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SuraméricaBoliviaDe esta vida y de la otra

De esta vida y de la otra

Fotos: EFE, Shutterstock

 

El gran desfile

Desde hace unos años, en la capital mexicana se efectúa el Gran Desfile del Día de Muertos, en el que se reúnen manifestaciones culturales de todo el país. La Calavera Garbancera, personaje creado por el grabador y caricaturista mexicano José Guadalupe Posada, en 1873, es la protagonista. Fue el muralista Diego Rivera quien rebautizó al personaje como la Catrina.

©EFE/Mario Guzmán

 


Altar para el difunto 

El Día de Muertos en México es considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y los altares para los difuntos son la costumbre más representativa de la festividad. En ellos se pone agua, velas, pan de muerto, comida, flores y licor, porque, según sus creencias, cada 2 de noviembre los familiares fallecidos regresan al mundo de los vivos. La celebración tiene sus raíces en la adoración a Mictecacihuatl, deidad mexica de la muerte. 

 


Las ñatitas 

De origen tiahuanacota, la Festividad de las Ñatitas de Bolivia se celebra cada 8 de noviembre para agradecer a los difuntos los favores y cuidados recibidos. Miles de personas se reúnen ese día en el Cementerio General de La Paz cargando sus cráneos, a los que se les ofrece vino, comida, cigarrillos, flores y coca.  

©EFE/Martín Alipaz

 


Barrilete de colores

El Festival de Sumpango o de Barriletes Gigantes, que tiene raíces mayas, es patrimonio cultural de Guatemala y se ha convertido en un atractivo turístico en Santiago Sacatepéquez. Inspirados en los güipiles o blusas de las mujeres, son confeccionados con la idea de ahuyentar a los malos espíritus de los cementerios, que en el Día de Muertos intentan robarles la paz a los difuntos.

 


Noche de disfraces 

El Halloween tiene su origen en las antiguas ceremonias que los celtas realizaban para celebrar el fin del verano y las cosechas; se pensaba que por esas fechas los espíritus volvían a caminar por la tierra, los celtas dejaban sus casas a oscuras y se vestían con atuendos fúnebres para no llamar la atención.

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