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Feria de Mataderos

Buenos Aires en tres tiempos

Tres ferias en Buenos Aires pueden contribuir a develar el alma de esta ciudad. La de Recoleta, en plena Plaza de Francia, por la creatividad de sus artesanos; la de San Telmo, en Plaza Dorrego, por su afición al tango y las antigüedades, y la de Mataderos, por sus fascinantes
tradiciones rurales y folclóricas.

Por: Margarita de los Ríos

Fotos: Demian Colman

 

San Telmo 

La Feria de San Telmo es la más célebre de todas las que se realizan en Buenos Aires y esto quizá se deba a que su fama ha trascendido fronteras hasta convertirse en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Esta es la feria del tango y las antigüedades. Se lleva a cabo en Plaza Dorrego, en pleno casco viejo de San Telmo, donde las calles están adoquinadas y los viejos portones de madera lucen orgullosos sus más de cien años en pie.

La feria inició en 1970 por iniciativa del arquitecto José María Peña, director del Museo Arquitectónico de Buenos Aires. Y aunque no esperaban que su impacto fuera tan grande, la feria terminó devolviéndole la vida a un barrio que se había ido apagando poco a poco.

Artesanías en Feria de San Telmo
Artesanías en Feria de San Telmo

Desde las diez de la mañana, los cerca de trescientos puestos de artesanos y coleccionistas inscritos van acomodando sus joyas a la vista del público: antigüedades, muebles de época, piezas curiosas, obras de arte, libros raros, bisutería, ropa vintage, juguetes, platería…

En la tarde el ambiente comienza a llenarse de música: un bandoneón eleva sus notas y una pareja de tango comienza la función. Todo está servido. La mayoría de edificios que bordean la plaza, originarios del siglo XIX y principios del XX, se han convertido en cafés, restaurantes y pubs; así que cuando la feria termina, la fiesta continúa.

Y es que no solo es la feria. Quizás esta fue el motor de arranque, hace ya más de cincuenta años, pero hoy las calles aledañas a Plaza Dorrego están llenas de anticuarios, ateliers de artistas, orfebres, fileteadores, zapateros artesanales… Todo el barrio es una sola obra de arte.

Ojalá le toque un mes de noviembre en Buenos Aires. No solo porque el calor del verano aún no acosa, sino, sobre todo, porque la feria de San Telmo llega a su apoteosis con motivo de su aniversario. Todos los asiduos, vendedores, e incluso algunos compradores, van disfrazados con trajes de época, zombies, caballeros, gitanos, lo que sea, dejando a la luz todo el ingenio del porteño.

La feria de San Telmo
comenzó en 1970 por iniciativa del arquitecto José María Peña, director del Museo Arquitectónico de Buenos Aires

¿CUÁNDO?

Sábados, domingos y feriados de 11 a.m. a 8 p.m.

Recoleta

Recoleta es un barrio tradicional de Buenos Aires donde resaltan joyas arquitectónicas como el Cementerio de la Recoleta y culturales como el Museo de Bellas Artes y el Centro Cultural Recoleta, e incluso uno de los más célebres cafés notables: La Biela. También en Recoleta está la Plaza de las Naciones Unidas, un conjunto enorme de zonas verdes, con parques y veredas, donde se destaca la simbólica escultura Floralis Genérica.

Sin embargo, pese a la cantidad e importancia de los atractivos del barrio, el fin de semana la atención gira en torno a un eje: la Plaza de Francia, pues es el escenario de la célebre Feria de Artesanos. Este evento destaca por la increíble calidad de los trabajos hechos a mano: cuero, madera, plata, alfarería, vidrio… Allí, sin duda, la joyería de autor, las confecciones con telas pintadas a mano y los tejidos en telar o agujas brindan la oportunidad de conseguir un atuendo único y literalmente fuera de serie. Nada de lo que se vende en Recoleta es posible encontrarlo en otro lugar. Todo es auténtico y realizado por manos maestras. Para fortuna de los visitantes, los artesanos son simpáticos y están dispuestos a compartir los secretos de su técnica.

En la tarde el ambiente se anima con conjuntos de música típica, mimos, estatuas vivientes y malabaristas, mientras las familias extienden sus manteles sobre el prado y se preparan para un picnic. Para los que no llevan sus alimentos, allí se venden tradicionales empanadas y, en particular, increíbles panes rellenos (verdaderamente exquisitos). Para visitar la Feria de Plaza de Francia es necesario hacer una reserva de dinero y aperarse de una maleta vacía: se lo advertimos, de cada stand querrá llevarse algo.

A la feria de Recoleta se va a buscar ropa y joyería de diseñadores emergentes, admirar piezas artesanales y, de paso, a comer los tradicionales panes rellenos.

En Recoleta, el ambiente se anima con conjuntos de música típica, mimos, estatuas vivientes y
malabaristas.

¿CUÁNDO?

Sábados, domingos y feriados de 11 a.m. a 8 p.m.

Mataderos

Esta es la feria del agro, los gauchos y el folclor campesino. En Mataderos son tan importantes las artesanías que se venden como la música, la comida y el folclor.

En cuanto a las artesanías, la mayoría están relacionadas con las costumbres de la pampa: maderas talladas, cuchillos, tablas para cortar la carne o el queso, dibujos labrados en cuero, ponchos y platería. También hay comestibles: mesas increíbles llenas de quesos, encurtidos, embutidos, chorizos, mermeladas caseras, helado artesanal, dulce de leche y, por supuesto, vino.

En cuanto a la música, la programación es apretada, nutrida y muy variada. Por Mataderos han desfilado los más importantes trovadores argentinos, y por ello el elenco siempre se publica con anticipación. Aquí lo que se escucha es zamba y lo que se baila es chacarera. Hay coros, solistas, agrupaciones de baile folclórico e instrumentos tradicionales. La muestra musical inicia a las once de la mañana y no para hasta el anochecer. Es el alma y la esencia de la feria.

La programación folclórica en Mataderos es muy nutrida. Por allí han desfilado los más importantes trovadores argentinos.

Cuando la música comienza a sonar hay agitación en toda la feria. Los hombres se alinean a un lado y las mujeres al otro, sonríen, aplauden, zapatean y dan vueltas. Las mujeres llevan amplias faldas que agitan con el viento. Los hombres zapatean con sus botas y usan sombrero o boina. Entre ellos, se entremezclan los curiosos y visitantes que, sin importar el atuendo, tratan de llevar el paso.

La gastronomía típica no falta. El ambiente huele a carne asada y chorizo, pero también hay empanadas, humitas y locro.

La Feria consta de tres áreas básicas: artesanías tradicionales, festival artístico y exhibición de destrezas gauchescas. Por ello se ofrecen talleres de tejido, baile y pintura. Hay charlas, exposiciones y proyección de videos.

¿CUÁNDO?

Domingos de abril a diciembre de 11 a.m. a 8 p.m.

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