Santa Marta, la perla de América
Santa Marta no es solo una ciudad, es un rosario de bahías y ensenadas atrapadas entre las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta —la montaña de litoral más alta del mundo— y el mar Caribe. La caracterizan, abajo, colinas secas vestidas de cardones, pero la protege, arriba, un gigante vestido de bosque.
Por: Margarita de los Ríos
Fotos: Andrés Mayr
¿No son 28 grados centígrados promedio durante todo el año la mejor temperatura del planeta? ¿No es el azul Caribe el más hechizante de todos los mares? ¿Qué hay de los caminos montañosos por un tupido bosque tropical con la más abundante variedad de especies de aves? ¿O playas de arenas doradas, mares habitados por corales, ensenadas continuas como un rosario interminable, separadas cada una por ríos cristalinos que bajan apresurados de la montaña?
Pues bien, esos son apenas pequeños aperitivos de todo lo que puede ofrecer Santa Marta, la Perla de América, nuevo destino de Copa Airlines.
Día 1.
La ciudad
La brisa es la protagonista en nuestra caminata por el centro histórico. La llaman “la loca” y, aunque no deja sombrero sobre cabeza alguna, atenúa la temperatura tropical para dar una sensación térmica confortable. Pese a ser la ciudad más antigua de Colombia, Santa Marta transmite una sensación de novedad, gracias a las obras de restauración realizadas durante la última década.
Los parques arborizados ofrecen mobiliario urbano para el descanso y antiguas calles, hoy convertidas en senderos peatonales, pasan frente a casas coloridas, con balcones de madera que invitan al chismorreo. Bares y restaurantes sacan sus mesas al aire libre bajo la sombra de frondosos árboles y le dan un toque cosmopolita a la ciudad.
Nuestra visita inicia en la Plaza Catedral, recién adoquinada. Aquí está enterrado Rodrigo de Bastidas, el fundador de la ciudad, y estuvo Bolívar, el Libertador, antes de que sus restos fueron enviados a Caracas. Vamos al parque de Los Novios donde nos hablan de restaurantes con chefs muy reconocidos, hoteles boutique en antiguas casonas y noches alegres con música en vivo. Continuamos en el Parque Bolívar, construido en honor al Libertador, quien, poco antes de morir estuvo seis días en la que se conocía como Casa de la Aduana y es hoy el Museo Tayrona. Entramos al Museo, por supuesto, pleno de piezas de oro y cerámica encontradas en la Sierra Nevada.
Terminamos en el malecón: casi un kilómetro de senderos, ciclovías, árboles y zonas de recreación paralelo a la bahía, que tiene la fama de los mejores atardeceres de Colombia. Desde la marina internacional, que le da un aspecto cosmopolita a esta ciudad, terminamos el día.
Dos visitas adicionales: La Quinta de San Pedro Alejandrino
Una hacienda del siglo XVII que dio albergue a Simón Bolívar pocos días antes de morir. Sus senderos bajo frondosos árboles conducen al Altar de la Patria, el Museo de Arte Contemporáneo, el Jardín Botánico y las instalaciones coloniales de la hacienda.
Mamancana
Reúne playa, montaña y actividades como montañismo, muro de escalada, canopy, rappel, caminatas arqueológicas y observación de especies.
¿Y de hotelería?
A la restauración de la zona histórica le siguió el establecimiento de restaurantes con cocinas de autor y luego la llegada de hoteles de cadena internacional.
- Hilton Garden Inn
Acaba de llegar para completar la oferta de hoteles boutique.
- Hotel Boutique Don Pepe
- Hotel Placita vieja
- Marriott Playa Dormida
A Bello Horizonte, donde están las mejores playas de la ciudad, acaba de llegar el Marriott Playa Dormida, donde la esencia del paisaje tropical de la sierra nevada y la tradición indígena son punto de inspiración en la decoración. Tiene 2 restaurantes y 168 habitaciones.
- Irotama
- Zuana Beach
- Hotel Emile Mercure
+57 5 4368484
- Dreamer
Es un nueva generación de hostales para jóvenes en donde prima el diseño, la buena comida y la organización de experiencias para aprovechar el destino. Nació en Santa Marta y ya tiene también en Palomino, San Andrés y Bogotá.
Día 2
La Nación Tayrona
La Sierra Nevada de Santa Marta nace a orillas del Caribe y remata sus cumbres nevadas a 5.775 metros. Allí habitó en tiempos precolombinos el pueblo tayrona, el cual construyó, a lo ancho y alto de la Sierra, cientos de poblados que se comunicaron por caminos empedrados; sus habitaciones, sitios ceremoniales y cultivos se organizaron en terrazas, para evitar la erosión.
Con la llegada de los españoles, los indígenas huyeron a las partes altas y la selva ocultó todo indicio de su antigua civilización. Apenas en 1973 fue descubierta la más célebre de sus ciudades, Teyuna, conocida como Ciudad Perdida. Se alcanza luego de tres días de caminata en ascenso por los célebres caminos tayronas y una prueba final de 900 escalones. El descenso se hace en dos días.
El turista que no está preparado para emprender esta aventura tiene una alternativa: Taironaka, otra de las más de 200 ciudades que se supone existen en la Sierra. Fue descubierta hace veinte años por el célebre capitán Francisco Ospina Navia y hoy tiene acceso por un corto sendero desde la carretera, museo con valiosas piezas halladas en el lugar, hotel y restaurante. La finca además es aledaña al río Don Diego, donde los locales ofrecen una divertida actividad de tubing hasta su desembocadura en el mar.
Otra ciudad recién descubierta es Bunkuany, adonde se llega a partir del sector de Calabazo por una carretera que trepa montaña arriba. Al final del camino está el Hotel Madre Sierra, cuyas cabañas de madera se mimetizan en las laderas. Desde allí guían al turista en una caminata de dos horas. Los yacimientos han sido puestos en valor por los propietarios del hotel.
Día 3
El Parque Tayrona
José Niño es un guía local de ancestro kogui que se mueve por los caminos del Parque Tayrona como por su casa. La caminata de cuatro horas (ida y regreso) desde Cañaveral hasta Cabo San Juan se convierte en su compañía en una animada clase de botánica tradicional.
En total, el Parque Nacional Tayrona, declarado como tal en 1964, tiene más de 16 playas de origen coralino, algunas con aguas más turquesas que otras, algunas plácidas y otras muy peligrosas para un baño. En el camino conocemos Cañaveral, Arrecife, Arenilla, la Piscinita y Guachaquita. Hasta que llegamos al cabo y su quiosco cinematográfico, construido en lo alto de una roca. Un poco después de deleitarnos en la playa y almorzar pescado frito y patacón, sumamos a nuestra lista también Playa Desnuda.
En el camino, José nos explica que el parque está dividido en cuatro sectores: Bahía Concha, muy cerca de la ciudad; Neguanje, adonde se accede por el río Palangana; Pueblito, la zona arqueológica dentro del parque, hoy cerrada, por orden de las comunidades, y Cañaveral, la más popular por sus pintorescos ecohabs, adonde se accede por El Zaino.
El parque abarca doce mil hectáreas terrestres y tres mil marinas y tiene cuatro tipo de bosques. Entre sus 400 especies de aves hay cien muy populares entre los pajareros del mundo.
Otro plan en el parque
Usted puede ir en auto a Neguanje y, después de 5 minutos en bote, llegar a Playa Cristal, catalogada entre las mejores 25 playas de Sudamérica en los Travelers Choice Beaches 2018 de Trip Advisor. Para llegar, desvía por el sector de Palangana.
Tenga en cuenta que:
Los indígenas de la Sierra Nevada prohíben visitar el parque durante tres temporadas al año, para que la tierra tenga oportunidad de purificarse. Este año las temporadas son 1 al 15 de febrero, del 1 al 15 de junio y del 19 de octubre al 2 de noviembre.
Evite también visitar el parque en temporada alta (15 de diciembre al 15 de enero y durante la Semana Santa). Pueden formarse colas muy largas desde altas horas de la mañana.
¿Dormir?:
La mayoría de los hospedajes dentro del parque están cerrados temporalmente en espera de ser concesionados; sin embargo, en los poblados aledaños hay suficiente y bella hotelería.
- Vic Hotel Cayena Beach
Troncal del Caribe Km 39
- Villa Playa Tayrona
Troncal del Caribe Km 30
- Hotel Senderos del Mar
Troncal del Caribe, Km 44
@senderos_del_mar
Más información en www.parquetayrona.com/hoteles
Día 4
Subir a Minca
La carretera serpentea montaña arriba y poco a poco penetra al interior de la Sierra Nevada de Santa Marta. Atrás quedan los cactus y matorrales y poco a poco el verde encrespado del bosque se toma el panorama. Muy pronto la temperatura desciende 10 grados; un grado menos por cada 186 metros que se asciende sobre el nivel del mar. Así es el trópico.
A Minca se va a sentir el “espíritu de la Sierra”, por eso hay spas, miradores para disfrutar de los ríos y las abundantes cascadas o simplemente para quedar embelesado admirando los diferentes niveles de las montañas de la Sierra. Así le sucedió a Antonio Pitar, quien llegó a estas alturas hace doce años. Primero tuvo una siembra de café y algún día, cuando estaba con su esposa en lo que iba a ser su estudio privado, cayó el atardecer y el cielo se tiñó de colores. Pensó que debía compartir tal emoción y así nació lo que es hoy el hotel Colores de la Sierra.
En sus senderos encontramos a Cristian Sierra Villalba, guía naturalista y observador de aves, quien nos explica que en 8 hectáreas han contado 175 variedades de aves y hay 27 especies endémicas. Avistadores del mundo entero llegan allí en su búsqueda.
Otros Atractivos
Hacienda La Victoria.
Fundada en 1892 por ingleses que llegaron a montar el ferrocarril de Santa Marta. Ofrece tour por las vetustas máquinas y degustación de café y cerveza artesanal.
Tel. 57 317 308 5270 www.la-victoria.coffee.com
Dónde alojarse
- Colores de la sierra
Para quien busca el contacto con la naturaleza.
- Sweet Harmony
Ideal para el confort y el descanso.
- Casa Elemento
Famoso entre los instagramers por sus hamacas gigantes.
@casaelemento
2 Comments
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teyuna
santa marta es expectacular, sin dudas. la ciudad perdida es otro atractivo encantador
Frank
Excelentes recomendaciones, muchas gracias!