
Cuencafé: el Canal de Panamá tras bambalinas
En la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá, cientos de caficultores cultivan un café que protege el agua, el suelo y la vida. Cuencafé es más que una marca: es un modelo de desarrollo sostenible con rostro campesino. Este artículo aparece en la edición de agosto de nuestra revista en conmemoración de la inauguración del Canal, el 15 de agosto de 1914.
Por Alexa Carolina Chacón
Fotos: Rommel Rosales
La historia del Canal de Panamá normalmente se cuenta en cifras, esclusas y embarcaciones. Pero hay otra historia que nace mucho antes de que el barco llegue al istmo: la del agua. En las montañas que rodean los ríos Cirí y Trinidad, una de las zonas donde brotan las lluvias que alimentan los embalses del Canal, también brota café. Un café sembrado por manos campesinas que, al proteger su tierra y brindar sustento, aseguran el futuro de una de las rutas comerciales más importantes del mundo y el agua de los panameños.

Allí nace Cuencafé, un café cultivado con sombra, paciencia y propósito. Visitamos las fincas de Liduvina Rivera, en Las Negritas, y de Yalisbeth Gil, en Las Gaitas, comunidades de la subcuenca del río Trinidad, en Panamá Oeste. Lo que encontramos fue una lección viva sobre cómo la sostenibilidad puede tener sabor, aroma y rostro.
Café con propósito: de la cuenca para el mundo

Cuencafé es la marca creada por la Asociación de Caficultores de las Subcuencas de los Ríos Cirí y Trinidad, de la cuenca del Canal (ACACPA), y surge como un sueño colectivo: el de los productores de la cuenca por tener su propio café, venderlo dignamente y, al mismo tiempo, cuidar el territorio donde viven. Hoy participan más de 1.750 caficultores en 148 comunidades, quienes han sembrado junto con el Canal de Panamá más de 3.794 hectáreas de café bajo sombra.
Su diferencia está en el modelo: una economía circular donde el café se convierte en herramienta de conservación y desarrollo. Aquí, producir café no implica talar bosques, sino sembrarlos y, por supuesto, no significa usar pesticidas, sino compost. “Su origen está vinculado a la alianza del Canal de Panamá con los moradores de la cuenca para establecer actividades de gestión que busquen proteger los recursos hídricos y promover, al mismo tiempo, el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales”, explica Raúl Rivera, supervisor especialista en Protección Ambiental. Los moradores de estas áreas cuidan la zona y, de paso, la tierra les provee el sustento.

Conservar con café: agroforestería que protege
Estos sembradíos de café son tan importantes para la protección y sostenibilidad de la cuenca hidrográfica del Canal como los grandes esfuerzos de logística que implica operar este gigante de la ingeniería. Mediante este sistema agroforestal se logra establecer coberturas vegetales permanentes que protegen el suelo y el recurso hídrico, contribuyen además a la fijación de carbono y la conservación de las áreas boscosas, que son esenciales para la biodiversidad y el ciclo del agua.


El café robusta que se cultiva en la cuenca se siembra bajo sombra de árboles frutales y maderables, acompañado por plátanos, que alimentan y protegen el suelo. La producción sigue el ciclo natural de las lluvias y se seca al sol, sin contaminar los ríos con aguas mieles. Las fincas, a su vez, implementan prácticas sostenibles como terrazas vivas, barreras naturales y uso de fertilizantes orgánicos. Esto permite conservar el suelo, fomentar la biodiversidad y garantizar que las aguas que bajan hacia los embalses lo hagan limpias y constantes. Cada grano de café cultivado con respeto es una gota de agua asegurada para el país.
Cuencafé sabe al trabajo manual que lo precede. Se encuentra en puntos de venta como Supermercados Riba Smith, Up Market, Gran Deli Gourmet, Chinese Garden, El Mirador Food & Coffee en Cerro Campana y otros.

Agua, bosque y café: una misma historia
Cuencafé no solo mitiga el cambio climático, sino que también ayuda a regular el ciclo del agua. El recurso hídrico es indispensable para el Canal de Panamá, pero no solo se cuida para el paso de barcos. Cuidar el agua significa asegurar la disponibilidad de agua potable para más de la mitad de la población panameña, y la resiliencia climática ante épocas de sequía cada vez más frecuentes.


La cuenca hidrográfica del Canal de Panamá abarca unos 3.300 km² e incluye áreas de las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Colón. Está formada por varias subcuencas, como las de los ríos Chagres, Cirí y Trinidad. Dentro de ella se encuentran los embalses de Gatún y Alhajuela, indispensables para el buen funcionamiento del Canal.
En fincas como las de Liduvina y Yalisbeth, los bosques se convierten en esponjas naturales que capturan la lluvia y la liberan poco a poco. Al mantener la cobertura vegetal y evitar agroquímicos, se protege y garantiza el caudal de ríos como el Cirí y el Trinidad.
Caficultoras que cuidan y cosechan

Una de las grandes riquezas de Cuencafé está en sus protagonistas: mujeres caficultoras como Liduvina Rivera, cuya finca en Las Negritas está rodeada de montañas, silencio y cafetos verdes. Su sonrisa es cálida, y en su rostro se ve el orgullo que siente de recibirnos en su finca. Nos comenta que su época favorita es la de cosecha, cuando toca estar pendiente de los granos en los sembradíos. Estos últimos nos los enseña verdes. A diferencia de los cafés de especialidad que se cultivan en tierras chiricanas, la cereza en la planta de robusta es abundante y la cubre casi toda. En Panamá Oeste, donde estamos, el sol azota durante la mañana, pero la lluvia aparece en la tarde. Todo esto ayuda a mantener los cultivos felices.
Cuencafé refleja la flora del entorno: notas frutales, cuerpo redondo y un aroma que evoca tierra húmeda y bosque. Al ser producido en pequeñas fincas y con procesos cuidadosos, ofrece una experiencia de taza más auténtica. Es en esta finca donde lo probamos por primera vez. Tiene cuerpo y personalidad, y se toma perfectamente sin azúcar. No solo tiene un propósito maravilloso, sino que por sí mismo es un buen producto.

De la finca a la taza: sabor con sentido

Visitar las fincas de Cuencafé es entender el Canal desde otra perspectiva, porque sin cuenca no hay agua. La cuenca hidrográfica del Canal de Panamá abastece también a más de la mitad de los panameños y permite el paso de miles de embarcaciones al año.
Este proyecto no solo es importante porque cuida el agua panameña, sino también por ser una fuente de generación de ingresos estables para los caficultores, lo que les permite a las familias mejorar su economía sin recurrir a prácticas que degraden el medio ambiente.
Al mismo tiempo, el Canal se encarga de dar capacitación y educación a los productores. Estos reciben formación en prácticas agrícolas sostenibles, manejo de negocios y comercialización. Todo esto genera en ellos un sentido de orgullo y pertenencia que se contagia en la comunidad.
Una cuenca que nos sostiene a todos
Desde la reversión del Canal en 1999, el valor de esta cuenca se ha ampliado: es fuente de soberanía, biodiversidad y vida. Y proyectos como Cuencafé demuestran que el desarrollo puede ser compatible con la conservación, siempre que el eje sea la comunidad. Allí, donde nace el agua, también se cultiva el futuro.
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