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Destino ChileParque Nacional Torres del Paine

Parque Nacional Torres del Paine

Texto y fotos: Tom Alves

Hay lugares donde la fuerza de la naturaleza se presenta de una manera tan intensa, salvaje y radical, que es difícil definir las sensaciones vividas cuando nos enfrentamos a una experiencia de tal magnitud. Perdónenme el exceso de adjetivos a lo largo de este texto, pero cuando observo este paisaje las palabras no son suficientes para expresar el estado de encantamiento. Patagonia es superlativa.

Lagos de aguas color turquesa o infinitamente azules, colosales glaciares, montañas que se alzan abruptamente ante nuestros ojos, majestuosos bosques de árboles centenarios, arroyos de aguas frías y transparentes, campos coloridos por las flores: todo en perfecta armonía. Se tiene la sensación de que cuando Dios creó el universo decidió dotar de la mayor perfección posible a esta región, curiosamente conocida como el “fin del mundo”. Pensándolo bien, tal vez fue un acto deliberado para cerrar su obra con broche de oro.

El territorio conocido como Patagonia se extiende por miles de kilómetros en el sur de Argentina y Chile. Belleza y desolación conviven lado a lado en una de las regiones más despobladas del planeta, donde a menudo el clima es seco e impetuoso. Durante gran parte del año soplan vientos indomables, lo cual se evidencia en el paisaje de árboles retorcidos, inclinados en la dirección del viento dominante. Los inviernos, sobre todo cuando nos acercamos a las zonas más meridionales, son extremadamente rigurosos, dejando casi pueblos fantasma algunos meses del año. Con su habitual capacidad de adaptación, el hombre aprendió a aceptar y respetar la naturaleza salvaje que impera en la Patagonia.

Quizás esta dificultad secular en poblar y desarrollar estos parajes contribuyó a que la Patagonia siga siendo un lugar muy bien conservado, de naturaleza casi virgen y rica biodiversidad. Es un escenario perfecto para el creciente ecoturismo, como una alternativa inteligente que fortalece las economías locales. En este contexto, el Parque Nacional Torres del Paine es uno de los destinos más emblemáticos y fascinantes de la Patagonia.

En efecto, este es un caso ejemplar de cómo el turismo y la conservación del medio ambiente pueden ir de la mano. Situado en la provincia de Magallanes, extremo sur de Chile, este parque tiene algunos de los paisajes más bellos del mundo: el Cerro Los Cuernos, el Valle del Francés y las Torres del Paine, tres gigantes formaciones rocosas de granito que dieron nombre al parque. El área protegida fue creada en 1959 y en 1978 recibió el título de Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

Recientemente, fue elegido como la octava maravilla del mundo en una encuesta patrocinada por el portal www.virtualtourist.com. No es sorprendente que reciba una gran cantidad de turistas que aumentan cada año. En 2014 hubo 197.000 visitantes, en su mayoría extranjeros.

De proporciones impresionantes —unas 227.000 hectáreas—, en el parque hay numerosos lagos, glaciares, montañas, estepas y bosques de lengas (casi los únicos árboles que se han adaptado al riguroso clima de la región) que son el hogar de una exuberante fauna nativa, incluyendo guanacos, huemules, zorros, ñandúes, flamencos, cóndores y el majestuoso puma, que con un poco de suerte se puede ver sobre todo en la primera o en las últimas horas del día.

Sumada a toda la gracia de la naturaleza existe una excelente infraestructura turística, que tiene desde zonas para acampar y refugios de montaña hasta hoteles de lujo y restaurantes para todo tipo de turistas, sin necesidad de salir del parque.

Lugares destacados

Hay muchas posibilidades de recorrer la zona por los diversos senderos que hay alrededor del área protegida. Los visitantes pueden recorrer trayectos cortos por el borde de la carretera, para apreciar la vista desde un puesto estratégico de observación. Los senderos que comienzan en el Camping Pehoé conducen al Macizo del Paine y al lago Pehoé.

Hay unas cascadas muy hermosas, como Salto Grande y Salto Chico, ambas accesibles tras realizar cortas caminatas. También son de fácil acceso los senderos cercanos a las lagunas Azul y Amarga y al glaciar Grey, sitios que vale la pena visitar. Hay otras actividades, como realizar una cabalgata, pasear en bicicleta o remar en kayak. Por lo general, los hoteles organizan estos servicios, lo cual garantiza la máxima comodidad para que el visitante pueda divertirse y registrar toda la belleza con su inseparable cámara.

Las atracciones mencionadas son muy recomendables para quienes viajan con la familia, como fue el caso de los brasileños Alexander Paredes, su esposa Layse y sus dos hijos, quienes recorrieron toda la Patagonia durante el verano. Ellos comentan que visitar Torres del Paine fue la realización de un sueño. Viajaron cuatro días a pie, en carro y a caballo y conocieron lugares fascinantes. Alexander cuenta que los niños estaban encantados con la fauna local y el campamento les pareció el punto culminante del viaje. También señala que las experiencias quedarán grabadas para siempre en sus mentes y corazones.

Pasando por toda clase de caminos, la visita a la base de las Torres del Paine es prácticamente obligatoria. Por cierto, en idioma tehuelche la palabra “paine” significa azul. Estos cazadores y recolectores nómadas (también llamados aonikenk) emigraron desde el norte de la Patagonia, en la segunda mitad del primer milenio, y cuando descubrieron esta formación rocosa le dieron dicho nombre porque ese era el color más visible desde la distancia.

El recorrido de ida y vuelta por el sendero al mirador de las Torres, de 18 kilómetros de longitud, dura de seis a ocho horas. Se puede realizar en un solo día, pero se recomienda pasar la noche en uno de los dos campamentos que hay a lo largo de la ruta de acceso. Por tanto, puede levantarse temprano y admirar la salida del sol en el mirador, donde en un día de cielo claro, al recibir la primera luz de la mañana, las Torres se ven de color rojo; lo cual resulta ser un espectáculo único y mágico.

A pesar de la dificultad del ascenso inicial, todo el esfuerzo es recompensado al tener un contacto tan salvaje, hermoso y desafiante con la naturaleza. Esta es una de las experiencias genuinas que usted nunca olvidará tras realizar un paseo por este lugar. Después de una buena dosis de sufrimiento, malestar físico, frío y cansancio, al final del día, cuando se pueda relajar tomando una ducha caliente, la hazaña que realizó cobrará un nuevo sentido y usted tendrá la seguridad de haber purificado su alma. Sentirá el sublime esplendor de la naturaleza palpitando en sus venas.

Ahora, si usted es realmente fanático de la aventura y tiene una excelente preparación física, hay circuitos de trekking muy interesantes en este parque. Por ejemplo el de la “W”, que dura de cuatro a cinco días y pasa por la base de las Torres, el lago Nordenskjöld, Los Cuernos, Valle del Francés y el glaciar Grey; o el circuito de la “O”, que da una vuelta completa alrededor del parque, abarcando la ruta “W”, así como el paso John Gardner, el lago Dickson y el refugio Serón, que en opinión de muchos son los lugares más bellos de toda la región. Para este circuito necesita de siete a nueve días completos, ya que se recorren unos 140 kilómetros. En la zona hay señalización detallada e infraestructura para guiar al caminante. Los campamentos y albergues poseen ducha caliente y ofrecen buena comida. Hay algunas zonas de acampada sin infraestructura, para aquellos que buscan un mayor desafío, pero es posible organizar la actividad con el apoyo de los refugios; por tanto, los caminantes pueden aligerar sus morrales, evitando cargar toda la comida y el equipo de camping.

Como complemento de los circuitos de trekking, el crucero en catamarán por el lago Grey es una gran opción, porque puede desplazarse de un glaciar a otro y ver de cerca numerosos icebergs.

En Torres del Paine hay oportunidad para practicar todo tipo de turismo, bien sea que elija recorrer todos los senderos del parque con el morral o prefiera ir por los caminos más cortos y de mayor comodidad. Sin duda, será un viaje inolvidable. En Torres del Paine hallará todo lo mejor que la naturaleza puede ofrecer.

Clima

El clima está influenciado por el continente antártico y el Campo de Hielo Sur. Se llama transandino y se caracteriza por los fuertes vientos, sobre todo en verano. En algunas zonas de mayor altitud, las temperaturas son incluso más bajas, por efecto del hielo y la nieve. La temporada alta comprende los meses de primavera y verano (de septiembre a marzo), cuando las temperaturas son más altas, llegando hasta los 23 °C durante el día. En el otoño se presenta cierta inestabilidad climática y los colores de la vegetación son un verdadero espectáculo, pues los bosques se cubren de rojo y amarillo, lo cual es una delicia para los fotógrafos. Por razones de seguridad, en invierno se cierran varias rutas, porque la temperatura desciende considerablemente y alcanza valores negativos.

 


Cómo llegar

Los puntos de acceso al Parque Nacional son las ciudades de Puerto Natales, a 115 kilómetros, y Punta Arenas, una ciudad más grande, pero que está a cuatrocientos kilómetros de distancia.

Dónde alojarse

En el parque hay varios hoteles, albergues y zonas de acampada. Destaca el Hotel Las Torres (www.lastorres.com) por su calidad, comodidad y privilegiada ubicación. Las empresas Fantástico Sur (www.fantasticosur.com) y Vértice (www.verticepatagonia.com) operan todos los alojamientos y alimentos necesarios de infraestructura para quienes deseen recorrer los circuitos de trekking. Si viaja motorizado y busca un sitio para acampar, sin duda la mejor opción es Camping Pehoé (http://campingpehoe.com), que posee una excelente infraestructura frente al lago del mismo nombre y está muy cerca de algunas de las más impresionantes vistas del parque, como el Macizo del Paine, la montaña Los Cuernos y los saltos Chico y Grande.

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