fbpx
ExperienciasCulturaAscenso Afrodisíaco

Ascenso Afrodisíaco

Por: Ana Teresa Benjamín
Fotos:  Cortesía Afrodisíaco / Cristian Pinzón

Afrodisíaco es un grupo panameño que está conquistando el mercado a fuerza de tambor. Ganador en 2016 de la Gaviota de Plata en el Festival de la Canción de Viña del Mar y nominado en 2018 en la categoría de Mejor Álbum Folclórico de los Latin Grammy con el disco Viene de Panamá, Afrodisíaco apuesta por una música que fusiona las culturas negras y campesinas del país centroamericano con otras influencias más contemporáneas, porque, después de todo, Panamá es un país formado bajo el influjo de diversas olas migratorias y culturales.

Tatiana Ríos, una de las vocalistas del grupo, explicó que todo empezó con una iniciativa de la otra vocalista y amiga de infancia, Miroslava Herrera: la inquietud de cómo narrar, musicalmente, la travesía de esos primeros africanos que fueron arrancados de su tierra para convertirlos en mano de obra esclava en América. “La idea era narrar esa travesía y cómo la música que trajeron, ese primer tambor, fue evolucionando hasta transformarse en distintas corrientes musicales y géneros”, detalló Tatiana.

Bastó una conversación y la presentación de un primer tema para convencer a Tatiana de que la idea de Miroslava valía la pena. “Yo escuché la primera maqueta y me pareció maravillosa”, dijo. Y ese tema, “Ese moreno”, es uno de los que están incluidos en el disco que fue nominado.

La historia de Afrodisíaco es reciente. Todo empezó en 2014 cuando, con una idea común y mucho entusiasmo, Miroslava y Tatiana empezaron a analizar los distintos ritmos de los tambores panameños. Los hay de Darién y de Colón, de la región de Azuero y de Chiriquí, de Veraguas y de La Chorrera, y todos con un tronco común: el tambor africano. “Comenzamos a imaginar cómo lograr que esos tambores, que generalmente son coro y responsa, se volvieran una canción”.

En medio de este impulso decidieron inscribirse en el Festival de Viña del Mar. Se propusieron hacer una canción nueva, pero muy pronto se dieron cuenta de que el proyecto requería otras manos, otras cabezas y conocimientos. Acudieron entonces a los amigos, porque ellos “nos podían aportar esa musicalidad que nos hacía falta”.

El paquete que iba destinado al concurso, sin embargo, nunca llegó. Por asuntos administrativos se quedó varado en la Aduana chilena y, para cuando el problema fue resuelto, el tiempo límite de aceptación de postulaciones había terminado. Lejos de amilanarse —y visto ahora en perspectiva—, Tatiana admite que aquello fue “providencial”. Al año siguiente volvieron a intentarlo, esta vez con una versión más pulida del tema “Viene de Panamá”… ¡y ganaron!

Tras ese triunfo en Viña del Mar, el grupo —entonces ya plenamente conformado— decidió trabajar en un disco, que tardó un año en hacerse realidad. El trabajo fue complejo: se trataba de lograr una fusión entre lo tradicional y lo contemporáneo, procurando que el tambor tuviera siempre el papel protagonista, porque es alrededor de él que gira el espíritu de la agrupación. Se trataba, además, de mostrar los diferentes tipos de tambores y, por ello, en el disco comparten espacio el tambor bullerengue, el tambor congo o el más “mestizo”, de la región de Azuero. Como cada uno de sus integrantes viene de áreas musicales distintas, en el disco también es posible notar la influencia del jazz o del pop, además de las intervenciones de rap.

Con la nominación al Grammy Latino, la vara subió para Afrodisíaco. No solo porque se han dado cuenta de que el tambor panameño tiene todo para proyectarse internacionalmente, sino porque esa nominación significó estar al lado de otros grandes artistas de la región, como la peruana Eva Ayllón, las colombianas Marta Gómez y María Mulata, la mexicana Natalia Lafourcade y el conjunto boricua Yubá-Iré.

aa