Gobernadora: donde arte y turismo se encuentran
Por: Jorge Ventocilla
Fotos: Javier Pinzón
En esta isla del Pacifico panameño el amanecer es una caricia fresca y revitalizadora. Aún es temprano y hay aromas que fluyen del mar, del huerto orgánico y del jardín alrededor de las cabañas, pero Yves y Valerie Leblet ya están en movimiento.
Concentrado en lo que hace, Yves entreteje lianas para formar una esfera que irá al centro de un enorme móvil de círculos concéntricos, hechos también de bejucos. Mientras tanto, Valerie reúne sus cosas para ir al pueblo y afinar detalles de la próxima feria; luego habrá tiempo para la cerámica.
Hace ya muchos años que esta pareja de artistas franceses decidió dejar la urbe para ir a vivir cerca al mar, en un estilo de vida que tuviera el menor impacto posible. Primero fueron ocho años en Samaná (República Dominicana), en uno de los cocales más extensos del Caribe. Ahora ya llevan siete años viviendo en isla Gobernadora.
¿Ha sido una vida dura, con muchas privaciones? Sí, al principio, seguramente… Pero su andar tuvo un objetivo claro y definido, que los ha mantenido entusiasmados: tener un día una residencia de artistas. Un espacio donde colegas artistas, viajeros, turistas, gente que busca algo real, pudieran encontrar inspiración para crear y, sobre todo, reconectarse con la naturaleza. Y ya están logrando ese sueño, en la isla Gobernadora, de Panamá.
Con ocho kilómetros cuadrados, la isla reposa en el Golfo de Montijo ‚Äïhumedal en gran parte protegido‚Äï, en la provincia de Veraguas. Gobernadora es una vecina pequeña de la renombrada Coiba, la mayor de las islas panameñas, a 25 millas náuticas de distancia. Para llegar aquí hay que viajar cinco horas, por carretera asfaltada, desde Ciudad de Panamá hasta los poblados costeros de Santa Catalina o Hicaco, donde el visitante se embarca y tarda veinte o treinta minutos más en llegar a Gobernadora. La isla tiene un único poblado de poco más de doscientas personas, muchas de ellas apellidadas Castillo o Alfonso; los Castillo provienen en su mayoría del corregimiento de Río de Jesús, en tierra firme, mientras que los Alfonso llegaron, hace ya varias generaciones, de Colombia.
“La complejidad del acceso es parte del carácter de ‘viaje iniciático’ que aquí queremos ofrecer”, me dice Valerie. Y es así porque alojarse unos días en el Art Lodge que ella y su esposo han construido, con materiales autóctonos y un detallado sentido artístico, bien puede ser una experiencia transformadora. “Nos ha pasado varias veces que las personas atraviesan el jardín, llegan al área de estar y ya nos están preguntando si pueden extender su estadía”, añade Yves con una sonrisa de satisfacción.
Por tradición, ellos hacen una exposición anual en Ciudad de Panamá. En 2011 realizaron “Diálogo Coco-Bambú” en la Alianza Francesa (antes hubo un “Diálogo Coco-Cacao”). Pero a partir de enero de 2013 “y ya para siempre”, como señala el catálogo, la exposición “Diálogo Coco-Bejuco: Arte y naturaleza más allá de las galerías” se instalará entre los bungalows, árboles frutales, cultivos orgánicos, el riachuelo y el bosque del hermoso espacio de los artistas.
Valerie lo tiene muy claro: “Queremos atraer al público hacia donde nacen las ideas, las semillas creativas… para que pasen el puente [se refiere a uno de los dos puentes sobre el Canal, cuyo tránsito obligatorio da inicio a los viajes al ‘interior’ del país], crucen el mar y entren en la Galería, despertando sus cinco sentidos”.
Es el perenne aire de fondo que flota en el Art Lodge: volver a tener comunicación con la naturaleza por medio del arte. Por algo el artista peruano Fernando de Szyszlo afirma que la naturaleza “es un diccionario, donde los pintores buscan palabras”. Y el cubano José Martí ya poetizaba este humano sentir: “El arte no es más que la naturaleza creada por el hombre”.
Hasta el momento seis artistas han aceptado la invitación de Valerie para exponer las obras que iniciarán el “Diálogo Coco-Bejuco”: Christine Cartooch y Brooke Alfaro (pintura), Régis Servan (cine), Philippe Demarsan (fotografía) y André Boisvert, Sonia Robertson y el propio Yves Leblet (Land Art). Ellos expondrán sus obras en esta Galería Art Lodge, primera de su estilo en el país, que no tendrá ni puertas ni ventanas, salvo una cubierta cuando sea necesaria.
Predominará el Land Art pues Yves se dedica a esta expresión artística‚ tendencia del arte contemporáneo que utiliza el marco y los materiales de la naturaleza: maderas labradas por el mar, tierra, piedras, arena, rocas, fuego… La expresión inglesa se ha traducido al español como “arte de la construcción del paisaje” o “arte terrestre”. Por lo general las obras se encuentran en el exterior, expuestas a los elementos y sometidas a la erosión natural. Algunas desaparecen, quedando de ellas solo el recuerdo fotográfico.
“El recorrido artístico de Land Art permitirá a todos disfrutar de un paseo en donde la creatividad se unirá a la naturaleza”, señala Valerie, “Pero para interactuar con la ciudad se presentarán fotos de las obras en general y algunas instalaciones en espacios culturales de la capital”.
“Biodiversidad, humanidad y arte” es el lema de la exposición. Y esa es la intención: tener a las personas, empezando por la población local, al centro. Yves y Valerie se han propuesto promover cada año, en conjunto con los artesanos de la isla y empresas de fuera que cada vez son más‚ la celebración de la segunda Feria Artesanal y Ecoturística de Gobernadora, del 18 al 20 de enero, donde también participan artesanos de tierra firme, se dictan conferencias y talleres sobre sostenibilidad en pesca responsable y turismo rural, hay carreras de cayucos, bailes típicos, degustación de platos locales y más. Siempre participan entidades como la Autoridad de Turismo de Panamá, MarViva y la Universidad de Arte Ganexa, entre otras.
Oportuno es revelar que los artistas han ido reuniendo gente cercana a su sentir, dispuestos a compartir su tiempo en la isla. De tal forma que a mediano plazo una pequeña comunidad se irá formando alrededor del Art Lodge y sus principios de protección a la biodiversidad, promoción del arte y respeto a la humanidad.
Algo nuevo está pasando en esta isla del Pacífico panameño. Una experiencia que es también empresarial y turística, a su manera distinta, que ofrece una experiencia real de reconexión con la naturaleza. En un espacio de mucha belleza que incluye no solo lo que está afuera, sino también a la gente local y aquello que está dentro de cada quien. Algo nuevo que nos despierta y reconecta, como la brisa fresca y vital que corre en las mañanas del Art Lodge de isla Gobernadora, en Panamá.