Christian Bale: de Batman a Gorr
El antagonista de Thor: Love and Thunder conversa sobre su oficio y lo atractivo de los antihéroes.
Por Daniel Domínguez
Fotos: Cortesía de Disney
Christian Bale (Gales, 48 años) tuvo una infancia estilo saltimbanqui. Residió en Inglaterra, Portugal, Estados Unidos… El motivo de tanto cambio domiciliario se debió a que su padre era piloto y su madre, una bailarina de circo.
No tenía entre sus planes ser intérprete, aunque había escuchado las anécdotas cuando su abuelo Rex fue el doble en escenas de acción de John Wayne. Fue su hermana quien lo animó, a los ocho años, para que hiciera el anuncio comercial para el suavizante Lenor (1982). En 1984 ya estaba en el West End de Londres en The Nerd, comedia donde encarnaba a un chico escurridizo.
Jim Graham
Steven Spielberg deseaba demostrar que era mucho más que un director que había rodado películas sobre tiburones hambrientos, enigmáticos objetos voladores y arqueólogos aventureros. Por eso hizo El imperio del sol (1987).
La novela de J. G. Ballard sobre la Segunda Guerra Mundial tiene como epicentro al niño inglés Jim Graham. En el casting participaron 4.000 chiquillos, entre ellos uno que Spielberg había visto en Anastasia: The Mystery of Anna (1986, NBC), a quien consideró la reencarnación de Steve McQueen. Era Christian Bale, elegido para ser la estrella de El imperio del sol.
“Estoy agradecido de hacer lo que hago. A todo el mundo le gusta tener retos; no puedo decir que me gusta cuando una película parece fácil”, me afirma, vía Zoom, Bale en su gira promocional de Thor: Love and Thunder (2022).
Transformaciones
Bale es un maestro de usar su cuerpo como laboratorio. Fue un psicópata asesino que adoraba su esculpido físico en American Psycho (2000). Después rebajó 63 libras para The Machinist (2004), lo que le provocó meses de severos insomnios, igual a los que sufría su personaje Trevor Reznik.
En ocho meses pasó al otro extremo. De las 110 libras de The Machinist a las 220 libras para tener el cuerpo de deidad griega para Batman Begins (2005).
El alcoholizado boxeador Dicky Eklund de The Fighter (2010) le exigió volver a bajar de peso, aunque con recompensa: le valió el Óscar como mejor actor secundario. Luego vendrían otras nominaciones a la estatuilla dorada por American Hustle (2013), The Big Short (2015) y Vice (2018). De nuevo subió 43 libras para ser el miserable estafador Irving Rosenfeld de American Hustle. “No es solo es divertido ser un antihéroe o villano, sino que es más fácil que ser un héroe. La gente siempre piensa que ser héroe es más sexy. ¿Qué hace que un héroe parezca interesante? Está bien motivado y es bueno todo el tiempo. Los villanos, como los humanos, fascinan más porque son los chicos malos. Es algo confuso ser villano y despertar simpatía”.
En la cuarta entrega de Thor es Gorr, el carnicero de los dioses, aunque su metamorfosis corre por cuenta de los maquillistas. “Yo suelo tener mala memoria, y cuando me reuní por primera vez con los productores entendí que todo sería efectos especiales. Después usamos prótesis, eso tomaba cuatro horas diarias. Así crearon a Gorr. Fue una experiencia maravillosa, creativa. Todo ese tiempo lo disfrutaba escuchando música y pódcast”.
Gorr es fuerte. “Tuve que mantenerme en buena forma física, lo que no se compara cuando hice El maquinista. Fue interesante porque me puse a ver qué podía hacer y qué no con Gorr al ser Thor una comedia familiar. Es algo en lo que no había estado involucrado antes, ser monstruoso y atractivo para los niños”.
Thor es pura diversión y Gorr, una criatura fulminante. “No es nada nuevo. La tragedia y la comedia siempre van de la mano, como ya lo demostró Taika Waititi (director de Thor: Love and Thunder) en su JoJo Rabbit (2019), donde hay una absoluta ironía, pero también una gran sinceridad. Esa increíble combinación está en Thor. Cuando la vi pensé que era una película emocionante y sorprendente”.
Triunfos y fracasos
El hombre más atractivo del planeta. Así lo califican Entertainment Weekly, Premiere o Empire. Bale prefiere que lo asocien con organizaciones benéficas a las que apoya como Greenpeace y World Wildlife Foundation.
Él, que no terminó sus estudios secundarios y es autodidacta, ha trabajado para Werner Herzog, Todd Haynes, Michael Mann, Terrence Malick… Todo eso le da igual porque ha estado dos veces a punto de dejar la actuación, como lo hizo Daniel Day Lewis. “Una película nunca será una aventura en solitario. Te apoyas en cada uno de los miembros del equipo, en especial en el director y el director de fotografía. Es un esfuerzo colaborativo que te permite obtener excelentes resultados y sentirte muy orgulloso”.
Ha mirado a los ojos al fracaso cuando no consiguió los protagónicos de Titanic (1997), The Fast and the Furious (2001), Piratas del Caribe (2003), Casino Royale (2006)… Si bien la trilogía de Batman (2005-2012) que Bale estelarizó fue un suceso financiero global de más de 2 mil millones de dólares, también ha participado en producciones de insatisfactorio rendimiento como Reign of Fire (2002) y Terminator Salvation (2009). “No creo que una película sea más importante que las otras. Hay comedias tontas que son fantásticas”, explica.
Debido a la pandemia, los cines cerraron. “Las películas como las conocemos ya están aceptadas, todos salimos a verlas a los cines, aunque quizás los espectadores tradicionales estamos en vías de extinción. Siempre habrá espacio para el streaming, aunque espero que siempre encontremos la manera de ver películas de forma comunitaria”.
Ciudad Gótica
Bale fue el primer actor no estadounidense en encarnar en la pantalla grande al Justiciero de la Noche y el más joven (tenía 31 años) en ser el vigilante de Ciudad Gótica.
Es el tercer Batman en obtener una estatuilla dorada, tras Ben Affleck (Óscar al Mejor guion original por Good Will Hunting, 1997) y George Clooney (Óscar como Actor secundario por Syriana, 2005).
Entre Batman y Gorr hay un mar de diferencias. “El enfoque de ambas es distinto. Además, Thor es en pantalla azul, con cámaras digitales. Toda una nueva experiencia para mí”.
Thor
Bale es amigo personal de Natalie Portman, con quien trabajó en Knight of Cups (2015) y repiten en Thor: Love and Thunder. “Realmente disfruto trabajar con gente imaginativa, soñadora. Natalie es increíblemente talentosa, se dirige a sí misma; fue grandioso encontrarla de nuevo en un ambiente totalmente diferente. Probablemente hubiera evitado estar en Thor, pero mis hijos me dijeron: ‘Tú vas a hacer esta película’, y estaba con Natalie y Chris [Hemsworth], en muy buena compañía, así que estaba feliz de que mis hijos me ordenaran que la hiciera”.
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