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Destino Estados UnidosGreat Smoky Mountains National Park: Montañas humeantes llenas de vida y a pasos de la comodidad

Great Smoky Mountains National Park: Montañas humeantes llenas de vida y a pasos de la comodidad

Texto y Fotos: Javier Pinzón

 

Estoy en la habitación de un cómodo hotel, con todo lo que necesito a mi alrededor: restaurantes, centros recreativos para los chicos, hoteles y tiendas curiosas. Sin embargo, lo que me emociona no es todo esto pues ambientes divertidos se hallan por doquier, sino saber que estoy tan cerca del paraíso natural que veo por la ventana: el Great Smoky Mountains National Park, cuyas montañas han sido reconocidas como reserva internacional de la biosfera por la UNESCO.

El parque, localizado en la frontera entre Carolina del Norte y Tennessee, no lleva su nombre en vano: estas montañas de más de 2.000 metros de altura tienen sus propias nubes que vienen y van, creando un dinámico paisaje. Ellas llegan paulatinamente y ocultan el panorama por algunos minutos, creando instantes dramáticos de completa nubosidad. Y cuando deciden retirarse, así repentinamente también, se abre el telón y entonces se logra por fin una vista completa del escenario, que abarca más de doscientas hectáreas verdes de santuario natural. Dos, tres, cuatro montañas en mi horizonte, todas divididas por pequeñas nubes que se elevan, dándole un toque especial al paisaje que nunca vuelve a ser igual, pero siempre resulta espectacular.

Me encuentro en el poblado de Gatlinburg, a cuatrocientos metros sobre el nivel del mar y en la puerta de entrada del parque natural. Al traspasar los linderos, en la intersección de la calle Parkway con la Ski Mountain Road, todo tipo de influencia humana queda atrás; el único remanente son pequeñas calles que me adentran en lo más íntimo de sus montañas. La diferencia de altura entre el valle donde se encuentra Gatlinburg y la cima del Monte Le Conte, de más de un kilómetro y medio de altura, es el mayor cambio de elevación en el este de Estados Unidos.

Desde mi carro podré llegar a parajes naturales antes inaccesibles. Por esta callecita, incluso las personas discapacitadas y los abuelitos con bastón pueden adentrarse en la naturaleza con toda la comodidad de la vida moderna y ver muy de cerca animales salvajes que corren libres como el viento. Caminatas motorizadas por el bosque, diría yo.

Las Smoky albergan una sana población de más de 1.500 osos negros, con un promedio de un oso por kilómetro cuadrado. Durante la primavera y el verano, estos simpáticos peludos merodean por los campos floreados en busca de alimento. El momentáneo “tranque” en este pequeño sendero motorizado me indica que algo interesante ocurre: en efecto, una madre y su osezno se divierten a pocos metros de la calle, y los visitantes curiosos podemos observarlos, resguardados en los autos, con nuestras cámaras y binoculares, que son imprescindibles en este trayecto.

Gracias a las carreteras abiertas entre el bosque, el parque resulta muy accesible, y debido a la cercanía a todo tipo de comodidades, es el parque nacional más concurrido del país, con más de nueve millones de visitantes al año. Allí cualquiera, sin limitación de cualquier tipo, puede adentrarse en el bosque y descubrir sus dotes de expedicionario, disfrutar del mundo salvaje, hermosas y diversas montañas inhóspitas y de la vida salvaje libre –tal como debe ser-, todo desde la ventana de su auto y a pocos minutos de la civilización.

El “humo” permanente sobre los bosques de estas montañas se debe a la humedad y la constante evaporación y creación de nubes. Esta humedad hace que todo cobre vida. El tronco de los árboles y las piedras están cubiertos de musgo verde y de unas plantitas llamadas briofitas. Al hacer una corta caminata y alejarme un poco del sendero motorizado puedo observar más detalles de este bosque. Insectos con formas extrañas se posan en flores coloridas. Hongos de colores y con formas que recuerdan a los pitufos crecen en los troncos caídos y en el suelo, el cual es rico en nutrientes. Más de 17.000 especies de plantas y animales habitan este parque. Las especies del sur se encuentran en la parte baja de las montañas y las del norte, en la parte alta.

Al bajar del auto, aprecio con mayor intensidad el permanente sonido del agua que fluye. Pequeños riachuelos se separan y se vuelven a juntar, creando una red de arroyuelos y cascadas por todas partes. ¡Me encanta la melodía del bosque!

Durante mi recorrido por el parque, algunos ejemplares de las doscientas especies de aves que lo habitan han sido una fiel compañía. Aunque se esconden en el denso dosel por su naturaleza tímida, su hermoso canto las delata. Al llegar al mirador Clingmans Dome, en lo más alto de las montañas, a 2.024 metros sobre el nivel del mar, descubro el mejor lugar para apreciarlas y darme cuenta de que sus cantos no son lo único encantador: lucen plumas de colores que no había visto nunca en otro lugar.

El sendero motorizado tiene una gran cantidad de miradores, cada uno de los cuales ofrece vistas únicas. Por ejemplo, desde el Campbell Overlook se pueden observar los siete tipos de comunidades de plantas que hay en el parque. Esto es particularmente especial, ya que aquí existe la mayor variedad de especies de árboles de América del Norte. Sus bosques húmedos y su tierra fértil hospedan a unas cien especies de árboles nativos y a más de 1.500 plantas florales. Además de sus maravillas naturales, el parque tiene un gran valor cultural e histórico. La mayor parte de esta herencia se puede ver en el camino Cades Cove, ideal para encontrarse con osos y venados.

Parte de la herencia histórica es el Appalachian Trail, que atraviesa el parque. Este camino es uno de los más largos del mundo, con más de tres mil kilómetros entre Georgia y Maine. Durante la triste época de remoción de comunidades nativas en 1800, las empinadas montañas del parque sirvieron de refugio y lugar espiritual para los cherokees, quienes usaban el valle de Cades Cove como área de cacería. Un par de décadas después se establecieron los colonos euroamericanos.

Casas históricas, madera, rocas y palos entrelazados con perfecta exactitud son un recuerdo de los primeros euroamericanos que habitaron estas tierras en 1818, como la familia Oliver, que vivió aquí por más de un siglo. Entre los edificios históricos rodeados de selva está Elkmont, que alguna vez fue parte del Appalachian Club. A principios del siglo XIX, las familias adineradas de Knoxville pasaban sus veranos allí, pero estas edificaciones fueron abandonadas desde la creación del parque, en 1920.

Para evitar la superpoblación de visitantes en los pequeños senderos motorizados, es mejor planear este safari por las montañas entre semana, temprano o tarde en la temporada. Aunque el parque está a pocos minutos de la civilización, no todo tiene que ser tan cómodo; a veces también es bueno sacar el aventurero que uno lleva dentro y disfrutar de un camping bajo el dosel arbóreo y lejos del tráfico. El parque ofrece todas las facilidades para hacer un camping cinco estrellas, entonces ¿por qué no hacerlo?

Al acampar ya no veré las montañas y sus nubes por la ventana; por el contrario, seré parte de ellas. Amanezco bajo la niebla y a la espera de hacer caminatas por entre las cascadas, remar en kayak y practicar senderismo entre las nubes. En verdad, eso es todo lo que necesito.

 


Datos útiles

Puede llegar al parque desde Gatlinburg y Townsed, en Tennessee, o desde Cherokee, en Carolina del Norte.

Los aeropuertos más cercanos son el McGhee-Tyson, en Alcoa, muy cerca de Knoxville, en Tennessee, y el Regional de Ashville, en Carolina del Norte.

Cuando esté en las montañas no confíe en su GPS, es mejor usar los mapas del parque, disponibles en los centros de visitantes y en la página web http://www.nps.gov/grsm

Durante el verano y el otoño, la ciudad de Gatlinburg ofrece servicio de transporte en trolley hacia el centro de visitantes Sugarland y Elkmont.

El parque está abierto a visitantes los 365 días del año, sin embargo los sitios de camping y algunos caminos secundarios son cerrados durante el invierno.

Hay dos hoteles dentro del parque: Le Conte Lodge y On Top of Mount Le Conte. También hay un sinnúmero de hoteles y facilidades turísticas en las ciudades de Gatlinburg, Townsed y Cherokee.

Para usar la mayoría de las diez áreas de camping que hay dentro del parque es preciso reservar, lo cual se puede hacer desde la página web. http://www.recreation.gov

Los meses con mayor afluencia de visitantes son desde junio 15 hasta agosto 15 y durante todo el mes de octubre; por ello es preferible visitar el parque en fechas distintas.

 

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