Artesanos de la pollera: ADN panameño
Con motivo de las fiestas patrias panameñas, que se celebran en noviembre, viajamos a Guararé, Las Tablas y Pocrí, en la provincia de Los Santos, junto a Anna Gabriela Furnari, reina nacional de la pollera 2024. Allí visitamos a los artesanos que confeccionaron cada parte de los ajuares que utilizó en su reinado. Esta es una historia de lealtad y admiración entre una amante del folclor y quienes mantienen vivo el traje típico nacional.
Por Alexa Carolina Chacón
Fotos: Rommel Rosales
No hay pollera sin sus artesanos. Son aquellos que han aprendido el arte de tejer, calar, bordar y zurcir, por mencionar algunas técnicas, los que hacen posible ver cientos de empolleradas en el Desfile de las Mil Polleras o en los carnavales. Anna Gabriela Furnari, reina nacional de la pollera de este año, fue la encargada de presentarnos a los protagonistas de la producción de su vestuario y explicarnos el proceso de confección.
Cada parte de la pollera se hace por separado para luego unirlas. La prenda está conformada por un blusón con una falda principal y mínimo un peticote. Tanto la blusa como la falda tienen encajes de diferentes grosores y estilos, arandelas bordadas cuya técnica describirá el tipo de pollera y tejidos hechos en ganchillo (croché). A eso hay que sumarle los tembleques, que adornan la cabeza, y las prendas de oro que luce
la empollerada.
Anna, de 18 años, nació en Nápoles (Italia), pero su sangre es tan panameña como la cutarra; nadie en el pueblo de Las Tablas lo duda. “Todo empezó desde muy pequeña. Mi madre y mi familia en general siempre valoraron las costumbres panameñas y desde pequeña nos inculcaron a mí, mi hermana y primas el amor por nuestras tradiciones folclóricas”. La pasión de su madre por el folclor la llevó a conectar con artesanos desde temprana edad. Verla desenvolverse junto a ellos es reconocer que el folclor panameño no corre peligro de extinción mientras existan esas conexiones íntimas que se vuelven familia.
Según el folclorista Rolando Domingo, autor del libro La pollera revelada, la persona más importante en el proceso de hacer una pollera es la mujer que la encarga. Esa pollera se convertirá en un patrimonio familiar que pasará de generación en generación.
Guararé: la tierra del festival de festivales y de manos laboriosas
El recorrido arranca en el pueblo de Guararé, ubicado a cuatro horas de Ciudad de Panamá y a pocos minutos de Las Tablas. Aquí viven doña Elba Díaz y sus descendientes Dalvis, Melisa, Isaac y José, los principales actores de las polleras de Anna. Doña Elba, una señora de 81 años con 65 de experiencia en el ámbito artesanal, es la encargada de unir todas las partes de la pollera, labor que Rolando Domingo considera crucial. “En este momento todavía estamos a tiempo de hacer correcciones. Una pollera no es una pieza estándar, ni siquiera se puede hacer en tallas small, medium y large. La pollera idealmente se confecciona para una persona con miras, a lo mejor, de heredarla a una hija o sobrina que, aún si son más altas que ella, puedan usar el traje. Pensar en todo esto es un arte”.
El legado lo continúan sus hijas, hijo y nieto. Dalvis y Melisa se encargan de la costura, bordar y hacer calados. Esta última es la técnica utilizada en los retazos coloridos de la pollera, los más vistosos y donde rápidamente se puede ver su calidad. Toda la familia vive una al lado de la otra, haciendo que prácticamente sean una “fábrica” vernacular. A José su tía Dalvis le enseñó a hacer mundillo durante la pandemia. Este es un encaje realizado sobre una rueda de tela con palillos de madera que permiten entretejer el hilo. Los procesos de la pollera tradicionalmente lo han hecho mujeres, pero, gracias a la alta demanda de estos procedimientos manuales, los hombres más jóvenes de la familia se han entrenado en este arte. Isaac es el encargado de hacer las motas que ponen el punto final a la camisilla.
Las Tablas: hogar del gran orfebre
La pollera, sin importar el tipo que sea, se adorna con joyería de oro. Cadenas, zarcillos, pulseras, anillos… Quienes realicen estas piezas tienen una responsabilidad alta en la calidad del producto final. Enio Ortiz es el responsable del joyero de la familia de Anna. Cuando llegamos a su taller en Las Tablas estaba terminando de trabajar el broche del reinado. Es una de las piezas más bellas que he visto. Las iniciales de la reina rodeadas de delicados lirios con una aguja como toque final, haciendo honor a los artesanos que le permiten presentarse ante su pueblo de manera excepcional. Anna y su madre, Gabriela, solicitaron ver cómo estaba quedando la corona del reinado, pero Ortiz, quien es de pocas palabras y posee un semblante amable, prefirió que fuese una sorpresa. Semanas después, al preguntar a ambas si la corona había cumplido sus expectativas, confirman que fue todo lo que esperaban e incluso un poco más.
Cada prenda de oro de Anna la ha trabajado Enio, quien estudió Arquitectura y empezó este caminar en el taller del legendario orfebre Ascanio Villarreal. Hoy tiene cincuenta años, treinta de los cuales han sido dedicados a esta labor. Es un eterno aprendiz: ha viajado dos veces a Italia a empaparse de nuevas técnicas, como cortar con láser. El debate de cuando es “demasiado oro” en una empollerada es una conversación vigente en la cultura local. Rolando Domingo explica que, al ser una pollera un vestido de fiesta, la gente solía lucir las joyas que tenía: rosario, algún cordón o la cadena chata, la más tradicional. “Una mujer no debe dejar de ponerse una pollera por falta de joyas, lo que no debería hacer es exagerar y repetir cadenas”, comenta el experto.
En Pocrí encontramos los tembleques
Una reina como Anna lleva tradicionalmente una corona de oro, que la diferencia del resto de su corte; sin embargo, sería un error no considerar los tembleques como la corona que lleva por definición toda mujer empollerada. Las primeras empolleradas lucían flores naturales, las cuales fueron suplantadas por flores de oro. La democratización de la pollera llevó a que estas se empezaran a confeccionar con escamas de pescado y piedras doradas y plateadas. Hoy por hoy los tembleques tradicionales son blancos, pero también los hay de colores. Esta es una de las partes de la pollera cuyo uso es más libre, pues depende del gusto de quien la lleva y el tipo de pollera que use.
En Pocrí, pueblo pasando Las Tablas, nos encontramos con Luis Roberto de León Aparicio, quien en su taller estaba confeccionando la cabeza de tembleques de Anna cuando llegamos. Bastaba un poco de luz para que estos brillaran como si fueran diamantes. Ahora se usan cristales de Swarovski para elevar el lujo de la pieza. La reina, con una determinación que solo puede tener alguien que se conoce a carta cabal, mandó a corregir unas piedras pues las encontraba demasiado llamativas. Su intención era mantenerse lo más fiel posible a como son los tembleques tradicionales: elegantes y en tono blanco perlado. El trabajo de Luis es impecable. Se nota en la rigidez de cada pistilo y en qué tan imponente se ve cada pieza. Estas luego se colocan estratégicamente en la cabeza, tomando una forma redonda que corona a la empollerada.
El trabajo de estos artesanos cobró vida durante el Reinado Nacional de la Pollera, que fue del 6 al 22 de julio, Día Nacional de la Pollera, cuando se realiza el concurso nacional. Aquí Anna Gabriela terminó su reinado, que cumplió con su pueblo y dejó en alto las manos trabajadoras que exaltamos en este artículo.
¿CÓMO Y DÓNDE DISFRUTAR LA POLLERA?
Desfile de las Mil Polleras
enero de todos los años
Cientos de empolleradas se toman las calles de Las Tablas para celebrar el traje típico nacional.
Feria Nacional de Artesanías
junio de cada año
Aquí, además de disfrutar conjuntos folclóricos, podrá adquirir artesanías y polleras ya listas.
Domingo de Carnaval en Las Tablas
El día en que tradicionalmente las reinas son acompañadas por su tuna al ritmo de tambor por las calles del pueblo.
Festival Nacional de la Pollera
julio de todos los años
Se celebra a la reina vigente y además se otorga la medalla Margarita Lozano, galardón más importante que se le puede dar a una pollera en el país.
¿QUÉ HACER SI QUIERE VIVIR LA EXPERIENCIA DE EMPOLLERARSE?
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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
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