La nueva tarea de Naciones Unidas
Texto y fotos: Carlos Eduardo Gómez
Reunidos bajo el cobijo de las Naciones Unidas, en el año 2000 los líderes del mundo refrendaron el compromiso de luchar contra la pobreza y sus múltiples dimensiones, y trazaron un plan de ocho objetivos que incluían reducir a la mitad las tasas de extrema pobreza, impartir enseñanza primaria universal y detener la propagación del sida en un período de quince años. “La puesta en marcha de estos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) permitió concentrar los esfuerzos de los gobiernos, la comunidad internacional, la sociedad civil y el sector privado para generar el movimiento contra la pobreza más exitoso de la historia del planeta y crear la esperanza de un mundo mejor”, comentó al respecto en su momento Ban Ki-moon, quien ejercía de secretario general de las Naciones Unidas al realizar la evaluación final del programa.
Y, en efecto, el informe de evaluación de los ODM, presentado en 2015 por Wu Hongbo, secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, sostiene que el número de personas que viven en la pobreza extrema ha disminuido en más de la mitad, pues pasó de 1.900 millones a 836 millones en 2015 y se ha logrado la paridad de género en la escuela primaria en la mayoría de los países. Por otro lado, las mujeres han conquistado representación política parlamentaria en más de 156 países y han duplicado su presencia en los cuerpos colegiados en los últimos veinte años. La tasa de mortalidad infantil de los menores de cinco años pasó de 90 a 43 muertes por cada mil nacidos vivos. De igual manera, la tasa de mortalidad materna se redujo en un 45% y el contagio de sida descendió en un 40% a partir del año 2000.
El informe de Naciones Unidas también destaca que de 2000 a 2015 se evitaron más de 6.200.000 muertes por malaria y el tratamiento de la tuberculosis salvó 38 millones de vidas. Además, 2.100 millones de personas han obtenido acceso a servicios mejorados de saneamiento y la proporción de personas sin baño o letrina descendió en casi la mitad desde 1990. La cifra por concepto de asistencia oficial para el desarrollo procedente de los países industrializados aumentó un 66% entre 2000 y 2014, hasta alcanzar los 135.200 millones de dólares.
Pese a estos notorios avances, los informes de evaluación de los ODM también dan cuenta de las tareas pendientes. Solo la mitad de las mujeres embarazadas en regiones en desarrollo reciben la atención prenatal mínima recomendada de cuatro visitas y un 35% de los partos carecen de asistencia médica. En las regiones en desarrollo, la tasa de mortalidad materna es catorce veces mayor y cada día mueren unos 16.000 niños menores de cinco años, la mayoría por causas prevenibles. Más de ochocientos millones de personas aún viven en la pobreza extrema y pasan hambre. Más de 160 millones de niños menores de cinco años tienen una altura inadecuada para su edad, debido a una alimentación insuficiente. Actualmente, 57 millones de niños en edad de asistir‚Ä®a la escuela primaria no lo hacen. Casi la mitad de los trabajadores del mundo todavía laboran en condiciones vulnerables y rara vez obtienen los beneficios de un trabajo digno. Por si fuera poco, las emisiones mundiales de dióxido de carbono han crecido más de un 50% desde 1990 y la sequía ahora afecta al 40% de la población mundial y se prevé que aumente.
Conflictos: la mayor amenaza para el desarrollo humano
António Guterres, secretario general de la ONU, ha enfatizado en la importancia de centrar los esfuerzos internacionales en la prevención de guerras y conflictos, afirmando que esa debe ser la prioridad de las Naciones Unidas, pues “millones de personas en crisis miran a este Consejo para que preserve la estabilidad global y los proteja de los daños. Sin embargo, dedicamos mucho más tiempo y recursos a responder a las crisis que a prevenirlas”.
Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a finales de 2014, los conflictos habían obligado a casi sesenta millones de personas a abandonar su hogar, siendo la cifra de desplazamiento más alta registrada desde la Segunda Guerra Mundial.‚Ä®Cada día, unas 42.000 personas se ven forzadas a desplazarse y precisan protección debido a los enfrentamientos armados. Lo más grave es que la mitad de esa cifra son niños. En los países afectados por conflictos, la proporción de niños que no asisten a la escuela aumentó del 30%, en 1999, al 36% en 2012.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Una vez terminado el plazo para los Objetivos del Milenio, y teniendo en cuenta las tareas pendientes y los aprendizajes adquiridos, Naciones Unidas creó una comisión con amplio proceso de participación global, en la que intervinieron organizaciones de la sociedad civil, representantes del sector privado, académicos, científicos y líderes mundiales para proponer y construir nuevos objetivos. “Estamos resueltos a poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo de aquí a 2030, a combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos; a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas; a proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales”, manifestaron en la resolución de septiembre de 2015.
De esta manera consensuada se trabajó por más de dos años una nueva y ambiciosa agenda. Fue así como se consensuaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con 169 metas que, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, abrirán nuevos y ambiciosos caminos para cerrar la brecha en materia de igualdad, crecimiento económico, trabajo decente, justicia y paz para todos los habitantes de la Tierra.
Las expectativas son grandes. Es la primera vez que las Naciones Unidas han considerado fundamental la colaboración y el compromiso entre los entes públicos y privados, reconociendo a las empresas como parte fundamental en el alcance de los ODS. Vanesa Rodríguez, de la Red Pacto Global de Naciones Unidas, señala que cada país y empresa ha de analizar los objetivos y bajarlos al terreno, como lo vienen haciendo más de 13.500 empresas en 170 países, que se han sumado a esta iniciativa de sostenibilidad corporativa de la ciudadanía para lograr las metas de 2030.
Países como Colombia, Ecuador, Panamá y Bolivia han incorporado parte de estos objetivos en sus planes de desarrollo y trabajan en el diseño de estadísticas para su análisis. Para el Fondo de Población de Naciones Unidas, la capacidad estadística es la base para monitorear el progreso de la nueva agenda para el desarrollo. El 14 de febrero de 2017, Bangladesh, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana, India, Malawi, Nigeria, Tanzania y Uganda se comprometieron a reducir a la mitad las muertes prevenibles de las embarazadas y los recién nacidos en sus establecimientos de salud en los próximos cinco años.
Pero no todo es alentador, pues en algunas regiones la recuperación económica no es suficiente para alcanzar los ODS, afirmó Diana Alarcón, economista principal del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, durante la presentación del informe “Situación y perspectiva mundial 2017”. Según la experta, el ingreso medio en varios países de áfrica y América del Sur sufrió una reducción preocupante el año pasado y se les proyecta un discreto crecimiento en 2017 y 2018. “Acabar la pobreza bajo las actuales circunstancias económicas requerirá que los países aborden los problemas de desigualdad de manera más rigurosa”, concluyó. Los ODS están comenzando; quedan trece años para comprobar si el compromiso de los Estados, las empresas y los líderes de la sociedad civil son reales o no.