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CulturaLa Herencia es de Timbiquí

La Herencia es de Timbiquí

Por Julia Henríquez
Fotos: Demian Colman

Es octubre de 2015. Estamos en la mítica “Ballena Azul” de Buenos Aires. La sala de concierto está llena a reventar. Las luces se apagan y anuncian “¡Herencia de Timbiquí!” Se prende una luz y luego otra y otra y poco a poco van surgiendo once músicos desde las sombras. Una marimba de chonta, típica del Pacífico colombiano, suena al fondo, y poco a poco se le unen cununos, bombos y guasás antes de que intervengan también bajo, guitarra y saxo. Hasta ese momento yo solo sabía que venían de Colombia, pero este primer encuentro es revelador. Las notas llenan el ambiente, los sentidos, el cuerpo entero. Y los pies no demoran en tomar vida propia.

Han pasado apenas unos meses y los vuelvo a encontrar, ahora en Panamá. Fue en las islas de Atlapa, durante una de las maravillosas noches de música y folclor del evento áfrica en América. Puedo ver que no soy yo. No es Buenos Aires. Aquí también el público entero se deja llevar por la magia de marimbas y tamboras. Todos bailan bajo su hechizo, incluso antes de que la orquesta incorpore los instrumentos más conocidos.

Ahora estoy en el lobby de su hotel tratando de desenredar el hilo y escuchar de ellos mismos el relato de cómo oriundos de un paraíso, tan bello como remoto, tan musical como olvidado, estos músicos lograron darle la vuelta al mundo. Quiero conocer y entender la historia detrás del ritmo. ¿Dónde está Timbiquí, por Dios? ¿Qué es un cununo o un guasá? ¿Cómo es que han llenado salas también en Chile, Rusia, Zambia, Emiratos árabes, Zimbabue y Suiza si apenas hace cuatro años apenas los conocían en Cali, su metrópoli más cercana?

Herencia de Timbiquí dio sus primeros pasos en el año 2000 en una pequeña vereda llamada San José de Timbiquí, en lo profundo del Pacífico colombiano. Esta es una tierra húmeda, lluviosa, selvática, bañada por ríos caudalosos y acosada por la violencia que se vive en sus alrededores, la minería ilegal y la pobreza extrema. Pero también por una alegría nata que se expresa en sus cantares, fiestas y tambores.

En ese entonces, la banda, conformada solo por integrantes del lugar, se dedicaba a la música folclórica de la región siguiendo sus tradicionales ritmos. En efecto, William Angulo y Begner Vásquez (voces), Enrique Riascos (el maestro de la marimba), Pablo Mancilla y Etiel Alegría (congas) aparecen en muchos videos aficionados filmados durante las fiestas religiosas, que se celebran con gran fervor en este pueblo dejado al azar en medio de la selva. Allí asimilaron del ambiente o nacieron con el ritmo en sus genes, pues Timbiquí es digno hijo del currulao y de la marimba de chonta. Allí los niños se arrullan al son de las canta’oras, las mismas que cantan a su santo en las fiestas o despiden a sus muertos en los velorios.

Un día soñaron que su música los llevaría lejos. Y en búsqueda de ese sueño dieron el salto hacia la gran ciudad: Cali; un viaje que solo cinco de ellos estaban destinados a emprender. Gracias a que los hilos del destino jugaron su parte, se cruzaron en su camino estudiantes universitarios y músicos aún de bajo perfil pero soñadores y así surgió la fusión que se necesitaba para que Herencia de Timbiquí tomara su nuevo rumbo. Fue cuando la marimba, fabricada en talleres artesanales con palma de chonta y guadua, se vio acompañada de teclados y los sonajeros, conocidos en el Pacífico como “guasás”, se alternaron con la batería e incluso con el saxo. Una fusión de pueblos, ritmos, colores y sabores, “una paleta” como los describe Christian Salgado, su productor musical y maestro de los teclados. Apenas en un año estaban listos para conquistar el mundo y transmitir el legado de sus raíces.

“La vida nos ha juntado de esta forma, siendo nuestra matriz el folclor del Pacífico y tenemos la responsabilidad de mostrar ese folclor a Colombia, al mundo, llevarlo con respeto y ofrecerlo a la gente de la manera más sincera”, comenta Cristian sobre mi pregunta ¿por qué folclor?

Y es que cuando suena la marimba de Enrique Riascos toda Colombia toma vida en ella, y con el crecimiento de la banda y la mezcla perfecta de sus integrantes, toman vida también en su repertorio el rock, el jazz, el funk y otros ritmos que convergen perfectamente en una “obra latina, única”, creando su propio ritmo y dejando su herencia.

Pero el camino no fue fácil. Nacidos en el Pacífico y fusionados en Cali, el rechazo del público al juego de tradiciones no se hizo esperar. Aunque ya habían ganado el primer puesto del Festival de Música del Pacífico Petronio álvarez, en 2006, y la Grabación del Año en los Premios Shock en 2011, la banda pasaba por un período de escasez en 2012, cuando apenas pudieron presentar dos conciertos. Pero llegó por fin, “uno de esos momentos en la vida que te hacen como una lucecita”, según lo describe Christian.

“Desde pequeño yo acompañaba a mis tías a ver por televisión el Festival de la Canción de Viña del Mar y cuando llegué a Herencia dije: ‘Quiero ver esta banda tocando en Viña del Mar’”, confiesa Christian con ojos de niño. Así que en 2013 decidieron mover motores y probar suerte, dedicando tiempo y sudor a la composición de “Tormenta”, una canción que sienten como su esencia. Estaban seguros de que sería la que los llevaría a cantar frente al “Monstruo” en Chile. Y sí, hoy se escucha y es maravillosa. Tiene ese sabor típico del Pacífico, ese ritmo suave de la marimba, esas voces propias de la región. Pero llegaba la hora y no estaban del todo satisfechos. Fue en el último minuto cuando Begner llegó con una sorpresa que los dejó a todos atónitos: “Empezamos a hacer el coro, pero no nos cuadraba”, recuerda Christian; hasta cuando cuajó, grabaron, y fue así como “Amanecé” viajó a Viña y ganó Gaviota de Plata a la mejor interpretación folclórica.

“Fue como un nuevo amanecer para la banda”, dice Enrique al evocar esos sentimientos del regreso a Colombia, que fue una fiesta inesperada. “Todo el tiempo esperando esto y ahora ¿qué hacer?”, recuerda haber pensado Pablo Gallego, el mánager de la banda. Pero todo se dio y ese “Amanecé” es el éxito que los tiene de escenario en escenario hasta el sol de hoy.

No obstante, estos jóvenes son de aquellos que no duermen sobre sus laureles. No habían terminado de gozarse todos los réditos de su éxito en Viña del Mar cuando empezaron la producción de su nuevo disco: This is gozar. “No tenemos la infraestructura de una disquera, lo hemos hecho a pulso y a punta de música, apoyados por la radio, las redes sociales y algunos artistas colombianos”, afirma Christian. Es trabajo de sangre y sudor que ellos demuestran llenos de energía sobre un escenario cuando interpretan “Quiero cantarte”.

El encanto de su música ha hechizado a otras estrellas y no son pocos los que han participado en sus producciones o los han invitado. Por eso es tan grato y hasta los pelos se ponen de punta al escuchar el tema “Nochecita” con la trompetista colombo-holandesa Maité Hontelé, “Siempre juntos”, con Naty Botero, “Que no se acabe el tiempo”, con Pipe Peláez e incluso “La Tierra del Olvido”, con Carlos Vives. Son fusiones capaces de llevar los ritmos del Pacífico a otro nivel.

Ellos siguen siendo Herencia y no se olvidan de Timbiquí. El grupo es una fundación que trabaja tanto en su pueblo natal como en otras partes del Pacífico colombiano que, en palabras de Pablo, “no busca dejarse llevar por lo malo, nuestro papel es resaltar lo bonito, lo bello. La fundación capta la habilidad del niño y trabaja en pro de esa actividad”.

Mientras discutimos sobre la importancia de la cultura en los proyectos sociales, Enrique agrega: “Trabajamos en reforzar la autoestima de las personas. A medida que avanza la cultura, avanza el pueblo”. Ahora ellos son un ejemplo de éxito en Timbiquí, pues demostraron que perseguir un sueño es posible si lo haces con trabajo duro y dignidad. Eso es lo que quieren devolver a ese pueblo del que partieron hace tan pocos años.

Los veo aquí, sentados frente a mí y veo la humanidad y el eterno agradecimiento y respeto a sus raíces. Recuerdo que hace unas horas charlaban con algunos estudiantes de música para compartir sus experiencias e instrumentos. De escenarios gigantes donde miles de personas gritaban sus nombres a un aula pequeña de la Universidad de Panamá, de cantar con luces y micrófonos a improvisar con Joe, un estudiante de trombón que al escuchar el piano sacó su instrumento y en segundos armaron una sesión de improvisación de primera, sin tener ni idea de quién era quién.

Al final del concierto no quedaba nadie en las sillas: todos bailaban, en las escaleras, en los pasillos o en el mínimo espacio entre una fila y otra; todos contagiados con el ritmo, la marimba y las voces de ese coro que “no cuajaba”. Las luces se vuelven a apagar y me despido, por ahora, de estos ritmos que no dejarán de sonar.


Algunos de sus premios más destacados

Festival de Música del Pacífico Petronio álvarez. Primer Puesto, Categoría Libre. Colombia, 2006.

Premios Shock. Grabación del Año por el álbum Tambó. Colombia, 2011.

Festival Internacional de la Canción Viña del Mar. Gaviota de Plata. Mejor Intérprete Folclórico. Chile, 2013.

Condecoración Cruz Azul Simón Bolívar por su desempeño cultural en Colombia. Cámara de Representantes. Senado de la Nación. República de Colombia, 2013.

Premios Shock. Grabación del Año. Canción “Amanecé”. Colombia, 2013.

Herencia de Timbiquí figura entre las cien empresas más exitosas de Colombia. Revista Semana, 2014.

El grupo está compuesto por Pablo Mancilla (congas y cununos), Enrique Riascos (marimba de chonta), Christian Salgado (teclados), Julio Mancilla (bombo), Begner Vásquez (voces y composición), Harlinson Lozano (saxos y dirección), William Angulo (voz), Omar Trujillo (trompeta), Etiel Alegría (bombo), Andrés Pinzón (guitarra eléctrica) y Julio Sánchez (bajista).

Discografía

De mangle a mango y siguiendo el camino (2006), del cual se destacaron los temas “Caleño”, “Se te acabó”, “Ni marido ni mujer” y “Pacífico”, entre otros.

Villancicos negros (2007).

Tambó (2011), en el cual se plasma el resultado final de su propuesta con temas como “Te invito”, “Y qué”, “Coca por coco” y “La sargento Matacho”.

This is gozar (2014).

Pueden escuchar su música en Spotify, iTunes y en su página: herenciadetimbiqui.com

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