Entre viñedos, desiertos y oasis
Por Wilmer Góngora
Fotos: Carlos E. Gómez
Es casi imposible de creer: a menos de dos horas al sureste del endemoniado tráfico de Los ángeles, si usted quiere, puede moverse libremente a su antojo, en medio de viñedos idílicos y paisajes profusamente verdes y hermosos, bendecidos con un clima eternamente primaveral. Como dicen los que saben, usted puede hacer parte del paisaje de una postal de ensueño.
Es tan grande la fama de estos parajes, que viajeros provenientes de diversos rincones del planeta se hermanan aquí con un mismo propósito: descubrir con sus propios sentidos las razones de por qué esta región vinícola por excelencia rivaliza con el encopetado Valle de Napa, tanto en su generosa producción de vinos como en la sofisticación de sus hoteles, restaurantes y opciones de diversión. Es común ver a grupos de locales y foráneos que, con paso lento y atención concienzuda, se consagran a conocer en detalle el proceso de producción de vinos, desde la siembra de la semilla, pasando por los cuidados de las vides y los pámpanos, hasta la destilación de los blancos, rojos, rosé y champañas.
Este privilegiado lugar es, nada más y nada menos, que del Valle de Temecula, región vinícola del sur de California, donde precisamente se halla Wilson Creek Winery, viñedo familiar cuyos octogenarios dueños, Gerry y Rosie, consienten a sus invitados como si fuesen sus propios hijos. Todo alrededor de este valle es esplendoroso y espirituoso. Una cadena de verdes y perezosas colinas se recuesta en las faldas de áridas y elevadas montañas, regalando ese paisaje único y contrastante que solo se vive aquí, a escasos cien kilómetros de la frontera mexicana. Así, un rosario de viñedos, uno más precioso que otro, se revela a lado y lado de la Rancho California Road, hasta alcanzar el corazón mismo de la ciudad vieja: Old Town Temecula.
Old Town Temecula es un pueblo típico del oeste que se quedó congelado en la década de 1840, cuando era paso obligado de vaqueros y uno que otro pícaro azuzado por la fiebre del oro. Entonces, los asaltos a bancos y las balaceras en los saloons eran pan de cada día. Hoy, estas aventuras hacen parte de un pasado remoto; empero el pueblo sigue conservando su esencia, al punto que semeja un estudio de cine listo para el rodaje de un western. Las viejas calles y los antiguos edificios originales de madera, que se pueden apreciar en un pausado recorrido a pie, han sido catalogados como sitios históricos de la nación.
Sin embargo, los días y las noches de paseos calmados por entre viñedos y viejas historias también ceden espacio para una diversión más mundana. Los juegos de azar, la fiesta, los shows musicales y las comedias son una tentación en Pechanga Resort & Casino, el casino más grande de California. Ubicado en una reserva indígena, este lugar de diversión incluye un resort todo incluido, campo de golf, nueve restaurantes, teatros y una maravillosa panorámica del valle de los viñedos.
Rumbo al oasis
Resulta imperdonable no aprovechar la estadía en el verde Valle de Temecula para estirar el tiempo y tomar la Autopista 79 en sentido noreste, en búsqueda de un paraíso escondido en medio del desierto llamado Palm Springs. La sofisticación de esta ciudad, donde vive gente exageradamente rica, sobrepasa todos los límites de la imaginación.
Cada casa y cada edificio fueron construidos por un arquitecto o diseñador de fama mundial, quien de acuerdo con su época dejó impresa su firma en los espacios levantados. Es el caso del Hotel Hyatt Suites, diseñado por Pierre Cardin. Considerada como la capital mundial de la arquitectura moderna de mediados del siglo XX, resulta fácil reconocer las mansiones de las leyendas de la industria del entretenimiento, quienes, entre las décadas del 30 y del 70 del siglo pasado, se dedicaron a construir su refugio aquí, toda vez que los estudios en Hollywood no les permitían alejarse a más de 160 kilómetros (esta ciudad se encuentra a 140 kilómetros de Los ángeles).
Las bellísimas mansiones de Palm Springs fueron refugio de intrigantes historias protagonizadas por estrellas como Bob Hope, Elvis Presley, Gary Grant y, por supuesto, Marilyn Monroe, honrada temporalmente por una inmensa estatua proveniente de Chicago, que partirá hacia Tokio en su viaje itinerante.
Las montañas áridas, rudas y rocosas que circundan Palm Springs se cubren de nieve en invierno y alcanzan alturas que sobrepasan los 2.840 metros. Los pasajeros llegan hasta la cumbre del monte San Jacinto a bordo del Tramway aéreo, pasando por encima del Cañón Chino, en un viaje panorámico de 360 grados.
Desde estas alturas, el paisaje montañoso de pinos y abedules, a un lado, contrasta con el casi infinito desierto, al otro lado. Y allá, en medio de la sequía extrema, se vislumbra un verde oasis, que sirve de refugio a Palm Springs y sus ciudades hermanas. Un oasis que cada jueves en la noche se convierte en un festival al aire libre para el disfrute del arte y la gastronomía en el tradicional VillageFest.
Esta bellísima ciudad-oasis garantiza frescura, descanso al cuerpo y al alma en sus spas de aguas termales naturales y en sus hermosos hoteles multicolores, que dan una cálida bienvenida a la diversidad, con un toque de sofisticación y elegancia.
Cómo llegar
Copa Airlines opera dos vuelos directos diarios a Los ángeles desde el Hub de las Américas en Ciudad de Panamá, desde donde pueden hacer conexión los pasajeros provenientes de los otros 56 destinos de la aerolínea en las tres Américas y el Caribe.
Dónde hospedarse
En Temecula
Embassy Suites Hotel
29345 Rancho California Road
Temecula Creek Inn
44501 Rainbow Canyon Road
Tel. 951 694 1000
En Palm Springs
Renaissance
888 E Tahquitz Canyon Way
Ace Hotel & Swim Club
701 E Palm Canyon Drive