El crecimiento después del trauma
Por Richard G. Tedeschi*
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¿Qué bueno puede surgir de todo esto? En tiempo de crisis, las personas, por lo general, se hacen esta pregunta. Este año fue duramente golpeado por una pandemia que ha causado cientos de miles de muertes y una recesión económica global. Frente a semejante tragedia, la respuesta a la pregunta podría ser: “Nada”. Sin embargo, en determinado momento tendremos que reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de esta época tan terrible y lo que ha significado para nosotros, como individuos, así como para nuestras organizaciones y comunidades. Con plena seguridad, podríamos afirmar que los resultados de esta crisis incluirán cosas buenas, al margen de las malas. Los psicólogos llaman a este fenómeno crecimiento postraumático.
En efecto, las experiencias negativas pueden estimular cambios positivos, incluyendo el hecho de reconocer la fortaleza individual, explorar nuevas posibilidades, mejorar las relaciones personales y apreciar con mayor gratitud la vida. Por tanto, a pesar de los lamentables resultados arrojados por el brote del coronavirus, podemos esperar que, con el tiempo, se transformen en algo benéfico. Y los líderes deben estar en posición de ayudar a que las demás personas también puedan mejorar las cosas. Aunque, con frecuencia, el crecimiento postraumático ocurre de manera natural, se puede facilitar de cinco maneras.
Educación
Para pasar del trauma al crecimiento, uno primero tiene que entender que este conlleva un rompimiento del sistema de creencias básicas. Por ejemplo, antes de la pandemia, muchos nos sentíamos seguros frente a cualquier tipo de enfermedad que pudiera poner en peligro a la humanidad y pensábamos que nuestros sistemas social y económico eran lo suficientemente resilientes para sobreponerse a cualquier tormenta. Y nada de eso resultó ser cierto. Por tanto, en lugar de ello, ahora necesitamos descifrar qué es lo que debemos creer.
A medida que atravesamos la crisis, pensemos en cómo reforzar la idea de que esta difícil situación puede ejercer un impacto tanto positivo como negativo. Por ejemplo, conozco el caso de una empleada de una compañía de tecnología de la información que despidió a la mayoría de sus trabajadores a comienzo de este año. Al ser una de las pocas que conservaron el puesto, se vio obligada a trabajar en áreas con las que jamás había tenido contacto en el pasado; lo que se convirtió en una dura lucha para ella. Sin embargo, muy pronto se dio cuenta de que, al no tener que enfrentarse con las trabas comunes de la burocracia ni librar una batalla territorial, podía desentrañar las ineficiencias y mejorar los procedimientos.
Control emocional
Cualquier tipo de aprendizaje debe encararse con una mente curiosa, abierta y tranquila. Para hacerlo, hay que comenzar a manejar las emociones negativas, como la ansiedad y la rabia. En lugar de enfocarse en las fallas, las incertidumbres y los peores escenarios posibles, evoque los éxitos, considere las mejores posibilidades en que se desarrollarán las cosas y piense de forma razonable sobre lo que usted puede hacer.
Usted puede controlar las emociones, observándolas mientras las experimenta. El ejercicio físico y las prácticas de meditación y respiración también son de gran ayuda; utilícelas y compártalas con los demás. Reconozca que las circunstancias continuarán siendo desafiantes y atemorizantes, luego demuestre serenidad y equilibrio bajo presión.
Revelación
Esta es la parte del proceso en la que usted habla sobre lo que ha ocurrido y lo que ocurre actualmente: sus efectos, pequeños y grandes, y las luchas que está enfrentando. Articular estas cosas nos ayuda a darle sentido al trauma y conviertelos pensamientos pesimistas en reflexiones productivas.
Como colega y líder, usted debe entender los efectos variantes de la pandemia y la consecuente volatilidad del mercado, los despidos y la recesión que ha habido y continuará habiendo en la vida de quienes lo rodean. Comience hablando libre y abiertamente de sus propias luchas y de cómo maneja usted la incertidumbre. Puede invitar a los demás a que también cuenten sus historias; escuche con atención mientras estas personas exponen sus dificultades y entienda y acepte sobre cómo sus desafíos y pérdidas pueden ser menores o mayores que las de los otros.
Desarrollo de la historia
El siguiente paso es producir un relato auténtico sobre el trauma y sobre nuestras vidas de aquí en adelante, de tal manera que podamos aceptar los capítulos que ya están escritos e imaginar cómo escribir los próximos de una manera significativa. Su historia —igual que las historias de las personas a quienes usted está ayudando— puede y debería ser sobre un pasado traumático que conduzca a un mejor futuro.
Vemos el caso de un ejecutivo de una organización sin ánimo de lucro, que fue despedido de dos cargos, tras ser acusado de acoso sexual. Una noche, él y su esposa quedaron involucrados en un horrible accidente automovilístico. Las heridas de su esposa no fueron graves, pero él quedó en estado comatoso por un mes y necesitó un año de rehabilitación. Su nueva narrativa se transformó en algo así: “Muchos podrían pensar que fue el accidente lo que puso en riesgo mi vida; sin embargo, en el momento del accidente yo ya estaba en grave peligro. Estaba causando mucho dolor a otros, arruinando mi carrera, llevando a que mi vida fuera solitaria sin esposa ni hijos. El accidente me forzó a hacer un pare, me regaló tiempo para reflexionar y me mostró lo que realmente es el amor”.
Servicio
A la gente le va mejor con las secuelas del trauma si encuentra un trabajo que beneficie a los demás, ayudándole a las personas cercanas o a las víctimas de eventos similares a los que ellos han vivido. Dos madres, a quienes conozco y que perdieron a sus respectivos hijos, crearon una fundación para ayudarles a familias desconsoladas a conectar con otras familias que entendían su dolor. Cuarenta años después, la fundación prospera bajo el liderazgo de personas que han enfrentado pérdidas similares y quieren compartir las fortalezas que han ganado.
Desde luego, no es necesario que usted inicie una organización sin ánimo de lucro o una fundación para estar al servicio de los demás. Enfocarse en buscar la forma de proveer alivio a los demás durante esta prolongada crisis puede llevarlo al crecimiento, ya sea cosiendo tapabocas, reentrenando a compañeros de equipo, apoyando organizaciones pequeñas o estando de acuerdo con que le reduzcan el pago por un corto período de tiempo. Por tanto, sencillamente exprese gratitud y demuestre compasión y empatía hacia los demás.
La manera como usted y su grupo se vuelquen al servicio determinará su forma de percibir la pandemia y sus adversidades: puede ser como una tragedia que no se puede mitigar o como una oportunidad para encontrar nuevas y mejores formas de vivir y funcionar. A lo mejor usted puede ver la manera de asegurarse de que emergencias similares sean mejor manejadas en el futuro. Quizá pueda ayudar a los que fueron más gravemente afectados.
Con suerte, a través de este proceso, usted y su organización experimentarán crecimiento. Las personas, a menudo, se sorprenden al descubrir que ellas manejan muy bien las crisis; quedando mejor equipadas para enfrentar futuros desafíos. Los grupos, por lo general, superan este tipo de pruebas con una imagen más clara de su conocimiento colectivo, sus habilidades, su resiliencia y su potencial de crecimiento. El trauma también puede ayudar a forjar nuevas amistades y hacer que la gente sea más agradecida con sus relaciones actuales, pues atravesar juntos una crisis es una experiencia que anuda lazos.
Si cree que todo esto es demasiado optimista, a lo mejor es porque todavía está muy cerca de la tragedia que acarrea esta pandemia. Por tanto, sea paciente mientras trabaja y facilita el proceso de crecimiento postraumático. El crecimiento no puede ocurrir a la fuerza ni se puede acelerar; no obstante, cuando usted y los demás estén listos, se darán cuenta de que el esfuerzo valió la pena. Asegurémonos de sacar algo positivo de esta época de tanta lucha.
Richard G. Tedeschi es profesor emérito de Psicología en la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte, presidente emérito de Boulder Crest Institute y coautor del libro Crecimiento postraumático.