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ReportajeExpoartesanías: La hora de los artesanos

Expoartesanías: La hora de los artesanos

Por: Iván Beltrán Castillo
Fotos: Lisa Palomino 

 

Llegan de todas partes como una caravana hecha para sorprender, un ejército de artistas del prodigio cotidiano. Son los artesanos, emisarios de un arte humilde pero tan necesario como la vida misma. Vienen de las costas de Colombia, del verde casi erótico de los llanos y la Orinoquía, de la barroca e intrigante vegetación del Amazonas, de la Boyacá profunda y ceñuda que parece dormitar en un fragmento del medioevo, de los vitales Santanderes, del Cauca cobrizo como la estampa de un antiguo guerrero. Pero también llegan de geografías aún más distantes, donde los nombres de las cosas, las costumbres, los dioses y los años tienen otros rostros: del Ecuador septentrional, de la Lima castiza y culterana, de la Cuba ardida por el más amarillo, de la cosmopolita Buenos Aires o del mágico Brasil. Y también, corolario festivo de una cita largamente esperada, arriban los representantes del prodigio artesanal de China, Japón, la tradicional Europa y la siempre inesperada África.

Para los compradores, apasionados, cultos, coleccionistas, afiebrados, legos y simples curiosos, se trata de una cita inaplazable y magnética. Todos sospechan que en los pequeños adminículos, en los objetos serviciales y en los vestuarios pictóricos de los artesanos se cumple aquella sentencia del poeta mexicano Octavio Paz, quien dijo en una ocasión que “la artesanía se gasta con los hombres, les enseña a morir y de esa forma les enseña a vivir”.

Tradición y novedad

Del 6 al 10 de diciembre, Expoartesanías Colombia volverá a ser una suerte de aproximación y puente comunicante entre los creadores y el mundo de los negocios. Se busca que, sin menoscabar sus cualidades intrínsecas y su donaire original, la artesanía se integre a las nuevas posibilidades globales y capture nuevos y atractivos mercados. 

Aida Furmanski, directora del evento, y quien lleva más de 25 años trabajando con los artesanos de toda Colombia, tiene en su agenda, como principal tarea, abrir espacios inéditos de encuentro entre productores y compradores del mundo. Para lograrlo, nos cuenta que en esta ocasión se aspira a que el número de visitantes del certamen suba de 70.000 a 100.000 personas, mediante la implementación de paquetes turísticos de dos semanas, de la invitación a grandes hombres de negocios, entre ellos los dueños de importantes tiendas de cadena, la invitación de un grupo de expertos y especialistas en el universo de la artesanía, así como una numerosa cantidad de periodistas.

“Haremos también ruedas de negocios en las que nuestra bella tradición encuentre unos resultados financieros más ambiciosos y risueños que los fomentados por la transacción convencional. El llamado objeto artesanal tiene el valor agregado de aquello que se hace a mano, que está nutrido por una inventiva y una imaginación intransferible y que, por lo tanto, es único y no se puede repetir o someter al ultraje de la copia. Semejante prodigio fascina a los extranjeros, muchas veces hastiados del producto en serie, del consumismo fácil”, dice Aida Furmanski, quien agrega que, gracias a estos acercamientos, ahora el artesano de Colombia y de Latinoamérica posee un nuevo ritmo y un nuevo latido.

Y hay más innovaciones en esta versión de Expoartesanías: una colorida oferta gastronómica, que pondrá en escena las culinarias tradicionales de distintas regiones de Colombia y otras naciones andinas; la muestra de artesanía contemporánea; el pabellón infantil, donde los niños serán cuidados mientras sus padres recorren el recinto, y los carritos tipo supermercado, que se brindarán a los compradores para animarlos y aligerar su carga; las cátedras que se dictarán en algunos pabellones de la feria sobre la manera adecuada y propicia de exhibir artesanía y, en fin, la presentación más cinematográfica y ambiciosa de un arte profundamente humano.

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