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Destino República dominicanaPunta Cana: Viaje por los sentidos

Punta Cana: Viaje por los sentidos

Texto y fotos Javier Pinzón

Fui invitado a participar del vuelo inaugural de Copa Colombia, que a partir de abril pasado lleva directo de Bogotá a Punta Cana. El vuelo inicia con el famoso bautizo que dan los bomberos a todo destino nuevo: un chorro (bueno, más que un chorro es una lluvia) de agua, que nos lanzan desde un camión. Así, dejo la congestionada ciudad y me dirijo hacia Punta Cana, en República Dominicana.

República Dominicana se halla en una isla paradisíaca bañada por las aguas del mítico mar Caribe. Sus antiguos habitantes eran los taínos, que significa “los buenos”, y a su tierra la llamaban Quisqueya: “Madre de todas las tierras”. Cristóbal Colón llegó a esta isla el 5 de diciembre de 1492 y la llamó La Española. Santo Domingo, su capital, fundada 1496, es la ciudad más antigua de las Américas y en ella funcionaron el primer Obispado (1504), la primera Capitanía General, el primer Virreinato y la primera Real Audiencia (1511) de América; allí también se construyó la primera iglesia (Ermita del Rosario, 1496), el Hospital de San Nicolás (1503) y la primera catedral (1530); pero cuando las tierras de América del Norte y Américadel Sur terminaron de ser descubiertas, la isla fue cayendo en el olvido.

Al llegar al Aeropuerto Internacional de Punta Cana nos reciben de nuevo los bomberos y su chorro de agua (el bautizo se hace tanto a la salida como a la llegada). Mientras se realiza el ritual, veo por la ventana del avión este hermoso aeropuerto, que evoca las casas indígenas hechas de pencas, y es entonces cuando empieza mi viaje por medio de los sentidos, porque con solo ver el aeropuerto quisiera estar ya en una hamaca, escuchando el murmullo del mar, mientras siento la suave brisa marina. No obstante, hay que esperar; primero está el protocolo, ya que a la salida nos esperan Fausto Fernández, viceministro de Turismo; Jennifer Ortiz, directora de Promoción del Ministerio de Turismo; Frank Elías Rainieri, gerente comercial del Aeropuerto Punta Cana, y Claudia Estévez, gerente de Aeropuerto de Copa Airlines. La llegada del avión de Copa Colombia directo desde Bogotá es todo un acontecimiento.

En el camino hacia el hotel, Manuel Tejada, subdirector de la Oficina de Promoción Turística de Santo Domingo en Colombia, nos cuenta un poco de la cultura de este paradisiaco país y de su comida típica, especialmente del sancocho dominicano, uno de sus platos favoritos, y desde ese momento acordamos salir a probarlo en algún momento de nuestra corta estancia en Punta Cana. Al llegar al hotel somos recibidos con un baile típico, organizado por el grupo del hotel, y puedo percatarme de que los dominicanos llevan la música en la sangre, como ocurre en la mayoría de pueblos del Caribe, donde el mestizaje no solo de etnias (europea, africana y americana) sino de culturas, dejó esta maravillosa combinación de ritmos sinuosos. Aquí en República Dominicana se destacan el merengue, el “palo para darte duro” música afro-americana que utiliza tambores largos (palos), idiófonos y canto‚ los cantos de trabajo ‚Äïcuyo ritmo se sincroniza con la tarea a realizar y la bachata, tan estigmatizada al principio y hoy reconocida en el ámbito internacional, originaria de aquí.

Al llegar al hotel confirmo que este será un viaje por los sentidos. Lo primero que me cautiva es el mar turquesa que se halla frente a mí, un verdadero deleite para los ojos. No resisto las ganas de tocar la arena blanca, me quito los zapatos y siento en mis pies las finas y suaves arenas de esta majestuosa isla. Un deleite para la piel. Luego viene la música. Allí cada espacio tiene la música adecuada según sea el caso, y su selección ha sido delicada: música suave y de relajación en el spa, música mexicana en el restaurante temático y música caribeña en las áreas de diversión.

Después de comer y hacer un recorrido por los puestos de artesanías, donde puedo ver los famosos puros dominicanos, la vistosa joyería con incrustaciones de larimar (piedra semipreciosa de color azul, nativa de República Dominicana) o ámbar, coloridas y llamativas pinturas de artistas locales que representan principalmente playas y grupos de gente oriunda de la isla, así como bellas piezas de madera tallada, botellas de ron o mamajuana, al final me dirijo a mi habitación, no sin antes pedir una almohada con olor a manzana para pasar una noche más relajada.

Al día siguiente salimos muy temprano a tomar el desayuno, para luego pasar la mañana en la playa muy relajados. Por la tarde recorremos la inmensa playa que nos rodea. El día está nublado y el sol no se ha asomado, así que disfrutamos una temperatura agradable, y así nos sorprende de repente una boda, y es que aquí a Punta Cana llegan a casarse cientos de personas, aprovechando los espectaculares escenarios, ya sean naturales o creados dentro de los hoteles. Así que heme aquí viendo cómo dos completos desconocidos se juran sus votos en medio de este paraíso. Esto trae a mi memoria mi propio matrimonio y no porque haya sido en la playa, que fue en un bosque de niebla, sino por el sentimiento que puede verse en los ojos de estos dos enamorados. ¿Y mis compañeras de caminata? Bueno, ellas están con lágrima en los ojos y es que apenas terminan de decir el sí, un rayo de sol se asoma entre las nubes y los ilumina, un momento de película.

En la noche salimos con botella de whisky, y Manuel nos ilustra sobre la historia de República Dominicana, de cómo pasó de estar habitada por los taínos a ser colonia española, y luego francesa y cómo lograron su independencia, primero en diciembre de 1821, cuando José Núñez de Cáceres declaró la independencia de España, pero fue efímera, ya que muy pronto fue ocupada por las fuerzas de Haití, dirigidas por Jean-Pierre Boyer. Luego, en 1844, gracias a los trinitarios y a Pedro Santana, se declaró la independencia de Haití; pero no todo terminó ahí: en 1861 España volvió a anexarse la isla, lo cual ocasionó la Guerra Nacional de Restauración, que comenzó en 1863 hasta que la independencia fue restaurada en 1865. Ya bien entrada la noche y con más conocimiento de la historia de mi Latinoamérica, buscamos el único lugar de snacks abierto en el hotel, a bordo del trencito que recorre de un lado a otro. En el bar continuamos la tertulia y se nos unen dos jóvenes de Kentucky, así que desempolvo mi inglés y hablamos un poco antes de llegar al salón de snacks para comer algo y luego ir a los brazos de Morfeo.

El tercer día fue un viaje por el sentido del gusto. Guiados por Manuel, fuimos a la casita de Yeya a deleitarnos con el famoso sancocho de Santo Domingo, y comprobamos que su reputación no es vana. Ya en la noche fuimos invitados al restaurante Passion by Martín Berasategui, considerado uno de los mejores chefs del mundo, con siete estrellas Michelin. Allí nos ofrecieron un menú degustación donde se fusionan sabores caribeños con europeos y cada plato fue sublime para mi paladar. Puedo decirles que su fama no es gratuita.

Para terminar nuestro viaje por los sentidos, el último día nos dirigimos hacia Bavaro Adventure Park, que abarca más de 44 hectáreas y tiene diez desafiantes atracciones. En el Jurassic Adventure Dinosaur World, como niños pequeños, excavamos en la arena en busca de fósiles, para después dar un paseo por la exhibición de dinosaurios animatrónicos a escala real. De allí pasamos por el Treasure of the Caribbean, donde me siento tentado a probar el Jardín de Escalar, me gustaría subirme y poder sentirme como un mono en los árboles, pero no hay tiempo para mucho, así que elegimos el Zip Line. Nos cuentan que fue todo un reto realizar esta estructura, debido a que el terreno es totalmente llano. Ya en el sitio recibimos las indicaciones y estamos listos para empezar. Para llegar a la cima de la primera torre, podemos ir por las escaleras o por un muro artificial. Yo, claro, escogí el muro. Ya arriba todo es diversión. A l finalizar miro la hora y me percato de que mi tiempo está agotado. Es una lástima porque desearía haber tenido más tiempo para disfrutar el parque, pero hay un vuelo que me espera, así que salimos hacia el hotel, recojo mis maletas y salgo raudamente en un taxi hacia el aeropuerto, dejando atrás esta hermosa isla rodeada de un mar espectacular y de cálida gente.

 


Dónde quedarse

En Punta Cana hay una gran variedad de hoteles de todo tipo. Nosotros conocimos: The Reserve at Paradisus Punta Cana, Meliá Punta Cana, Bávaro y Tortuga Bay.

Cómo llegar

Copa Airlines ofrece 71 frecuencias semanales hacia República Dominicana por medio del Hub de las Américas, en Panamá. Con la apertura de la nueva ruta directa Bogotá-Punta Cana completa 75 frecuencias, los lunes, miércoles, viernes y sábados.

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