofrecen vuelos directos a Bocas Town, ciudad principal del archipiélago.