fbpx
EcologíaVolver a la tierra: lombricultura y huertos urbanos

Volver a la tierra: lombricultura y huertos urbanos

Texto y fotos Javier A Pinzón

Pesticidas, comercio injusto, cambio climático, seguridad alimentaria, aumento de la población urbana con respecto a la rural… Hay cientos de razones para reducir el volumen de nuestros desperdicios, volver a la tierra y producir al menos parte de nuestro alimento y, sin embargo, estamos encerrados en pequeños apartamentos en medio de enormes manchas urbanas,  ¿Qué hacer?

Conocí a Felipe Camacho hace más de diez años, cuando ambos éramos estudiantes: él aspiraba a ser ingeniero de sistemas y yo, biólogo. Nuestros destinos siguieron su rumbo: yo me convertí en divulgador científico y en el desarrollo de mi labor lo volví a encontrar, pero en vez de cables y discos duros estaba rodeado de plantones y un cultivo de lombrices californianas.

El se rió de mi sorpresa y me explicó que nada había sido casual. En su último año de secundaria, a finales de los años 90, desarrolló una granja integral autosuficiente con unos compañeros para un trabajo escolar. Desde entonces se interesó en las plantas y los cultivos autosostenibles. Después de su pomposo grado alcanzó a reparar muchos PC, conectar redes y resolver problemas con el Wi-Fi, mientras las plantas eran apenas un pasatiempo. Pero en 2014, cuando quiso especializarse en marketing digital, esta afición fue ganando espacio en su vida. Así que, como proyecto final de su maestría, creó la plataforma Viverolandia, para promover la posibilidad de crear huertos urbanos alimentados con lombricultura.

Aunque la lombricultura es considerada una biotecnología, y puede llevarse a cabo a grandes escalas, también es posible realizarla en casa con dos posibles propósitos: reducir los desperdicios orgánicos y producir abono 100% natural para la huerta.

La lombriz, especialmente la californiana, es capaz de cumplir dos servicios ambientales en el hogar. Mientras consume nuestros residuos orgánicos —reduciendo así el volumen de nuestra basura—, produce un abono mucho más eficiente que los fertilizantes artificiales. Estas lombrices comen diariamente el equivalente a su peso y el 55% de esta cifra se convierte en tierra abonada, la cual tiene grandes cantidades de nitrógeno, fósforo, potasio y calcio. Estas lombrices son realmente originarias de Europa, pero fue en California donde se popularizaron sus beneficios para la producción de tierra fértil y abono.

Cómo hacer un lombricario

Felipe nos explica paso a paso cómo iniciar un cultivo de lombrices. Lo primero es escoger un contenedor: puede ser una cubeta plástica, cuyo tamaño dependerá del espacio que tenga disponible. La tierra donde habitan las lombrices debe estar bien oxigenada, pues estos animales respiran a través de su piel, por eso es importante que la cubeta tenga agujeros que permitan el drenaje y la ventilación. Es indispensable tener un segundo contenedor bajo el lombricario, para recolectar el líquido sobrante. En la cocina, normalmente, estos lixiviados son fastidiosos y producen mal olor, pero con las lombrices adquiere categoría de “té de lombriz”, no tiene olor y es un fertilizante excelente para la huerta.

Preparar la cama con tierra y alimento

Ya teniendo el contenedor, se debe agregar una parte de tierra por dos partes de residuos orgánicos, como cáscaras y trozos de fruta y verdura, especialmente si son suaves y dulces. Se deben evitar las cebollas y las cáscaras de cítricos, especialmente naranja, mientras que las cáscaras de huevo se deben triturar. La tierra siempre debe estar húmeda, y para ello los desechos se cubren con un papel absorbente o cartón.

Agregar las lombrices

Una vez está listo el recipiente, se agregan con mucho cuidado las lombrices trabajadoras, que se encargarán de digerir la materia orgánica y convertirla en tierra abonada y fértil. No se deben dispersar, pues cuanto más juntas estén, más rápido se reproducirán y podrán descomponer mayor cantidad de materia orgánica. Estas lombrices son hermafroditas, lo que significa que pueden ser o machos o hembras, dependiendo de lo que sea necesario. Bajo condiciones ideales, entre 14 °C y 27 °C de temperatura, estas lombrices viven cuatro años y medio y pueden producir unas 1.300 crías al año.

Cosechar el humus

Una vez las lombrices hicieron su trabajo, el humus está listo para ser cosechado. Hay varias maneras de hacerlo, pero el objetivo es separar a las lombrices de la tierra abonada. Por ejemplo, puede dejar de dar comida por siete días y luego poner comida en una esquina. Después de unas horas la mayoría de las lombrices estarán aglutinadas comiendo, por lo que es fácil remover la tierra del resto del contenedor. Como a las lombrices no les gusta la luz, que puede ser fatal para ellas, al poner el contenedor al sol o bajo una lámpara, se esconderán lo más profundo posible, lo cual facilitará la recolección del humus en la parte superficial del recipiente. También es posible vaciar todo el contenido e ir recolectando las lombrices una a una.

Ya cuando se tiene el humus, se mezcla con tierra para sembrar las plantas; materia prima para el huerto orgánico de su casa. Hay muchos beneficios nutricionales, medicinales, económicos, medioambientales y personales al tener nuestro huerto casero. He aquí algunas sugerencias para comenzar a hacerlo.

El huerto casero

El sitio ideal del huerto debe contar con al menos seis horas diarias de sol. Para evitar que las raíces se mueran debido a las altas temperaturas es recomendable usar macetas de barro, con drenaje y profundidad suficientes, de siete a quince centímetros, para que las raíces crezcan y absorban los nutrientes de la tierra abonada. Se recomienda empezar el huerto con plántulas compradas, pues obtendrá resultados mucho más rápido que con semillas. La clave para el éxito del huerto es un buen cuidado, suficiente agua y, por supuesto, el humus orgánico de las lombrices.

Es común que el huerto reciba pequeños insectos como visitantes, algunos beneficiosos y otros no. Los pulgones, insectos de la familia de los hemípteros, son una mala señal, porque son parásitos que pueden acabar las plantas rápidamente. En cambio, las mariquitas y las abejas son los mejores aliados del huerto. Las primeras, porque se alimentan de pulgones, lo que las hace excelentes insecticidas naturales (también se pueden preparar insecticidas caseros: un té de ajo y ají picante alejará estos intrusos indeseables). Por otra parte, las abejas son las encargadas de polinizar las flores, para que de ellas salgan frutos.

En poco tiempo, el huerto lo abastecerá de los tomates para la ensalada, la menta y la yerbabuena para las bebidas, el calabacín y la berenjena para hornear, la espinaca para la sopa, los frijolitos para el arroz, y el romero, tomillo y albahaca para agregar sabor a todas las comidas. Después de comer, los desperdicios volverán a las lombrices, las cuales eventualmente alimentarán el huerto y cerrarán el ciclo de una producción de alimentos orgánicos y caseros, libres de químicos y ricos en nutrientes.

Debemos saber también que según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), los huertos urbanos pueden ser hasta quince veces más productivos que las fincas rurales. Un espacio de apenas un metro cuadrado puede proporcionar veinte kilogramos de comida al año. Así que ponte el sombrero de agricultor y comienza a hacer un cambio, porque no solo estarás alimentándote bien, sino que ayudarás a crear cinturones verdes dentro de la ciudad y ayudarás a fortalecer la resiliencia de tu ciudad frente al cambio climático.

 


Ejemplos de proyectos exitosos

En 2007, un grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad McGill convirtieron un espacio de cemento del campus en un área productiva, al que llamaron The Edible Campus, que produce 5,9 kilogramos de comida por metro cuadrado. En 2008, el proyecto ganoÃÅ el premio National Urban Design Award.

Desde 1998, en Haití se han desarrollado tecnologías sencillas y técnicas de cultivo en contenedores —incluyendo viejos tachos de cocina, neumáticos, canastos y demás— para ayudar a las familias de la periferia de la ciudad, con un total de 19 distritos participantes.

Montreal ha incorporado la agricultura urbana como forma de uso permanente del suelo en parques municipales. La ciudad tiene el mayor programa de huertas comunitarias de CanadáÃÅ.

La agricultura urbana es una prioridad en Cuba. Solo en la capital hay 90.000 personas dedicadas a cultivar huertos caseros. En 2013, esta actividad produjo 6.700 toneladas de alimentos para 300.000 personas.

En 2009 se inició un proyecto piloto de agricultura urbana en Tegucigalpa, capital de Honduras, una de las ciudades con las tasas más elevadas de pobreza urbana. Esto ha permitido mejorar la nutrición y ahorrar en gastos alimentarios a las familias, gracias a las abundantes cosechas de rábano, cilantro, lechuga y pepino.

Desde sus comienzos, en 2014, el restaurante íntimo, de Ciudad de Panamá, decidió dedicar parte de su terreno a sembrar una huerta, que suministra parte de los ingredientes del menú.

aa